Pagamos
entre todos y nos fuimos para casa otra vez. Allí nos sentamos en el
jardín y empezaron a cantar. El día había pasado volando, igual
que la semana. Era sábado y había quedado con Ana para ir a buscar
los vestidos. Fuimos a una tienda especializada para ello, y
estuvimos mirando vestidos de color turquesa. Empezamos a mirar,
habían un montón que estaban chulisimos. Nos quedamos con dos, con
uno que llevaba una pieza de encaje por detrás y otro de palabra de
honor con un set de bisutería en el pecho. Nos probamos los dos. Y
salimos del probador, primero con el de encaje.
-Chicos,
decir. -Dijo Ana mirando a Gonzalo y a Andrés-
-Madre
mía. -Dijo Andrés y se quedó con la boca abierta-
-Estáis
preciosas.
-¿Si?
-Dije- Pues con el otro os morís. -Dije entrando en el probador-
Nos
cambiamos y nos pusimos el de piedras, era precioso. Se me caía la
baba con él. Una vez puesto, volvimos a salir.
-Sin
duda este. -Dijeron los dos al coro-
-¿Si?
-Preguntamos a la vez-
-Si,
estáis preciosas con ellos, se os van a quedar mirando a vosotras y
no a la novia. -Rió Andrés-
-Quizás
es un poco exagerado para la boda. ¿No? -Le dije a Ana-
-No
se, pero a mi me encanta este -Dijo Ana dándose una vuelta-
-Pues
decidido -Sonreí-
Fuimos
a pagar el vestido y nos lo llevamos. Lo dejamos con cuidado en el
maletero y fuimos hacia casa. Cuando llegamos los chico estaban allí.
Dejamos los vestidos colgados en la puerta del armario y nos juntamos
con ellos.
-¿Que
os parece si salimos todos esta noche? -Preguntó Carlos-
-Siii!
-Contestó emocionada Andrea-
-Yo
no tengo ganas -Dije tirándome en el sofá- Estoy reventada
-Hombre,
después del sábado pasado... -Dijo Dani y todos rieron-
-Eh,
olvidarlo ya anda... -Me puse colorada-
-¿Que
tal si vamos a un karaoke? -Preguntó Ana-
-Buena
idea hermanastra. Choca esos cinco -Sonreí y chocamos-
-Vaya,
veo que os lleváis muy bien -Dijo Álvaro-
-La
verdad es que si. -Sonrió Ana- Me sorprende.
-¿Porque?
-La miré extraña-
-Pues,
porque después de todo... -Agachó la mirada-
-Eeeh!
-Me levanté y todos me miraron- Chica, pasado pisado. -Sonreí de
oreja a oreja- Mejor ser amiga de tu futura hermana que de otras.
-Si, iba por la pelirroja-
-Oh,
me vas a hacer llorar -Dijo Ana-
-Me
alegro que os llevéis tan bien después de todo -Dijo Andrés-
-Hay
mi gordi -Me senté encima de él- Quien iba a decir que me llevaría
bien contigo eh -Le di un beso a la mejilla-
-Bueno,
pues entonces todo aclarado. Nosotros nos vamos a casa a prepararnos
y nos encontramos allí. ¿Vale? -Dijo Blas-
-Perfecto
amor -Dijo Eunice besándolo-
-Chao
chicos -Dijo Dani saliendo por la puerta-
-Venga,
adiós -Dijo Marta-
-Princesita
no te me descontroles hoy eh. -Dijo David riendo-
-Si
me descontrolo ya te tengo a ti, para que me controles -Reí-
-¿Para
volverme a besar? No, gracias.
-¿Tan
mal beso? -Le pregunté horrorizada-
-No,
pero ya sabes... -Dije señalando a Álvaro con la cabeza-
-Okis
-Dije riendo-
Subí
al lavabo y y me duché, me sequé el pelo y me puse el pijama. Al
bajar, empecé a hacer la cena con la ayuda de Andrea y Ana mientras
que los demás se cambiaban o ayudaban a poner la mesa. Cenamos entre
risas y les explicamos a las chicas como era nuestro vestido, ellas
pusieron cara de enamoradas y no pude evitar enseñárselo. Se les
caía la baba con ese vestido. Igual que a mi. Recogimos la mesa y
subí al baño para placharme el pelo, aunque no me hacía falta. Me
cambié y me puse esto
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) Cuando
bajé Andrés y Gonzalo me miraron.
