-Míriam,
tengo que hablar contigo. -Dijo mientras dejaba la taza de café
encima de la mesa-
-Que
pasa? -Me senté con cuidado, ya que llevaba a la niña en brazos-
-Yo...
-Suspiró- Quiero dejar todo esto Míriam. Ya no puedo más.
-C-como
que lo quieres dejar?
-Quiero
pedir el divorcio Míriam.
En
esos momentos, el mundo se vino a bajo. Separarse? Pedirme el
divorcio? Porque?
-Porque?
-Susurré-
-No
puedo más con esto...
-Es
que acaso... a caso he echo algo? -Volví a susurrar-
-No,
es solo que... no puedo con esto.
-Es
por ella, cierto? -Le miré- Por la chica que siempre ves.
*
Me
encontraba estirada en la cama, llorando a moco tendido entre los
brazos de Marta. Hacía más de dos horas que había hablado con
Álvaro, tratado de convencerle, tratar de se quedase, pero no lo
conseguí.
-No
puedes hacerme esto...
-Si
puedo, claro que puedo. -Dijo bastante serio- No aguanto más, no
puedo más.
-Es
por esa chica, verdad?
-Ya
te he dicho que no.
-Entonces?
Porque te vas? -Dije mirándolo- No lo comprendo, no he echo nada,
no me he portado mal para que me abandones de esta manera Álvaro. No
lo entiendo.
-Simplemente
no puedo más. Estoy cansado de todo esto.
-Donde
queda eso de que estarás conmigo en la salud y en la enfermedad? -Me
crucé de brazos-
-Míriam...
-Desvió la mirada hacia sus zapatos-
-Ni
Míriam, ni ostias. -Subí el tono de voz- simplemente no te
comprendo, un día dices que harás todo por mi, para que recupere la
memoria, otro dices que decida si quiero divorciarme por querer estar
con otro... -Me callé- Es por Àlex, cierto? Es por él. -Hubo
silencio- Maldita sea... ni siquiera ha pasado nada con él! -Grité
y me sequé las lágrimas-
-Te
veo más feliz a su lado que en el mío.
-Eso
es mentira! Crees que si realmente no te quisiera, me hubiera casado
contigo?
-En
esa época Àlex no estaba con nosotros.
-Eres
un maldito capullo. No conozco mi vida pasada, no recuerdo nada, pero
estoy totalmente segura de que si Àlex hubiera estado junto
nosotros, igualmente hubiera estado contigo.
-No
lo... no lo comprendo. -Hipé- Porque se ha ido? Porque?
-Tranquilizate
Míriam, por favor.
-N-No
puedo. Se ha ido Marta, se ha ido y me ha dejado sola, sola ante esta
mierda de amnesia... que voy a hacer Marta? Que voy a hacer?
-Lloriqueé-
-No
estás sola, me tienes a mi -Me apretó más contra su pecho- Tienes
a las chicas y a los chicos. -Reí irónicamente-
-Ni
siquiera me hablo con ellos Marta. Estoy sola.
-Ey,
mirame -Levantó mi cabeza y me obligó a mirarla- No, estas, sola.
-Dijo palabra por palabra lentamente- Estoy contigo, y si hace falta
que Abel y yo nos mudemos aquí para que no te sientas sola, lo voy a
hacer. No te voy a dejar sola, me escuchas? Puede que el imbécil de
Álvaro se haya ido con otra por pura cobardía, pero yo estoy aquí,
estoy aquí y no te dejaré sola, entendido? -Asentí- Ahora, quiero
que dejes de llorar, cuando lloras eres fea y se te hacen arrugas
entre las cejas. -Solté una pequeña carcajada- Es verdad.
-No
me trates como si fuera un bebé, por dios. -Sequé mis lágrimas-
-Sabes?
De pequeñas siempre dijimos que, cuando ambas fuesemos mamás, nada
ni nadie nos iba a hacer daño, solo por el simple echo de que
teníamos que ser fuertes por el bebé. Es hora de que lo pongamos en
práctica. No tenemos que amargarnos por el simple echo de que, quien
creíamos que era nuestro hombre ideal, se haya ido de nuestro lado.
