Los
besos eran intensos, algunos hasta con rabia. Metí mis manos debajo
de su camiseta y la puerta se abrió. Nos separamos al instante y
pasé mis manos por mis labios. Álvaro me había mordido. Y como no,
mi suerte no podía ser peor. Rocío estaba plantada en la puerta
mirándonos incrédula.
-Rocío.
-Dijo Álvaro tensando la espalda- Yo... -Le cortó-
-No
digas nada. -Dijo Rocío- Ya me se el cuento. -Dijo marchándose-
-¡Espera!
-Álvaro salió detrás de ella-
Me
quedé mirando el percal. Suspiré. Bajé del lava manos y me miré
en el espejo. Me retoqué un poco y fui con los demás. Los chicos
habían subido a cantar.
-¿Se
puede saber donde te habías metido? -Dijo Eunice-
-Eh...
yo..
-Creo
que no hace falta decir nada. -Dijo Marta- ¿Porque Rocío se ha ido
así?
-No
lo se -Alcé los hombros-
-Hay
hermanita -Dijo Ana- Estas echa una guarrilla -Rió-
-¿Eh?
Si yo.. no he dicho nada -Dije mirándola sorprendida-
-No
hace falta decirlo. Álvaro tiene restos de carmín rojo en la boca y
Rocío lleva gloss -Dijo Ana y todas rieron- Y da la casualidad que
tu si llevas carmín rojo. ¿Que ha pasado?
-Pues...
-Suspiré- He estado hablando con Álvaro y.. -Se lo conté-
-¿Que?
¿Segundo plato? -Preguntó Andrea un poco sorprendida- No estarás
dispuesta a hacerlo. ¿Verdad?
-No
lo se chicas. -Me mordí el labio- Es que... -Suspiré-
-Le
quieres -Dijeron todas a la vez-
-Es
normal. -Dijo Eunice- Pero si después de esto Álvaro sigue con
Rocío... Yo de ti haría lo posible para arrancarlo de aquí -Se
tocó el pecho- Ya sabes... Un clavo saca a otro clavo.
-Lo
he intentado -Suspiré- Pero no sale. No se que hacer. Me quiero
morir.
-Hola
chicas! -Dijo Carlos sentándose en su silla-
-Hola
amor -Andrea le besó-
-Puah,
no comáis delante de los pobres -Les dije-
-Tu
muy pobre no es que seas eh -Dijo Marta y las chicas rieron-
-¡Eh!
Callate quieres? -Dije mirándola mal-
-Hablale
bien a mi chiquita anda -Dijo Hugo abrazándola-
-Chicas,
que tal si vamos a cantar? -Preguntó Eunice-
-Me
parece perfecto -Dijo Andrea-
-Vale
-Dijo Marta animada-
-Yo
no -Dijo Ana- Yo mejor os veo -Rió-
-Como
quieras.
Volvimos
a ir al escenario y Andrea escogió una canción. Bruno Mars –
Locked out of heaven. ¡Bien Andreita! Así me gusta. Nos subimos al
escenario y nos cogimos a los micros. Decidimos cantar todas a la vez
y los coros de fondo los hacían Eunice y Marta.
-Oh
ye ye. Oh ye ye ye -Empecé a cantar-
Empezamos
a cantar, nos animábamos poco a poco según la canción. Álvaro
entró y se sentó con los demás, su cara no era la cara más
agradable del mundo. Sus ojos se clavaron en mi y su cara se suavizo
un poco.
-Cause
your sex takes to me a paradise -Canté y le miré. Pude ver que
tenía una pequeña sonrisa en la cara-
A
medida que pasaba la canción, empezamos a saltar y a hacer un poco
el loco, golpeando el palo del micro cada vez que llegaba el
estribillo. Cuando acabamos los chicos se levantaron para
aplaudirnos, igual como el resto de la sala. Bajamos y nos sentamos
con ellos. Mi copa seguía intacta. No la toqué desde que habíamos
llegado. Así que la cogí y pude ver como David me miraba y yo le
sonreí.
-Tranquilo,
no pienso hacer nada malo -Sonreí- Tampoco me voy a pasar.
-Eso
espero princesita.
-Confía
en mi -Le guiñé el ojo-
-¿Y
Rocío? -Preguntó Blas-
-Esto..
se ha ido. -Dijo Álvaro rascándose la nuca-
-¿Porqué?