-Madre
mía, si fuera tu novio en estos momentos te ataría en la cama -Dijo
Andrés y me reí-
-¡Oh,
venga ya! Será que no me lo he puesto veces y no me has echo nada.
-Pues
será porque ahora estás más buena que antes. -Dijo Andrés con una
cara pícara-
-Anda
ya.
-La
verdad que si fuera tu novio, yo te daba -Dijo Gonzalo y me reí-
-Parar
ya, que me voy a sonrojar.
-Anda,
ven aquí tonta. -Dijo Gonzalo dándose palmas en sus piernas y me
senté en ellas- Estas preciosa.
-Gracias.
-Puse mi cara en su cuello-
-Estas
echa una vergonzosa, eso no cambia -Rió Andrés-
-¡Cállate!
-Le golpeé el hombro-
Las
chicas bajaron y madre mía, se pusieron divinas. Marta iba casi
igual que yo, pero con pantalones rosas y una camiseta blanca. Andrea
iba con un vestido negro y Eunice con una falda y un corsé divino y
Ana iba con una falda y una blusa negra transparente y todas con
tacones. Nos levantamos y nos fuimos hacia el karaoke. Llegamos los
primeros, así que cogimos una mesa para.. ¿Trece personas? Si, creo
que si. Nos sentamos y nos pedimos algo de beber. Me senté al lado
de Gonzalo. Los chicos no tardaron en venir. David se sentó a mi
lado. Álvaro y Rocío delante mío, a su lado estaban Marta y Hugo y
al otro lado Andrea y Carlos. Y así se colocaron. Estuvimos hablando
y empezamos a discutir quien salía, nadie quería, así que Marta y
yo nos ofrecimos. Fuimos caminando hasta el escenario y allí
escogimos una canción. Pablo Alborán – Quien. Subimos al
escenario, nos sentamos en el taburete y empezamos al cantar. Estaba
nerviosa, teníamos las miradas encima nuestro y en especial la de
Álvaro, que estaba con los ojos abiertos.
-Me
conformo con no verte nunca. Me conformo si ya no haces parte de mi
vida. Te ha bastado una noche con otra. Para echarme la arena en los
ojos… -Miré a Álvaro mientras cantaba, los ojos se me llenaron de
lágrimas-
Cuando
acabamos de cantar, nos bajamos y me fui directa al baño. Suspiré y
me sequé las lágrimas con cuidado para que no se me corriese el
rimel. Cuando fui a salir, me encontré con Álvaro en la puerta.
-¿Puedo
entrar? -Me miró tristemente-
-No,
no puedes. Es el baño de chicas. -Le dije con frialdad- ¿Mira que
cosa no? Tu vas, yo voy, tu vienes y yo me voy. -Dije cerrándole la
puerta en las narices y cerré la puerta con pestillo-
-Espero
que me escuches. -Mi espalda se tensó-
-No
quiero escuchar nada. Lárgate.
-Yo
se que te hice daño, pero no se porqué lo hice, te juro... no se
porqué -Suspiró y apoyé la cabeza en la puerta- Me quiero morir.
-Hizo una pausa- Pero hay algo que si es cierto... -Volvió a hacer
otra pausa- Más allá de todo eso, más allá de Rocío... de
todo... Yo te amo. -Dejé que mi cuerpo se deslizara hasta caer en el
suelo, y escuché que Álvaro hizo lo mismo- Yo.. yo te amo mucho...
-Hizo una pausa- Y tal vez te enfurezcas al escuchar decirme esto...
Fui muy jodido, te hice sufrir... Te prometí que no lo haría y sin
embargo lo hice... -Sollozó- Yo te juro... yo te amo Míriam. Te
amo. Te amo. -Empezó a repetir y empezó a llorar.- Joder. ¿Porque
me lo pones tan complicado? No tendríamos que terminar así...
-Susurró-
-¿Porque
lo complicas tu? -Susurré- Eres tu que está con Rocío, eres tu
quien le coge la mano, quien la besa, quien la abraza delante mío.
