[Narra
Marta]
Era
lunes por la mañana y como no, llegando tarde. ¿Porque siempre
llegábamos tarde? ¿Tanto me tiraba en la ducha? ¡Tengo que
madrugar un poquito más! Como siempre, al llegar todas nos separamos
y empecé a correr. ¡Que remedio! Por suerte cuando llegué solo
quedaban cinco minutos para que sonara el timbre. Entré y me senté
en mi sitio, que no estaba ocupado gracias a Cande.
-Que
pillina. -Dijo Cande girándose- ¿Saliste el sábado?
-Si
-¿Y
como es que no te vimos? -Preguntó Manuela-
-Pues,
no lo se -Reí- Había muchísima gente.
-A
mi me pareció ver a tu amiga... ¿Ella no estaba con Álvaro?
-Preguntó Cande-
-Si,
lo está ¿Porqué?
-Porque
le vi besándose con otro chico.
-Oh,
entiendo. -Reí nerviosa. ¿Que les digo?- Lo que pasa es que el
chico se le lanzó, y mi amiga lo apartó.
-Pero
siguieron bailando. -Volvió a decir Cande-
-Ya,
son amigos -Sonreí. Espero que se lo crea-
-Entiendo.
Bueno, no pasa nada. Mientras no le haga daño a mi querido Smiler..
-Dijo Manuela y reí-
-Él
está demasiado bien, creeme. -Reí-
-Eso
esperamos -Rieron- ¿Y tu que? Ligaste anoche?
No
iba a decir nada, hasta que unos libros cayeron de mala manera en la
mesa de al lado. Hugo ya había llegado. Respiré hondo.
-Hola
chicas -Sonrió. Las traía a todas bobas-
-Hola
guapo -Dijo Cande-
-¿De
que habláis?
-Nada
que te interese -Gruñí-
-¡Haaay!
-Dijo Cande- No seas así, pobre.
-Eso,
no seas así -Dijo Hugo imitando a Cande-
-Estábamos
hablando del sábado noche -Comentó Manuela- Le estábamos
preguntando a Marta si había ligado.
-¡Oh!
-Soltó Hugo- ¿Ligaste el sábado? -Se sentó y me miró con una
mirada divertida-
-A
ti eso no te incumbe. -Suspiré-
-Oh,
vamos. ¡Quiero saberlo!
-Si.
Lo hice. ¿Y que?
-¿Que?
-Gritó Cande y Hugo abrió los ojos como si se le fueran de las
órbitas- Era mono?
-¿Como
era? ¡Describelo!
-Pues...
Era más alto que yo, era moreno, cojos verdes y tenía una peca en
la mejilla, parecía una lenteja -Reí- Su sonrisa era preciosa y es
todo un amor -Suspiré-
-Se
ha enamorado! -Dijo Cande-
-¿Candela
tu estás loca? -La miré- Solo le conozco de una noche, no se si le
volveré a ver -Suspiré-
-¿Hubo
final feliz? -Preguntó Manuela-
-¿Que?
-Abrí los ojos como platillos. No me esperaba esa pregunta. Mis
mejillas se enrojecieron-
-Quien
calla otorga preciosa -Dijo Hugo-
-Eso
no os incumple -Sonreí-
-¡Hay
madre! -Dijeron Candela y Manuela al unisono-
-Estas
echa una zorrasca ¡eh! -Dijo Candela en plan burlón-
-¡Candela!
-Gruñí- Sabes perfectamente que no. -Suspiré- Lo que pasó, pasó.
-Entiendo.
El
profesor entró en la clase, podía haberse espabilado un poco más
en llegar y me hubiera ahorrado contestar el comentario de Manuela.
La clase empezó, fue de maravilla. Hugo no me dijo nada y las chicas
tampoco. Así pasaron las dos primeras horas, antes del tiempo libre.
