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lunes, 12 de agosto de 2013

Capitulo 42






¡Madre mía! No me había fijado en los arañazos que tenía en la espalda... ¿Eso se lo hice yo? Me sonrojé nada más al verlos. Los chicos se percataron de los arañazos.


-Apale! -Dijo Blas- Que pashó Álvarito? Tuvite una pelea con una fiera? -Bromeó y Álvaro se quedó desconcertado-
-¿Que estás diciendo?
-¿No te duele la espalda? -Preguntó Carlos y todos rieron-
-Un poco si la verdad... ¿Que pasa?
-Tienes arañazos en la espalda -Dijo Marta-
-¡Uh! ¿A que fiera le diste candela a noche? -Bromeó Dani-


Las chicas me miraron y rieron. Estaba colorada, más colorada que un tomate por así decirlo. Escondí mi cabeza entre mis rodillas, para que nadie se percatara de mis colores, pero fue imposible.


-Creo que ya se quien fue -Dijo Dani mirándome-
-¡Eh! -Me quejé- Dejarme en paz.
-Vaya, vaya. Vaya fierita estas echa. -Bromeó Blas-
-Esto es embarazoso... -Susurré-
-Es broma princesita. -Dijo David- Solo nos estamos metiendo con vosotros.
-Da igual. Es embarazoso igual....


Álvaro se tiró a la piscina y vino nadando hasta mi. Volví a meter mis piernas en el agua y él se recolgó de ellas.


-No les hagas caso. -Dijo mientras besaba mi pierna-
-¿Te duele mucho? -Le miré un poco triste-
-Un poco, no sabía que me habías arañado -Rió-
-Yo... lo siento -Dije agachando la cabeza, casi apunto de llorar-
-Eh, eh, amor. -Le miré- No les hagas caso. Anda, ven aquí tonta.


Puse mis brazos en el cuello de Álvaro y poco a poco me fui metiendo a la piscina, la verdad es que el agua estaba calentita y me daba un poco de asco, parecía como si se hubieran meado... Me quedé abrazada a Álvaro, con mis piernas enroscadas en su cintura y mi cabeza en su cuello. “Lo siento mucho” le susurré al oído. Álvaro me apretó contra él y no pude evitar que se me soltara alguna que otra lágrima. Me sabía mal y me jodía que los chicos bromeasen con eso. Noté como Álvaro les miraba y después soltó un suspiro y empezó a negar con la cabeza.


-Tranquila. ¿Vale? -Asentí- ¡Ey! Mirame. -Dijo mientras levantaba el hombro donde estaba apoyada mi cabeza- Mirame. -Le miré- Lo de la espalda no tiene importancia ¿Vale? No tienes porque sentirte mal, ni nada. Son pequeñas heridas de guerra -Rió- Estos arañazos en mi espalda son señal de nuestros momentos más pasionales, son las únicas heridas que jamás quiero que se sanen-Me besó- Suda de los tarados estos. -Asentí-
-Jo, te quiero mucho. -Le abracé-
-Y yo también te quiero princesa.
-Por favor... No te vuelvas a separar de mi... nunca.
-Nunca lo haré, te lo juro -Le miré y negué-
-No me jures... -Hice puchero- No me jures, solo demuéstralo.
-Te lo voy a demostrar todos los días de mi vida, a todas horas y a todos los segundos si hace falta.
-Así me gusta -Reí-


Estuvimos casi toda la tarde abrazados en el agua, hablando y susurrándonos. Seguía sintiéndome mal por los arañazos que le hice en la espalda. Solo me salía abrazarlo, y esconder mi cara en su cuello como signo de vergüenza. Salimos de la piscina, estaba muerta de frío, me enrosqué en mi toalla y Álvaro me abrazaba por detrás. Los chicos hablaban animadamente, mientras que yo me quedé callada y sonriendo a veces. ¿Porque estaba así? ¿Tanto me había molestado el comentario de los chicos? No, creo que no es eso... Me siento rara, como completa, que nada me falta. ¿Es por eso porque estoy así? ¿Porque vuelvo a tener a Álvaro a mi lado? Me siento completa, si, pero también siento miedo. Miedo a que lo vuelva a hacer, miedo a que me abandone, a quedarme sola, sin él. Nada más pensar en eso, cogí las manos de Álvaro que estaban en mi cintura y las apreté aún más contra mi. Álvaro se percató y puso su barbilla en mi hombro.