Somos mejores que ellos y tenemos que hacernos valorar, así que,
deja los llantos princesa, que ya habrá algún principe que levante
esa preciosa corona. De acuerdo? -Asentí- Así me gusta.
La
abracé, la abracé como nunca había abrazado a nadie. En tan solo
dos días, se había ganado un sitio en mi corazón. Sentía que ella
era un pilar importante para mi, que no tenía que dejarlo caer por
nada del mundo.
-Se
que Álvaro te sigue queriendo a pesar de todo.
-No
lo creo.
-Oi
tant que si noie. -Dijo
en un catalán un poco raro- Igual, se me ha ocurrido algo para
hacerle rabiar.
-El
que?
-Sal
más seguido con Àlex.
-Marta...
-Que?
Él ya estuvo celoso de Àlex una vez, porque no dos? Así sabrá lo
que se ha perdido. No puedes pasarte la vida llorando en esta
habitación, vamos, ni se te ocurra porque no te dejaré. Así que
estás cogiendo el teléfono y llamandolo.
Suspiré.
Me levanté con pesadez de la cama y cogí mi móvil. En menos de un
segundo, estaba llamando a Àlex.
-Míriam?
Oh, dios. Llevo intentando llamarte todo el día. Porque no me has
cogido la llamada? Lo siento mucho, se que te lo tenía que haber
dicho pero... -Le corté-
-Àlex,
calmate, si? -Escuché un suspiro desde la otra línea-
-Que
viva con Joana no significa nada. No siento nada por ella.
-Te
creo. -Sonreí-
-Si?
-Si.
-Y
entonces... llamas para eso? -Miré a Marta y esta me obligó a poner
el altavoz-
-En
verdad, llamo para pedirte disculpas. -Arrugué las cejas-
-Porqué?
-Se
que te tenía que haber dejado que te expliques, y me fui de la
cafetería como alma lleva al diablo. He estado pensando y se que...
no debí irme así. -Suspiré-
-Te
entiendo... perdoname, de verdad, no quería molestarte ni
ocultartelo.
-Esta
bien... tranquilo -Suspiré- Esto... Porque no lo hablamos mejor en
persona? No me gusta esto de pedir disculpas a través de teléfono.
-Marta levantó el pulgar-
-Me
parece perfecto. Te parece si te voy a buscar a tu casa?
-Perfecto.
Tengo... Tengo cosas que contarte.
-Menuda
vida la tuya -Soltó una carcajada- Mañana nos vemos, preciosa.
-Está
bien, hasta mañana Àlex.
-Hasta
mañana preciosa.
Colgué
y Marta no dudó en saltar y dar gritos.
-Quieres
callarte? Los niños están durmiendo.
-Lo
siento -Tapó su boca y soltó una pequeña carcajada-
-Hay
que mirarte un conjunto sexy.
-Perdón?
Solo voy a hablar con él, no voy a encamarme con él.
-Lo
sé, pero tienes que conquistarle y tienes que poner celoso a Álvaro,
y que mejor manera de ponerle celoso que viéndote bien vestida?
-Rodé los ojos-
*
-Te
enviaré los papeles cuando el notario los tenga, así los firmas y
listo.
-Y
si no los quiero firmar? Álvaro, yo no quiero esto.
-Tu
no, pero yo sí, y de verdad que lo necesito. Así que los firmarás.
-Y
que pasará con la niña? Dijiste que no te irías de casa si
llegásemos a divorciarnos.
-Se
lo que dije, pero no puedo permanecer más aquí... simplemente no
puedo. -Suspiré- Te llamaré cuando venga a buscarla. Si necesitas
que me la quede algún día, llamame y vendré a buscarla..
-Está
bien. -Me resigné- Si eso es lo que de verdad quieres, adelante. Haz
lo que te venga en gana, eso sí, el día que recupere la memoria, no
vengas aquí, porque simplemente, estarás fuera de mi vida.
