Sonó
el despertador de ambos móviles. Álvaro hizo el esfuerzo de coger
el móvil y miró la hora. Noté como se sobresaltó y salió
corriendo a coger su ropa. Yo seguía dormida y me daba mucha pereza
levantarme.
-Mierda.
Mierda. Mierda -Maldijo Álvaro- Amor, despierta. -Me zarandeo-
Venga! -Gritó-
-Tranquilizate
-Susurré- Tengo mucho sueño, estoy muy cansada. Cinco minutos más.
-Joder
Míriam, son las diez y cuarto y en una hora tienes que estar en el
aeropuerto.
Cuando
escuché eso, salí corriendo de la cama, me puse mi ropa. Maldecí
en todo. ¿Porque no podíamos olvidarnos de todo y seguir tumbados
en la cama? Cuándo los dos estuvimos listos, cogimos nuestras cosas
y nos largamos. Álvaro llevaba todas las rosas en la mano. ¿Cuándo
las había cogido? Bah, da igual. Nos subimos en el coche y fuimos
hacia casa. Una vez allí, corrí a la ducha, me sequé el pelo y me
cambié. Me puse un vestido veraniego blanco con flores y unos
tacones marrones. Cogí mi bolso y allí coloqué mi MP3, mi móvil,
el cargador, los auriculares, el pasaporte, los billetes,
maquillaje... Suspiré. Cogí mi maleta y empecé a bajar por las
escaleras. Allí estaban los chicos.
-Bueno,
creo que... me tengo que ir ya -Dije mirándolos- Espero que os vaya
bien la gira -Sonreí-
-Esperamos
que vaya bien con tu padre -Dijo Blas y todos reímos-
-Eso
también lo espero yo. -Dije jugueteando con mis dedos-
-Amor,
no estés nerviosa -Dijo Álvaro abrazandome- Todo saldrá bien
-Eso
espero Álvaro. No conoceré a Cloe -Rodé los ojos- hasta la noche.
Y al novio de Ana tampoco -Suspiré- Creo que le diré que me
encuentro indispuesta y que no podré bajar. -Reí nerviosa-
-No
digas tonterías amor. -Me abrazó- Tu puedes con todo y con mucho
más -Me susurró en la oreja-
-Si
bueno... -Suspiré-
-Vamos,
que te acompaño a la estación -Dijo Álvaro cogiendo mi maleta-
-Eh..
no.. ¿Cuando os vais vosotros?
Los
chicos alzaron los hombros. Suspiré. Álvaro le pidió permiso a
Dani para coger su coche, y le dio las llaves. Metió mi maleta en el
coche y me senté abrochándome el cinturón, después de despedirme
de todos. Carlos estaba abrazado a Andrea y Blas le había cogido la
mano a Eunice. Esos cuatro hacían una pareja maravillosa. Álvaro
arrancó y encendió el aparato de música. Yo me puse mis gafas de
sol. No quería irme.
Al
llegar al aeropuerto, cogí mi maleta. Todavía quedaban veinte
minutos, así que fuimos a la cafetería a tomar algo. Estuvimos los
dos callados todo el rato. Incomodo. Lo se. ¿Pero que podía hacer?.
Pedí un bocata, tenía demasiada hambre y no había comido nada
desde anoche. Los minutos pasaban lentamente, me torturaban. De
repente, una voz llamó a los pasajeros, suspiré y miré a Álvaro,
que este se había puesto rígido. Nos levantamos y me acompañó a
facturar la maleta.
-Me
tengo que ir ya. -Aspete-
-Lo
se. -Me miró con lástima- Te echaré de menos. -Asentí-
-Yo
también amor. -Le besé y me abrazó-
-Te
amo, no lo olvides.
-Nunca.
-Sonreí y volví a besarle- Eres lo mejor que me ha podido suceder
en esta vida, Álvaro. Te amo.
Le
besé y me encaminé hacia el avión. Un par de lágrimas cayeron por
mis ojos, no pude evitarlo. Suerte que llevaba las gafas de sol
puestas. Suspiré. No era un adiós para siempre y lo estábamos
tomando como tal. Me subí al avión y busqué mi asiento. ¡Bien! Al
lado de la ventana. Puse mi MP3 en marcha y a medida que el avión se
iba alejando, más nerviosa me ponía. No quería irme, no sin él.