-¿Que te pasa cielo? -Susurró y le miré-
-Nunca más te vas a separar de mi... ¿Verdad? -Susurré-
-Nunca. -Nuestras narices se frotaron como un beso de esquimal-
-¿Seguro? -Susurré- Porque si lo volvemos a dejar... me muero. -Le miré a sus preciosos ojos, que en esos momentos lo decían todo-
-No pienso dejarte, porque si tu te mueres, muero yo -Me susurró y me mordí el labio-
-Eres mi mundo. -Le dije y le besé- No me puedo imaginar volver a perderte... -Suspiré-
-No lo harás. ¿Vale? No lo harás. ¿Siempre y para siempre? -Asentí-
-Siempre y para siempre -Susurré y nos besamos-
-¡Apa! -Dijo Marta- Vuelve la pareja -Todos rieron, Álvaro apoyó su barbilla en mi hombro y les miré-
-Ya era hora eh... Odiamos que estuvierais separados -Dijo Carlos-
-Ya.. Sinceramente, Rocío era una pesada -Suspiró David-
-Pues a mi me cae bien -Dijo Blas-
-¡Eh! -Le llamó la atención Eunice-
-Tranquila amor mío. Solo tengo ojos para ti mi vida. -Le dijo y la besó-
-Más te vale chiquito, por que si no te corto lo de ahí abajo.
-¡Upa! -Dijo Dani- Cuidado con lo que haces Blas, que te quedas sin tu querido carnet de padre -Reímos todos ante su expresión-
-Ya nos contarás si es doloroso o no -Rió Carlos-
-Callate rubio feo -Dijo Blas- Te la deberían cortar a ti que la tienes chiquita.
-¿Y tu que sabes? -Dijo Carlos- A lo mejor la tengo más grande que tu ¡Eh!
-Oh, venga, tu eres quien la tiene más pequeña -Dijo Dani-
-¿Y tu? Tu eres bajito... -Escupió Carlos-
-Sabes lo que dicen de los bajitos? -Le guiñó el ojo-
-Venga ya, eso es mentira.
-Anda, que bajito ni que bajito, eso es lo de la nariz. -Dijo Blas mientras se tocaba... la nariz-
-Yo solo os digo que mi ex me llamaba anaconda -Soltó David y todos rieron-
-Eso es verdad. -Dijo Álvaro-
-Con David no se puede jugar... -Dijo Dani-
-Oh, venga. ¿Enserio tenéis que hablar de eso? Es como si ahora nos ponemos a hablar de nuestras tetas -Dijo Andrea-
-Por nosotros no os cortéis eh. -Dijo Carlos y Andrea le pegó-
-Eres un tonto rubiales.
-Pero me quieres -Dijo poniendo cara de cachorrito-
-Cierto -Le besó-


Pasamos la tarde entre risas y comentarios sobre cuan grande la tenían, Álvaro no decía nada, prefería callarse. Seguimos en la misma pose. Me sentía tan bien en sus brazos, tan... completa. Definitivamente Álvaro era el hombre de mi vida, y le amaba con locura. Una mano estaba entrelazada con la suya y la otra jugueteaba con sus dedos. Los chicos iban haciendo planes, pero yo estaba en otro mundo, estaba más atenta de jugar con sus dedos que de escucharlos. Todavía no me puedo creer que le tenga aquí, a mi lado. Nos levantamos y empezamos a cambiarnos. Le pedí a Álvaro que aguantase la toalla para que me pudiera poner las bragas y el sujetador.


-Mira hacia el otro lado -Le ordené-
-¿Porqué? -Preguntó mirando dentro de la toalla- Si ya he visto tu cuerpo.
-Da igual, no mires.
-¿Y que pasa si te miro?
-Mmm, pues que puede que te quedes sin coso -Dije mientras me subía las bragas y Álvaro se puso serio- Es broma amor. -Dije acercándome a él- Puedes mirar -Reí-
-Igualmente iba a mirar -Me sacó la lengua-
-Si bueno... -Reí- Eres muy malo conmigo, eh.
-No mientas. Yo soy muy bueno contigo, si disfrutas y todo -Guiñó un ojo-
-¡Ey! No hables de eso, que vergüenza -Escondí mi cara en su cuello-
-Venga, acabate de cambiar que los chicos ya se van.