¿Soy gafe lo sabéis? Lo bueno no me suele durar mucho. Ahora tocaba
la hora infernal, odiaba muchísimo esa clase, el profesor no se
sabía explicar y hablaba de una manera que te hacia dormir. Empecé
a hacer garabatos sin sentido en una hoja sucia que tenía encima de
la mesa, hasta que noté una mano se posaba en mi muslo. Miré esa
mano, como no, Hugo. Se la aparté de inmediato, pero él volvió a
insistir. Suspiré. Le miré y él tenía una sonrisa picarona. Volví
a apartar la mano, pero era imposible, cada vez la ponía más
arriba. Dejé que apoyara la mano, ya cansada porque cada vez que lo
apartaba él insistía.
-Eres
un pesado -Murmuré- Haz el favor de sacar esa mano de ahí.
¿Quieres? -Me estaba poniendo nerviosa-
-¿Porqué?
-Susurró- Mi mano esta bastante cómoda en tu pierna
-Eres
un asqueroso. Cada vez la estás subiendo más. ¿Quieres hacer el
favor de bajarla? -Susurré y miré alrededor- Como alguien te vea,
se va a pensar cosas que no son.
-Que
piensen lo que le de la gana Marta, no estoy haciendo nada malo
-Sonrió- Que pasa. ¿Te estás poniendo nerviosa? -Sonrió
malvadamente-
-No.
Porque tu no me pones nada. -Dije apartando su mano de mi pierna y
colocandola en la suya- Haz el favor de parar. No me estoy enterando
de una mierda de la clase.
No
volvió a poner la mano encima mío. Para mi sorpresa, el timbre sonó
y salí escopeteada de clase. En verdad iba a tomar una pequeña
venganza con Hugo. Me apoyé en la pared y esperé a que saliera.
Cuando salió le agarré de la mano y me lo llevé.
-¿Que
coño estas haciendo? -Preguntó Hugo-
-Nada,
solo quiero que vengas conmigo -Le miré y sonreí-
Llegamos
donde estaba el cuarto de la limpieza, miré para ambos lados para
ver si había gente, pero en ese momento no había nadie. Entré y
empujé a Hugo hacia dentro. Él me miró anonadado y le acorralé
contra la pared.
-¿Que
pasó? -Pregunté- A caso tienes... ¿Miedo?
-¿Miedo?
¿Yo? ¿De ti? -Rió- Apenas. ¿Porque tendría que tenerte miedo?
-Dijo con un tono desafiante-
-Pues,
porque estamos en el cuarto de limpieza y te puedo intoxicar con el
amoniaco. -Sonreí maliciosa-
-No
lo harás -Dijo pasando sus panos por mi cintura-
-¿A
no? ¿Porque estás tan seguro? -Pregunté mientras pasaba mis manos
por su cuello-
-Pues,
porque tengo una teoría -Puso una cara muy graciosa y reí-
-¿A
si? -Pregunté- A ver, dímela.
-Pues,
es un poco evidente. Me has traído aquí porque me quieres dar el
beso que me debes -Me acercó a él-
-Oh.
Hugo. ¿Como puedes ser tan listo? -Me hice la sorprendida-
-Pues
mira, me educaron para eso -Apreté más mis brazos haciendo que me
quedase a centímetros de su boca-
-Tendré
que darle gracias a tus padres algún día. -Sonreí-
Después
de sonreirle, opté por darle un par de besos en su mejilla, después
hice un camino desde su mejilla hasta el óvulo de su oreja, allí me
paré un rato para chupetearlo y morderlo un poco. Escuchaba los
gruñidos de Hugo, y eso hacía que sonriera. Volví a dejarle un
camino de besos pero esta vez en su cuello, Hugo me apretaba contra
él y yo solo reía para mis interiores. Me separé un momento para
verle y me mordí el labio. ¿Como es posible que este chico me
atraiga tanto? Será por lo que me dijo Andrea... ¿O fue Eunice? No
lo recuerdo muy bien. Nos enamoramos del que peor nos trata. Nos
quedamos mirando uno al otro. Hugo se acercó a mi, igual que yo a
él. Cuando estábamos lo suficientemente cerca, hice el amago de
besarle un par de veces y Hugo se mordía el labio. Me apretó más
contra él y el timbre sonó. Estábamos demasiado cerca. Me separé
y agarré el paño de la puerta para salir, pero Hugo me cogió del
brazo.