Me quedé dormida. Me desperté cuando mi MP3 se apagó, me revolví
en mi asiento. Quedaba poco para llegar, y justo se me había acabado
la batería. Bien. Soy demasiado lista. Suspiré. Contemple la señora
que tenía al lado, era muy delgada, rubia y con ojos marrones,
vestía exactamente igual que una puta. ¿Lo será? ¡Pero eso a ti
que más te da!. Volví a suspirar.
Cuando
el avión aterrizó, me levanté enseguida. Bajé y fui a por mi
maleta. Tenía miedo a que la perdieran, pero no, no la había
perdido. Me fui al baño, entré y me miré en el espejo. Tenía los
ojos achinados y el pelo revuelto. ¡Mierda! Me recogí el pelo y me
di cuenta de que... Álvaro la noche anterior me había dejado unos
cuantos regalos en mi cuello. ¡Mierda Álvaro! Saqué mi bolsa de
maquillaje, y empecé a echarle pote para que el color disminuyera,
pero no hubo suerte. Suspiré. Guarde mis cosas y me solté el pelo.
No pasa nada, solo espera a que ni tu padre ni tu familia te lo vean.
Salí a fuera y cogí un taxi, inmediatamente le dije la calle donde
me tenía que llevar. Eran las dos de la tarde y tenía muchísima
hambre. La barriga me rujía. Cuando llegué, pagué al taxista y me
dirigí a la puerta de la entrada. Piqué.
-¿Quien
demonios sera a estas horas? -Preguntó una voz que te era conocida y
abrió la puerta-
-¡Hola
abu! -Sonreíste y le abrazaste-
-Nieta
de mi corazón. ¿Como has llegado hasta aquí?
-He
cogido un taxi -Vi que mi abuelo frunció las cejas-
-¿Como?
¿Tu padre no te dijo que llamaras?
-Si,
pero no quería molestaros -Reí- ¿Me vas a tener aquí toda la
tarde? ¡Tengo hambre!
Cuando
me dejo pasar, dejé la maleta en mi supuesta habitación y me
encaminé hacia la cocina y como no, allí se encontraba mi abuela,
haciendo pasteles. ¡Como siempre!
-Abu
-Corrí a abrazarla-
-Miriam
-Dijo con sorpresa- ¿Hace cuanto has llegado? ¿Porque no ha ido tu
abuelo a buscarte?
-Acabo
de llegar ahora abu -Sonreí- He venido en taxi, no quería molestar.
-Mi
amor, tu no eres ninguna molestia -Sonrió- Anda, ven aquí. ¿Tienes
hambre? Si hubieras llamado te hubiéramos esperado para comer cielo.
-Si,
tengo mucha hambre -Mi abuela rió- y tranquila, puedo comer sola
-Reí-
-Pues
ahora mismo te hago algo para comer.
Asentí
como una niña pequeña. La verdad es que adoraba a mis abuelos.
Ellos lo eran todo para mí. Me quedé mirando a mi abuela, cuando
caí en la cuenta de que no había llamado a Marta ni a Álvaro para
decirles que ya había llegado. Marqué un numero.
-¿Hola?
-Preguntó y se escuchaban risas de fondo-
-¿Amor?
-Pregunté un poco desconcertada-
-Amor,
¿Como estas? ¿Ya has llegado?
-Si,
acabo de llegar.
-Miriam.
¿Con quien hablas? -Preguntó mi abuela y Álvaro se echo a reír-
-Con
mi novio abu, espera un segundo -Le dije y presté atención a
Álvaro- ¿De que te ries?
-¿Estas
ya con tus abuelos?
-Si,
acabo de llegar.
-Oh,
nosotros todavía no hemos llegado, no sabes las ganas que tengo de
estirar las piernas.. pfff
-Comprendo
-Dije un poco distante-
-¿Te
pasa algo?
-No
-Dije rápidamente- No me pasa nada, solo que estoy cansada. ¿Con
quien estas?