Me acabé de cambiar y nos fuimos. Álvaro y yo fuimos en el coche de los chicos. Apoyé mi cabeza en su hombro y él me besó el pelo.


-Oye. -Susurró y le miré-
-¿Que pasa? -Susurré-
-¿Que te parece si nos escapamos? -Le mire sin entenderle-
-No te entiendo.
-Tu, yo y una ciudad bonita. ¿Que te parece?
-Pues me parece... -Hice una pausa y le miré- Me parece perfecto amor. -Sonreí y le besé-


Los chicos me dejaron en casa, me despedí de cada uno de ellos y yo seguía en mi mundo. Me fui a duchar mientras me acordaba de lo que Álvaro dijo. “tu, yo y una ciudad bonita. ¿Que te parece” Sinceramente me parecía una locura, una barbaridad que estaba dispuesta a hacer. Nada me apetecía más que estar con Álvaro perdida por ahí unos días. No cene ya que nada mas acabar de ducharme y peinarme me quedé dormida. Al día siguiente me levanté por culpa del móvil, empezó a sonar. Lo miré y era un mensaje de Álvaro... Joder, solo eran las 6:00 de la mañana. Suspiré y me froté los ojos. “Buenos días princesa, despierta! Hoy te espera un día muy largo de Uni. Después te paso a recoger y vamos a comer los dos juntos. ¿Que te parece? Te quiero”
Me mordí el labio inferior, era divino. Le contesté el mensaje. “Buenos días princeso, estoy despierta por tu culpa! Jajaja. El día va a ser largo si no te tengo a mi lado. Estoy encantada de que me pases a buscar. Yo te quiero muchísimo mas.” Me miré en el espejo, tenía los pelos como un león, así que intenté peinarme pero quedaban echos un asco, así que como era temprano, aproveché para ducharme y secarme el pelo, me cambié y bajé a bajo para hacer el desayuno, preparé la mesa y con tanto alboroto las chicas ya se habían despertado. Hoy íbamos bien de tiempo. Llegamos a la Uni y como siempre cada una se separó. El día se me hizo eterno.
Oh, última campana, ¡Por fin! Esperé a las chicas y salimos todas juntas. Había mucho alboroto en la puerta de la Uni, así que nos metimos entre la gente para verlo. Todas gritando como locas. Miré hacia arriba, había un cartel. “Te amo princesa”. Me morí de ternura y me mordí el labio. Miré hacia delante y allí estaba. Álvaro, plantado con una hermosa sonrisa debajo del cartel y con un ramo de rosas. Salí corriendo hacia él, le abracé y le besé.


-Jo, esto no me lo esperaba -Dije mirándolo.- ¿Son para mi?
-Si. -Dijo dándomelas-
-Jopé Álvaro, no tenías porqué.
-Por ti hago esto y mucho más -Sonrió-
-Te quiero -Le besé-

Notaba que había un montón de móviles haciéndonos fotos y un montón de paparazzis. ¡Que pesados! Miré a Álvaro y le sonreí.

-¿Vamos? -Dijo mientras me cogía la mano-
-¿A donde? -Le miré confusa-
-A comer tonta. -Rió y entramos en su coche-


No paraba de oler las rosas y de morderme el labio. Era tan divino... Álvaro nos llevó a un restaurante de pasta, dejé el ramo y mis cosas en el maletero. Y fuimos a comer. Álvaro pidió spaghetti a la bolognese y yo spaghetti a la carbonara. Estuvimos comiendo y me excusé un momento para ir al baño. Cuando llegué había un sobre al lado de mi plato.


-¿Que es esto? -Le pregunté mientras cogia el sobre-
-No lo se -Alzó los hombros-
-No sabes mentir Álvaro -Reí-
-Abrelo -Sonrió-


Le hice caso, abrí el sobre y habían dos billetes, salían el miércoles. Miré a Álvaro sonriendo.


-Mira el lugar. -Dijo-
-¿Roma? -Sonreí como una bobalicona- ¿Nos vamos a Roma?! -Medio grité de la emoción-
-Así es.


Me levanté de mi silla y le abracé. JO. ¿Porque es así? ¿Porque nunca deja de sorprenderme? 

2 comentarios:

  1. Aggggggg esta novela no puede ser mas perfecta!! Espero el próximo capii. Muaaaaaaakk

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    1. Me gusta que te guste jajajaja mil gracias por leerla. :D

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