Translate

viernes, 2 de agosto de 2013

Capitulo 25












Después de haber perdonado a Álvaro por el semejante pollo que montó, me dijo de ir a cenar. Era viernes y yo me iba el sábado por la mañana, temprano y él también.


-Chicos, nosotros nos vamos. -Dijo Álvaro mientras se despedía de los demás- Te cojo las llaves del coche Dani.
-¡Vale! -Dijo Dani desde la cocina-
-Adiós -Nos dijeron los demás-


Subimos al coche y Álvaro empezó a conducir. No quería irme, no quería que se fuera.


-¿A donde vamos?
-Ya lo veras amor. -Sonrió y bufé-


Pasó como media hora hasta que aparcamos, en el parking solo había coches, no se veía nada más. Me tapó los ojos con un pañuelo y tuve que ir guiada por él.


-Hola. ¿Que desean? -Preguntó el recepcionista-
-Hola, venimos a comer.
-¿Tienen mesa reservada?
-Si, Álvaro Gango
-¡Oh! Pasen por aquí.


Supongo que el recepcionista nos guió hasta la mesa. Una vez allí, Álvaro me destapó los ojos, pero me dijo que mantuviera los ojos cerrados y así hice. “Abrelos” Me susurró. Abrí los ojos lentamente y me topé con una rosa delante mío. Sonreí. Al coger la rosa, vi la preciosa vista del restaurante. Se veía todo Madrid, se veía Madrid bañada de luces.


-Impresionante. -Le miré- Esto es impresionante Álvaro
-Sabía que te iba a gustar -Sonrió-


Nos sentamos y, en mi plato había una caja chiquitita, miré a Álvaro y este no paraba de sonreír. ¿Es que nunca dejaría de sorprenderme? Abrí la caja y vi dos anillos plateados, uno más grande que el otro. Le miré. Contemplé los anillos y estos tenían un grabado por dentro. “Por un sin fin” y nuestras iniciales. Le miré otra vez y le sonreí.


-Esto es para que veas, que aunque estemos los dos separados, siempre te llevaré conmigo. -Se levantó y cogió la caja- Quiero que, al ver tus manos y al ver este anillo, te acuerdes de mi cada día. -Me lo puso- Se que va a ser difícil estar uno sin el otro, vete tu a saber cuanto tiempo. Pero prometo –Me miró y suspiró- prometo que la distancia no será un obstáculo en nuestra relación. -Sonrió-


No dije nada. Me quedé mirándolo con una sonrisa de bobalicona. ¿No podía ser más perfecto? Me levanté y le besé. ¿Que aré yo sin ti amor mío? ¿Podré superar la ausencia? ¿Podremos superarlo? ¡Claro que si! Nosotros podemos con esto. O eso creía.
El camarero vino y nosotros escogimos menú, Álvaro, para acompañar a la comida pidió una botella de vino tinto.


-¿Ya habéis empezado a mirar los pisos? -Negué- Y eso?
-Pues verás, mi padre me ha dicho que nosotros tenemos un piso en el centro de Madrid y que es bastante grande, así que mañana cuando vaya, supongo que me dará las llaves del piso. -Se me quedó mirando- ¿Que me miras tanto?
-Pues, que no voy a ser capaz de aguantar. -Suspiró- Si no puedo estar separado de ti dos horas... ¿Como lo voy a estar meses?
-Haremos que eso sea posible. -Le miré- Tranquilizate. Si no consigo trabajo, puedo ir a verte los días que quieras.
-Intentaré escaparme, para venir a verte.
-Eso lo haría aún más excitante -Álvaro se rió- ¿No crees? -Le guiñé el ojo-
-Demasiado. Oye, que te parece si hacemos una foto, aprovechando estas vistas?


Me coloqué encima de Álvaro, y nos echamos unas cuantas fotos. Entrelacé la mano donde se encontraba mi anillo con la que se encontraba el suyo y las levanté, Álvaro me miró extrañado pero me hizo caso. Disparó y la verdad que la foto había salido bastante bien. Y como no, al Twitter fue directa. “Pasando las ultimas horas con mi niña. Nos vemos pronto!”. El camarero nos trajo la comida, empezamos a hablar, sobre cuanto duraría la gira, los conciertos que tenía, las firmas... ¡No iba a tener ni siquiera un segundo para estar solo! Luego, me preguntó por mi, y se disculpó por no poder ir a la cena. “No pasa nada, puedo zafarme yo sola” le dije mientras sonreía. No sabía que iba a pasar exactamente en Jaén, no sabía lo que tenían preparado para mi. Comimos entre risas y entre algún que otro beso. Álvaro pago. ¡Que cabezota! Odiaba demasiado que me pagaran las cosas, podía conmigo. Cuándo volvimos al coche, Álvaro me pidió que volviera a taparme los ojos. ¿Otra sorpresa? Pensé. Hice caso y me tapé los ojos. Estuvimos bastante tiempo en el coche.