-Contesté lo más fría que pude-
-Míriam,
por favor...
-No...
Por favor nada... No te estoy pidiendo que me bajes la luna, ni que
me des mimos todos los días, ni te pido que me compres cosas caras,
solo te estoy pidiendo que te mantengas a mi lado, porque eres el
único que conozco y el único que me da fuerzas para seguir
adelante, pero, por lo que veo, a ti eso te importa una mierda.
Prefieres abandonarme por esa castaña a la que ves todos los días,
que estar con tu mujer que tiene amnesia. Muy considerado de tu
parte.
-No
te pongas así.
-Me
pongo como me da la gana. No tenías ganas de largarte? Pues ale, ya
sabes donde está la puerta. Puedes largarte, pienso firmar esos
papeles, así puedes hacer lo que te venga en gana. Pero te advierto
Álvaro, cuando vuelva a ser yo, no quiero tenerte cerca.
Me
costaba decirle esas cosas, me dolía en el alma decirle que no
volviera, que se fuera de mi vida para siempre, pero, eso es lo que
él quiere y yo, no puedo hacerle nada, no puedo detenerle, no puedo
obligarle que esté a mi lado si él no quiere. Yo no soy así. Me
duele verlo como se escurre entre mis dedos, ver como se va, pero no
puedo hacerle nada.
Lo
tengo muy claro, en el momento que él pise puerta para afuera con su
maleta, no va a volver. No quiero permanecer al lado de alguien, que
no supo ayudarme cuando más lo necesitaba. Eso, simplemente me
demuestra que no siente nada por mi, que se ha cansado o que
finalmente, ha encontrado alguien mucho mejor que yo, que puede darle
cosas que yo, soy incapaz de darle.
Tan
mala persona soy? No es mucho pedir. En fin, que haga lo que le salga
de los huevos, porque yo, también se jugar a eso. Si él se va, yo
también.
*
-No
sabes cuanto me dolió verle salir por la puerta -Suspiré-
-Es
un idiota que no sabe valorarte. No es la primera vez que lo hace y
la verdad, me está tocando demasiado los cojones. Hace tres años te
hizo lo mismo con el bebé, y no pienso permitir que lo vuelva a
hacer.
-Ya
lo ha echo. -Levanté los hombros- Estoy sola en eso Àlex, me siento
sola.
-No
digas esas bobadas. -Llevó una mano hacia mi mejilla y la acarició
con suavidad- Tienes a Marta, tienes a tus padres, a tus abuelos, me
tienes a mi. No estás sola en esto.
-Pero,
es que realmente me siento sola. No recuerdo nada y esto es una
completa mierda. La gente poco a poco se aleja de mi y duele, duele
mucho.
-Tienes
que pasar de todo Míriam, deja llevarte, no pienses en nada que
pueda hacerte daño. Si esos imbéciles pasan de ti, pues pasa de
ellos. Siempre estaré aquí para ti, no lo dudes.
-Gracias
Àlex. -Le abracé y él acariciaba mi pelo con cuidado-
-Que
te parece, si te presento a mis amigos? Se que no son chicos que te
gusten por lo que hacen, pero puedo asegurarte de que son buenas
personas.
-Porque
no? -Me levanté de la silla- Vamos, va, tengo ganas de ver con quien
te relacionas y esas cosas. -Levanté los hombros-
Estuvimos
como un cuarto de hora metidos en el coche. Àlex, supuestamente, me
llevaba a su casa, donde sus amigos estaban reunidos, junto con
Joana. En un momento, los nervios me invadieron. Y si no encajo? Y si
no me caen bien? Y si simplemente les soy un estorbo?
Sentí
una mano en mi muslo, la cual me sacó de mi trance. Miré a Àlex
que estaba atento mirando a la carretera y esbozó una corta sonrisa.
-No
te pongas nerviosa, no te van a comer.
-Y
si no les caigo bien?
-Preciosa,
son mis amigos, no mis padres -Rió-
-Lo
sé, pero...
-Pero
nada, tu tranquila.