-No
pensarás dejarlo así. ¿No? -Le miré-
-Poder
puedo. -Sonreí maliciosamente- Tu también lo hiciste. ¿No te
acuerdas?
-Si,
pero...
-Pero
¿Que? Ha sonado el timbre, no quiero llegar tarde.
-¿Porque
no me das ya lo que me debes? -Dijo acercándome a él-
-Pues,
porque no quiero -Me agarró por la cintura-
-Pues
vas a querer -Susurró y me empotró contra la pared-
-¿Y
si no quiero? -Susurré-
Hugo
cada vez se acercaba más a mi. No podía evitar morderme el labio.
¿Me volvería a dejar con las ganas? ¿O de verdad pasaría algo?
-Tendriamos
que ir a clase.. el profesor debe de estar allí
-Pues
hacemos pellas -Dijo rozándome los labios-
-Yo..
nunca he echo pellas, y no quier hacerlas.
-Siempre
hay una primera vez para todo. ¿No crees?
Dicho
eso. Hugo eliminó los pocos centímetros que separaban sus labios de
los míos. Los dos iban al compás, nuestras bocas dejaron paso a
nuestras lenguas. Rodeé la cintura de Hugo con mis manos, ya que me
cansé de estar de puntillas y él rodeó mi cuello con sus brazos.
Típico de una novela. Nuestros labios se separaban de vez en cuándo
dejando que nuestro aliento recupere un poco la compostura. Hugo puso
sus manos en mi culo, haciendo que rodease su cintura con mis piernas, acto seguido él puso su espalda en la pared y se fue
deslizando poco a poco hasta quedar sentados a hurtadillas. Los besos
seguían y seguían. No había nadie quien lo parase, de momento
claro.
-Esto..
esto está mal -Dije mientras Hugo dirigía su boca a mi cuello-
-¿Porqué?
-Porque
tendríamos que estar en clase.
-Relajate
muñeca. -Sonrió-
-No
puedo... Yo...
-Marta,
tienes que vivir la vida -Dijo mirándome- ¿Quieres ser la típica
cincuentona amargada porque no disfrutó de su juventud? -Preguntó
mirándome a los ojos y negué-
-No,
pero a lo que implica a los estudios... -Alcé los hombros- Es un
poco sospechoso que los dos faltemos, y que dejemos las cosas en
clase... -Suspiré-
-Tranquila
Marta. -Sonrió- ¿Que te parece, si cuándo suene el timbre nos
vamos a clase, cogemos nuestras cosas y nos largamos?
-¿A
donde? -Le miré- ¿Y si nos pillan?
-No
nos van a pillar. Confía en mi -Le miré- Se que después de todo...
poco confías en mi...
-No
es que... lo siento, pero no me fío -Hugo rió-
-Pues
tendrás que hacerlo -Sonrió- ¿Te animas?
-Si...
-¡Bien!
-Reímos-
Nuestros
labios volvieron a juntarse. Y manchas aparecieron en el cuello del
otro. En menos que canta un gallo, el timbre sonó. Salimos sin que
nadie nos viera, Hugo dijo que él se encargaba de coger nuestras
cosas. Cuándo entro, pude ver que Candela y Manuela le preguntaban
por mí, y él solo se limitó a sonreír y responder con algún que
otro monosílabo. Salí a la puerta principal, mirando que ningún
profesor me viera. ¿Donde coño me estaba metiendo? ¿Porqué de
repente tengo que hacer todo esto?. Solo suspiraba. Noté que alguien
me abrazaba por detrás y me cogía de la mano.
-Dame
mi bolso, anda. -Dije tendiéndole mi otra mano y negó-
-No,
déjalo. -Sonrió-
-¿Se
puede saber donde me llevas? -Pregunté-
-Aaaa
-Se hizo el interesante- Ya lo verás cuando lleguemos -Sonrió-
No hay comentarios:
Publicar un comentario