-¿Donde me llevas? ¿Porqué tanto misterio?
-Ya veras amor. Tu solo relajate y confía en mi.


Yo asentí. Noté como Álvaro sonrió. A la hora de viaje, Álvaro paró el coche, estaba impaciente por bajar. Me abrió la puerta y me ayudó a salir. Me agarré a él ya que no veía ni un comino. Álvaro pasó su brazo por mi cintura y me pegó a él. Empezamos a andar, todo era piedras, hasta que me advirtió de que íbamos a subir un par de escalones. El suelo se volvió plano, y un poco resbaladizo. Había mucho ruido y escuche como Álvaro pronunciaba su nombre y le decían un número. ¿Donde estábamos? Entramos en un ascensor.


-Te voy a sacar la venda, pero tienes que seguir con los ojos cerrados. ¿Vale?
-Si. ¿Donde estamos?
-Ahora mismo lo vas a descubrir -Sonrió-


El ascensor se paró, y Álvaro comenzó la marcha, volví a agarrarme a él y empezó a caminar por un largo pasillo. De pronto se paró y se escucho un pitido, como el de una típica tarjeta habitación de un hotel.

-Vale, cuándo yo te diga. Abre los ojos ¿Vale?
-Vale.


Álvaro encendió la luz. Mmmm que olor más rico venía. “Abre los ojos” Me dijo, y le hice caso. Miré a mi alrededor, era una bonita habitación. Álvaro me cogió de la mano y de llevó hasta donde se suponía que estaba el salón. Allí, había un circulo lleno de rosas, rosas de todos los colores. Todas esas rosas hacían un olor tan magnifico... Miré a Álvaro con impresión. ¡Era realmente romántico!


-¿Cuando has echo esto?
-Hoy. -Sonrió- ¿Te gusta?
-Me encanta -Le sonreí- Es lo más romántico que me han echo en toda mi vida. -Le abracé- Muchas gracias -Le besé-
-No hace falta que me las des amor. Por ti hago esto y mucho más. -Sonrió-
-Todas... ¿Todas estas rosas son para mi? -Me quedé con la boca abierta y Álvaro asintió.-
-Toda y cada una de ellas -Le miré-
-Pero... hay muchas!


Olí la rosa que Álvaro me dio en el restaurante. Álvaro puso sus manos en mi cintura y me acercó a él.

-Todas estas rosas son para ti, simbolizan todos los momentos que hemos pasado juntos, los buenos como los malos. Prefiero quedarme con los buenos. -Me dijo en la oreja- aunque también he contado los malos por el simple hecho de que estabas tu en ellos. Estas rosas también simbolizan las veces que pienso en ti, lo importante que te has vuelto para mi y sobre todo, lo muchísimo que te quiero.


Cada palabra que decía, me emocionaba más y más. Los ojos se me empañaron y sonreí como una boba. ¿Como podía ser tan bueno y tan romántico conmigo? Sin duda es la sorpresa más romántica que me han echo en toda mi vida ya que. Andrés solo tenía un detalle conmigo los días puntuales.


-Quiero que sepas, amor, que no dejo de pensar en ti, que daría mi vida por ti si hiciera falta, y que eres lo mejor que me ha pasado en esta vida. Quiero que sepas, que, aunque me enfade por cualquier tontería, te riña o te trate mal... quiero que sepas que lo hago por que te quiero. Se que a veces puedo cagarla, se que puedo perderte por culpa de mi comportamiento y de mi orgullo, pero con esto, quiero que sepas, que aunque miles de kilómetros nos separen cada día, no dejaré de pensar en ti, no dejaré que la distancia se cruce entre nosotros, no me daré por vencido.