Aparcó
el coche en una casa, bastante grande. Bajamos del coche y nos
acercamos lentamente a la puerta. Àlex introdujo la llave a la
puerta y la abrió.
-Por
fin estás aquí bro! -Dijo un chico castaño-
-Si,
bueno... ya sabéis porque he tardado -Levantó los hombros-
-Quien
es esa preciosidad? -Dijo un chico rubio-
-Ella
es Míriam.
-Hola
preciosidad -Dijeron los cuatro chicos que habían en la habitación-
-Hola
-Limité a levantar mi mano-
-Y
dinos, que haces aquí? -Volvió a hablar el rubio, llevándose un
cigarro a la boca-
-La
traje yo -Rodó los ojos- Donde está Joana?
-Ya
sabes donde deberá estar, tirándose a todo el que se mueva.
Observé
a Àlex, este hizo una mueca y negó con la cabeza un par de veces.
Podía notar que estaba decepcionado. Soltó un leve suspiro y se
sentó al lado del chico que aún no había dicho nada.
Ellos
se presentaron. El rubio se llamaba Marcos, el moreno Jorge y el
calladito Toni. Miré fijamente a Marcos, que, en esos momentos se
encontraba liándose algo que, estaba segura que no era tabaco. De un
momento a otro, vino un olor demasiado fuerte, a lo que pasé mi
mirada por todo el comedor, encontrándome con un Marcos fumándose
el cigarro. Àlex se acercó a él y se lo sacó, para llevarselo a
los labios. Tragué saliva. Esto no me gustaba para nada.
Àlex
se giró hacia mi y me sonrió. Me tendió la mano donde llevaba el
cigarro y yo, inmediatamente negué varias veces.
-No
quieres probarlo?
-No,
gracias. -Murmuré lo más seca que pude-
En
verdad, no es que me molestase que fumase, creo. Pero, lo que estaba
segura de que me molestaba era que lo hiciera delante mío. Es su
vida, puede hacer lo que quiera con ella, pero prefiero no ver como
se la destroza a pedazos delante mío.
Los
chicos empezaron a hablar y me empezaron a preguntar cosas. Pasamos
toda la tarde entre risas y más risas, sobre todo cuando Toni empezó
a decir que veía unicornios rosas con alas azules y el cuerno
dorado volando alrededor de mi cabeza y tirándome besos. Los
chicos no dejaban de burlarse de él y me sentía mal por reírme,
pero es que, era penoso.
Àlex
me acompañó hasta casa cuando ya se hizo oscuro.
-Gracias
por la tarde de hoy. Me lo he pasado muy bien -Sonreí-
-Te
he visto tensa al principio. -Alcé los hombros-
-No
me gusta ver como te destrozas la vida poco a poco delante mío.
-Contesté seca- Se que es tu vida y que tienes derecho a hacer lo
que te de la gana, pero, prefiero que evites fumar delante mío -Rodé
los ojos-
-Lo
sé, me lo dijiste una vez. ¿Recuerdas?
-Si
recordase algo, no estaría así. -Si, eso sonó demasiado borde.
Àlex agachó la cabeza y se rascó la nuca-
-Lo
siento....
-No,
perdoname a mi. -Le abracé- Es solo que, ese tema.... -Me quedé
callada. Que iba a decir? Que me mosqueaba por el simple echo de no
recordar nada de mi vida? Que llegaban recuerdos y que no llegaban
los que deseaba que llegasen? -
-Será
mejor que entres adentro, empieza a hacer frío y llevas toda la
tarde separada de Leire -Suspiró-
-Si,
será lo mejor. Gracias por esta tarde.
-Gracias
a ti por dejar que me explique. Eres muy importante para mi.
Dicho
eso, me dejó un beso en la comisura de los labios y se fue,
dejándome como una estatua parada allí en medio. Entré en casa, y
me quedé apoyada en la puerta, con una sonrisa de oreja a oreja.
Sabía que Àlex tenía algo especial y que me hacía sentir
especial, pero no sabía lo que era.
@smileerauryn.