-Con
los chicos -Dijo rápidamente y pude escuchar como se mandaban callar
unos a otros-
-A
-Contesté secamente- Envíales un besito de mi parte y diles que les
quiero mucho ¿Vale?
-De
acuerdo.
-Bien,
me tengo que ir que estoy hambrienta.
-¿Y
para mi no hay nada?
-Mmmm
-Hice la que pensaba- No. -Bromeé-
-¿Porqué?
-Me imaginé que Álvaro abrió los ojos como platos y eso me causo
un poco de gracia-
-Pues
porque... No.
-Bien.
-Se había enfadado- Pues, hablamos mas tarde.
-Vale.
-¿Quieres
dejar de hablar con monosílabos? ¡Me estas poniendo nervioso!
-¿Se
puede saber que coño te pasa?
-Nada.
-Ok.
-Bien.
-Perfecto
-Chao
-Dijo enfadado y suspiré-
-Te
amo. -La linea se quedó en silencio- ¿Álvaro?
-Que.
-Dijo enfadado-
-Te
amo -Repetí y volvió a quedarse mudo.- No se ni para que he
llamado. Adiós.
Pude
notar como Álvaro iba a decir algo, pero le colgué. ¿Que coño
acababa de pasar? ¿Porqué se había enfadado tanto? Suspiré y me
di cuenta de que mi abuela me estaba mirando. La miré y le sonreí
con tristeza. Fui a la cocina, me había preparado hasta la mesa.
-Las
papas todavía tienen que freírse. No te importa esperar un poco
¿Verdad?
-No
abu. Esta bien. -Dije con tristeza-
-Querida,
no dejes que esto te afecte. -Me acarició la mano y la miré-
-No
puedo. Solo hace horas que me he separado de él, y ya se ha enfadado
por una triste y absurda broma. ¿Y si la distancia nos separa?
-Si
eso llega a pasar, querida, quiere decir que el destino tiene
preparado una cosa mejor para ti.
-¿Y
si no quiero otra cosa? ¿Y si solo le quiero a él? -Suspiré-
-Querida,
escuchame cuando te hablo. El diablo sabe mas por viejo que por
diablo -Sonrió y me apretó la mano- Si la distancia os separa, eso
quiere decir que... -La corté-
-El
destino tiene algo mejor para mi. Si. Lo sé. Pero es que yo estoy
bien con él. Solo le quiero a él.
Mi
abuela se levantó para mirar las patatas. Cuando ya estaban echas,
les echó un poco de sal y las echó encima de mi plato y se sentó a
mi lado.
-Querida,
no quiero que sufras. Ya tuviste bastante. No te preocupes más.
¿Vale? Ahora estás aquí, disfruta de tu estancia. Seguro que te
llevarás bien con Ana -Sonrió-
-Creeme
abu, no me gusta esta chica. -Suspiré-
-Ya
lo se. Me lo contó tu padre. -Suspiró- A mi hay algo en ella que no
me acaba de cerrar. Pero dale una oportunidad. Deja que se explique.
Al fin y al cabo, va a ser tu hermanastra.
Empecé
a toser como si fuera una niña diabólica. ¿Que? ¿Mi hermanastra?
Eso significa que... ¡No! De ninguna manera..
-¿Que?
-Pregunté- ¿Me estás diciendo que papá se va a casar con la loca
esa? -Le pregunté indignada-
-Si.
¿No te dijo nada?
-No
abu, no.
-Supongo
que esperara para contártelo esta noche -Se levantó y se limpió
las manos en su delantal-
Acabé
de comer y subí a mi habitación. ¿Qué? ¿Papá se iba a casar y
no me ha dicho nada? ¿Como puede ser eso posible? ¿Y si Cloe no me
caía bien? ¿Y si me hacían la vida imposible? Me descalcé y me
tumbé en mi cama. Cogí el móvil de mi bolso y empecé a
chafardear. Me quedé dormida.
Otro, otro, otro asdfghjklnv me requetehipemegaencantaaaaaaaaa! Adoro tu forma de escribir, gracias por compartir. Muuuuuuuuuuuuak
ResponderEliminarMe alegra que te guste la novela! jajajajaja Muchisimas gracias por leerla!! :D
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