¿No ves que así solo logras que te odie? -Sollocé- Con eso solo
consigues que.. que haga todo lo que estoy haciendo. Yo.. Yo no soy
así Álvaro... Yo nunca me he liado con cualquiera, nunca me he
emborrachado como lo hice la semana pasada, yo nunca me he comportado
como una zorra. ¿No ves que lo único que causas en mi cada vez que
besas a Rocío es que quiera devolvértela? ¿Es que no lo ves? -Me
sequé las lágrimas-
-Lo
se. Y me siento una mierda por eso Míriam. ¡Joder! ¿Te crees que
me hace gracia cuando Rocío me besa delante tuyo? ¿Crees que me
hace gracia cuando estas con Gonzalo? ¿Crees que no me gustaría
enviar todo a la mierda solo para volver a estar contigo? ¿A caso lo
dudas? -Tosió- Nosotros deberíamos estar juntos -Sollozó-
Enamorados -Se le quebró la voz- Casarnos, tener hijos, jurarnos
amor para siempre... ser felices. -Me tapé la boca para que no
escuchara que estaba llorando- Te juro... Te juro que algún día
volveremos, te juro que todo volverá a ser como antes, te juro que
todo será mejor...
-Deja
de jurar. -Sollocé- Deja de jurar... -Susurré- No sirve de nada
jurarme todo el mundo si después no cumples con tu palabra. ¿De que
sirve? Por favor.. Déjame. Haz tu vida con Rocío, ella.. ella te
quiere. No se merece que le hagas esto. -¿Que coño estás diciendo
Míriam?-
-¿A
caso ya no me quieres?
-Joder
Álvaro. Yo te quiero. Te amo.. pero después de todo esto... no
se... no se si podré perdonarte...
Me
sequé las lágrimas, me levanté y me miré al espejo. Tenía una
cara más o menos presentable. Respiré hondo y abrí la puerta.
Álvaro se levantó, me miró y se acercó.
-Para.
-Dije poniendo las manos en su pecho- Yo ya te dije que no puedo ni
quiero compartirte. Te dije que me dejaras en paz. ¿Porque sigues
empeñándote a que te perdone?
-Porque
te quiero Míriam. Te quiero.
-Tu
estás con Rocío. -Susurré-
-Ya
se que no debería dejar a Rocío porqué la mataría -Me miró- Pero
es que no puedo estar sin ti Míriam. Tu me completas, eres mi otra
mitad. Se que tu no puedes estar sin mi como yo no puedo estar sin
ti. -Me mordí el labio inferior. Me intenté ir pero no me dejó- Te
amo. Te amo. -Dijo mirándome a los ojos- Y aunque yo esté con
Rocío... Yo necesito estar contigo.
-¿Me
estás pidiendo que sea un segundo plato? -Le miré incrédula y él
asintió-
-No
de esa manera, pero si.
-A
bueeeno. -Me separé de él.- ¿Pero tu estás completamente loco?!
-Grité- A ti te falta un tornillo en la cabeza. Yo no voy a ser el
segundo plato de nadie. ¿Me entiendes? No te voy a decir que escojas
entre las dos porque no me quiero sentir culpable. Pero si dices
tanto de que quieres estar conmigo, ya sabes lo que tienes que hacer.
Si no... me olvidas. -Le miré con odio-
-No
me mires así. -Suspiró- Yo te quiero.
-¡Deja
de decirlo de una vez! -Grité- ¡Me estás cansando! -Volví a
gritar- Me engañaste...
-Míriam..
-Se acercó y cerró la puerta-
-¿Qué?
¿Porque cierras la puerta? Vayámonos anda...
-No.
No.
-¡Joder
Álvaro! -Dije apartándome pero él me agarró- ¡Suéltame! -Grité
y me moví- ¡Suéltame! -Quedamos demasiado cerca-
-No
te voy a soltar. No pienso soltarte.
-¡Hazlo!
-Los centímetros que separaban nuestros cuerpos se fueron y nuestras
frentes se acercaron- ¿Que pasa? ¿Me quieres besar?
-No.
No te quiero besar. ¿Y tu?¿Me quieres besar? -Le miré-
-Si.
Si te quiero besar. ¿Y que?
Al
decir eso, Álvaro me besó. Mmm, sus labios. ¿Porque siempre
acabábamos igual? Colocó su mano en mi culo, me empotró contra el
lava manos, y allí me subí en el. Enrosqué mis piernas en su
cintura, mientras que él dirigía sus manos hacia mis pechos. Los
besos eran intensos, algunos hasta con rabia. Metí mis manos debajo
de su camiseta y la puerta se abrió.
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