-Preguntó Dani.-
-Estábamos
cantando y vimos que se iba hacia el baño porque tardabas en venir
-Dijo Carlos- Entonces vimos que se fue enfadada, saliste tu
corriendo detrás de él y al poco tiempo salió... -Me miró- O dios
mio... -Se horrorizo-
-¿Que
pasa? -Pregunté-
-¿Os
habéis liado? ¿Es eso? ¡Por eso se ha ido Rocío tan enfadada!
-Esto...
-Dijimos los dos a la vez-
-No
es eso... Solo estuvimos hablando -Dije mordiéndome el labio-
-¡Oh,
venga ya! -Dijo David- Si solo estuvierais hablando Rocío no se
hubiera puesto echa una furia -Miré a David-
-Solo
estuvimos hablando, de verdad. -Dijo Álvaro y todos le miraron-
-No
me lo creo pero bueno... -Dijo Carlos- Ya sería hora de que le
perdonaras -Me miró-
-¿Que
tal si nos vamos a dar una vuelta? -Dijo Marta-
-Yo
opto por ir a la disco -Dijo Dani-
-Yo
estoy con Dani -Dijo Ana-
-Pues
vamos! -Dijimos Álvaro y yo al coro y todos rieron-
-Venga
va, pero nada de desmadres eh princesita -Dijo David abrazándome-
-Tranquilo.
No pienso beber. -Sonreí-
Nos
fuimos del karaoke. Fuimos andando hasta la discoteca y en el camino
nos quedamos Álvaro y yo atrás.
-Se
ha enfadado ¿Verdad? -Dije mirando al suelo-
-Si.
-Susurró- Pero eso no es lo de menos. -Me miró-
-A
que te refieres?
-Ella
ya sabía lo que había, y las consecuencias que podía haber si se
involucraba mucho en esta relación -Suspiró- Igual, me siento mal
porque siento que he estado jugando con ella y con sus sentimientos
durante este mes. -Metió sus manos en el bolsillo del pantalón- No
se...
-Bueno,
tranquilo... seguro que lo arreglaras con ella. -Dije levantando los
hombros-
-No
quiero arreglarlo. Ella en estos momentos no es la chica que me
importa. -Me miró-
-No
te entiendo Álvaro -Suspiré- Primero me dices que la quieres, que
sientes cosas por ella incontrolables, que me quieres pero que
también la quieres a ella... Segundo estás con ella y cuando nos
pilla besándonos dices que ya no te importa. ¿A que coño estas
jugando?
-A
nada. Solo que me he dado cuenta de que te quiero solo a ti.
Me
quedé de piedra. No dije nada más durante el trayecto. Entramos en
la discoteca y empezamos a bailar. “Me he dado cuenta de que te
quiero solo a ti” esas palabras me habían tocado, estaba fuera del
mundo, me había dejado KO... No tenía ganas de nada, solo de irme a
casa y echarme a dormir y quizás a llorar. Álvaro no paraba de
mirarme, me estaba poniendo nerviosa. Les dije a las chicas que no me
encontraba bien y que me iba. Ellas se despidieron de mi y me fui.
Pensaba ir caminando, sola, hasta casa para poder pensar en lo que
Álvaro me dijo. Pero esas ideas quedaban muy lejos de la realidad.
Nada más salir a la puerta de la discoteca, Álvaro estaba allí,
mirándome y dispuesto acompañarme sin decir nada. Fuimos caminando.
Hasta que me paré, tenía los pies destrozados por culpa de los
tacones, así que me los saqué y como no, Álvaro solo miraba.
-Te
-Dijo sacándose los zapatos- ponte esto anda.
-Pero...
-Me interrumpió-
-Pero
nada, no llevas ninguna media y vete tu a saber que puedes coger en
los pies.
-Álvaro...
tus zapatos me van enormes -Reí una vez me los puse- a parte... no
quiero que ensucies tus calcetines...
-No
te preocupes por mis calcetines... se lavan o se tiran -Sonrió y un
escalofrío me pasó por la espalda- ¿Tienes frío? -Asentí- Ven
aquí anda. -Me abrazó-
No
dijimos nada durante todo el camino. Mmm, su chaqueta, su aroma... No
podía creer que le tuviera entre mis brazos, otra vez. Oler su
colonia desde tan cerca. Cuando llegamos a casa, me saqué sus
zapatos y se los di.
-Bueno,
espero que las chicas no lleguen muy tarde -Dijo con un tono de
preocupación-
-¿Te
tienes que ir andando hasta casa? -Le pregunté. En el fondo, me
preocupaba demasiado por él-
-Si.