Álvaro no tardó ni una fracción de segundo en enganchar sus labios con los míos una vez tras otra. Le miré y me mordí el labio inferior. Volvió a ajuntar nuestros labios y apretó la punta de su lengua contra mi labio inferior, pidiéndome la entrada. Beso tras beso, me llevó hasta la cama. Sentí sus manos presionar contra mi pecho mientras me empujaba con suavidad hacia abajo, por lo que quedé tumbada en la cama mientras él estaba encima de mi, sus labios nunca se desprendían de los míos. Agarré su cintura antes de dar una vuelta rápidamente, por lo que ahora me tocaba a mi estar encima de él. Me hice una coleta, a la mierda los rizos y a la mierda el planchado. Empecé a besar hacia abajo de sus labios pasando por su cuello, empecé a hacerle lo mismo que me hacía a mi, pero esta vez, usando mi lengua y los dientes, como resultado, se escuchaba el dulce sonido de sus gemidos que salían de su boca. No hace falta decir, que se veía tremendamente sexy y que, cuando acercaba su boca a mi oreja para gemir, me volvía loca. Volviendo a sus labios, comencé a besarle una vez más, lamiendo su labio inferior mientras que mis manos estaban ocupadas en tocar su dorso y desabrochar lentamente esa camisa que tanto me molestaba. Abrió la boca y deslicé mi lengua contra la suya, ya que ambos empezamos a luchar por ese dominio completo. Deslizó sus manos alrededor de mi espalda, trasladándolas mas abajo para agarrar mi culo e lentamente fue subiendo mi vestido. Álvaro se incorporo pero en ningún momento dejó de besarme, cosa que hizo que quedásemos a horcajadas. Empezó a hacer un camino de besos, comenzando por mi boca, siguiendo por mi comisura, por el cuello hasta llegar a la oreja. Allí empezó a lamer y a morder, mientras que yo me limitaba a gemirle en el oído. Podía notar que, en cada gemido que soltaba, su intensidad de morder y chupar era aún más fuerte. Volvió a deslizar sus manos por mi espalda, pero esta vez para sacar el vestido de mi cuerpo. Dirigí mis manos hacia la parte superior de su cabeza, tirando de su cabello, pude escuchar su gruñido. Gimiendo, me dio un apretón de culo que hizo que me sobresaltara. Volvió a coger él el comando, y quedé debajo suyo. Volvió a dirigir su boca hacia mi cuello, mientras lo chupaba. Estaba que ya no podía más, necesitaba tenerle dentro, hacerlo ya. 

Se alejó, cosa que hizo que me quedara mirándolo y él solo se limitó a sonreír, bajó su cabeza hacia abajo, mientras acariciaba mi cuello y colocaba varios besos, entonces, me hizo gemir aún más fuerte que antes. Apreté mis piernas contra él, mordió mi cuello y automáticamente mi espalda se arqueó cosa que hizo que Álvaro aprovechase para sacarme el sujetador. Volví a coger yo la iniciativa y me coloqué encima suyo. Mientras dirigía mi boca hacia su cuello, mis manos se dirigían al botón de su pantalón, intentando desabrocharlo, mi boca chupaba y mordía su cuello mientras que la respiración de Álvaro era más profunda. Logre sacarle los pantalones, junto con su bóxer e inmediatamente Álvaro se puso encima mío y me sacó las bragas mientras repartía besos por todo mi cuerpo. Las lanzó lejos de nosotros y me miró. Mi cara expresaba todo. Álvaro rasgó el paquete plateado y a continuación se puso el condón. No podía dejar de mirarle con cara divertida, ya que el pobre, estaba desesperado. Volvió a tirarse encima mío con cuidado. Los movimientos empezaron a iniciarse, apretó sus labios contra los míos, empujándose más contra mí, otro gemido procedió entre nosotros. Álvaro aumentaba cada vez más la intensidad. Sus labios estaban colocados en mi cuello de nuevo. Un suspiro mezclado con gemido salió de mi boca, nada más pensar que ya tendría un chupetón ahí. Álvaro de repente paró y le miré, necesitaba coger aire, así que aproveche para que diésemos la vuelta y quedara yo encima de él, para poder acabar el trabajo. Empecé a moverme cada vez más rápido contra él, me sentía venirme, casi llegando al punto y final.


-No pares... -Gimió Álvaro-
-No... No lo voy a hacer


Con unos cuantos golpes más, me liberé en cuestión de segundos a medida que gemíamos al unisono y me dejé caer a su lado de la cama. Álvaro pasó una mano por mi cuello y me arrimó hasta él, puse mi cabeza en su pecho que, no dejaba de subir y bajar descontroladamente.


-¿Sabes que? -Preguntó Álvaro al lado de mi oreja, con un tono realmente sexy.
-¿Que? -Le miré-
-Acabas de dejarme echo trizas -Rió-
-Pues entonces descansa -Dije mientras mi dedo se paseaba por su pecho- Mañana va a ser un día largo y muy duro. -Le besé-
-Te amo mi princesa. -Sonrió- No sabes cuanto.

-Te amo también, mi príncipe -Sonreí y me tapé con la sabana- 

No hay comentarios:

Publicar un comentario