-Sonrió- Pero no pasa nada. Bueno, buenas noches. -Dijo dándome un
beso en la mejilla y se iba-
-¡Espera!
-Grité y se giró-
-¿Que?
-Quedate
-Susurré-
-¿Que?
-Volvió a decir-
-Que
te quedes. -Le miré- No quiero que te vayas solo a estas horas por
esos caminos tan oscuros... Quedate y mañana por la mañana te
vas...
-Eh,
no... me gustaría quedarme, pero no quiero incordiar más de lo que
te he incordiado esta noche -Suspiró-
-¡Oh,
venga! Tu nunca estorbas -Dije sin pensar y él me miró sonriendo-
Quiero decir, como buena ex tuya que soy, no dejaré que te vayas
solo a estas horas. -Me mordí el labio.- Si te pasara algo... yo...
a mi me daría algo.
Tras
decir eso, Álvaro se abalanzó sobre mi, besándome. Cerró la
puerta de una patada, tiré mis tacones mientras daba un pequeño
salto para enroscar mis piernas en su cintura. Los besos eran
salvajes, tenían pasión y sobre todo amor. No podía aguantar más,
necesitaba tenerlo, sentirlo, ser uno.. Subimos hasta mi habitación,
allí me bajé de él, nuestros labios no se separaban, parecían
desesperados. Me saqué la chaqueta inmediatamente, igual que hizo
Álvaro y la dejó caer al suelo, nos volvimos a juntar y no esperé
para sacarle la camiseta, le fui empujando hasta caer en mi cama. Una
vez allí, me deshice de mi camiseta y de su cinturón. Álvaro
empezó a besar mi cuello y nos dio la vuelta, se deshizo de mi
pantalón y de mis bragas dejando besos por todo mi cuerpo mientras
bajaba. Cuando me di cuenta, los dos estábamos en un vaivén brusco,
desesperado y placentero. Álvaro no paraba de chupetear y besar mi
cuello y yo le gemía a la oreja. Se que eso le pone.
-Dios
mío... -Susurré- Como sigas así... yo..
Cogí
aire y me agarré fuertemente de su espalda, clavándole las uñas y
arañándole. Los dos habíamos soltado un gemido y Álvaro cayó a
mi lado, rendido. Apoyé mi cabeza en su sudoroso pecho, y jugueteé
con el con mis dedos.
-Tendríamos
que vestirnos -Susurré-
-¿Porqué?
-Preguntó abrazándome a él-
-Porque
las chicas no se imaginan que estás aquí, como entren y vean este
percal... -Reí-
-Mmm,
vale.
Nos
levantamos de la cama, cogimos la ropa y la pusimos en la silla que
tenía en la habitación, Álvaro se puso su camiseta y el bóxer, yo
me puse una camiseta que justamente era suya y unas braguitas.
-Y
yo buscando esa camiseta y la tenías tu. -Sonrió y me abrazó-
-¿A
si? Me la hubieras pedido. -Dije escondiendo mi nariz en ella-
Todavía huele a ti.
-Seguro
que habrás echo cosas con ella -Me guiñó el ojo-
-¡Oye!
-Le pegue- Yo no hago esas cosas -Levanté los brazos- Por más
desesperada que esté. -Álvaro estalló en carcajadas.- A mi no me
hace gracia, marrano -Me crucé de brazos.-
-Era
una broma. -Me volvió a abrazar-
Me
encaminé hacia mi cama, me puse mirando la pared, dando signo de que
me había enfadado. Álvaro soltó una pequeña carcajada, se estiró
y me abrazó. Dormimos en cucharita. Lo que quedaba de noche se me
pasó volando. De repente, me desperté a causa de unos gritos. Tenía
la cara de Álvaro delante mío. Era tan divino cuando dormía...
-¿Esta
aquí Álvaro? -Preguntó una voz bastante conocida-
-¿Pero
que coño estas diciendo? ¡Como va a estar aquí! -Dijo Andrea
enfadada-
-Se
que la estáis cubriendo. ¡No soy tonta! ¿Donde esta ella?
-Debe
de estar en su habitación. ¿Donde si no? -Dijo Eunice-
-Como
esté aquí los aplaudo -Bromeó Blas-
Volví
a cerrar los ojos, me abracé a Álvaro y noté como sus brazos me
apretaban junto a él como si fuera un peluche. De pronto la puerta
se abrió de mala gana.
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