Tres
meses después...
Me
encontraba sentado en el sofá, entre mis piernas se encontraba
Míriam. Tenía mis manos sobre su barriga y ella tenía las sus
manos sobre las mías. Nos encontrábamos mirando la tele, cuando
Míriam de repente se incorporó un poco y soltó un gruñido. Noté
esa patada que había lanzado la pequeña con brusquedad y sonreí.
Míriam volvió a apoyarse en mi y besé su cabeza.
-Esta
revuelta hoy, ¿eh? -Asintió-
-Que
dolor. -Cerró los ojos y suspiró-
-Queda
poco, cariño. -Volví a besar su cabeza- Hay, mira, una patadita.
-Moví mi mano por su barriga- Eres una niña muy traviesa que pega
con fuerza... -Dije con un tono demasiado dulzón y moví mis manos
por su barriga de arriba a bajo-
-Hay
a veces que se puede aguantar, pero otras... uffff. Desearía que
estuviera afuera ya.
-Tranquila.
-Saqué una mano de mi barriga y la pasé por su pelo- Nada más te
quedan tres meses. Solo tres meses.
-Si...
-Suspiró- Nada más pensar en que solo puedo ir del sofá a la cama
y de la cama al sofá me estresa... ¡Se me va a quedar el culo
cuadrado! -Reí-
-Sabes
que es por el bien de las dos.
-Lo
se de sobras. -Entrelacé nuestros dedos- Esta vez, no voy a ser tan
tonta -Giró la cara para mirarme-
-Estaré
todos los días contigo. No pienso separarme.
-Sigo
pensando en que no deberíais haber dejado la banda... -Besé su
nariz-
-Lo
se, hay momentos en los que me arrepiento de haber aceptado... nos
queda un montón de carrera por delante, pero sabes que la familia es
lo más importante para mi y que lo demás no importa. Solos tu y yo.
-Y
Leire. -Recordó-
-Y
Leire. -Sonreí-
Seguimos
hablando un rato, hasta que ella se quedó dormida entre mis brazos.
No dejé de tocarle el pelo y parecía que la chiquitina se había
calmado por fin. Mi móvil empezó a sonar, así que intenté dejar a
Míriam con cuidado en el sofá para no despertarla. Aunque ahora con
el embarazo su sueño era aún más profundo. Cogí el teléfono y
era Carlos quien llamaba.
-¿Que
pasa rubio? -Me rasqué la cabeza-
-Tenéis
que venir al hospital. -Dijo rápido-
-¿Que?
¿Ha pasado algo?
-No...
bueno si... bueno, nada grabe.
-¿Te
quieres aclarar? Gracias.
-Que
vengáis aquí, Marta ha roto aguas y el bebé esta apunto de nacer.
-Ok,
despierto a las nenas y vamos.
-Claro,
hasta ahora Bro.
-Si,
si... hasta ahora. -Colgué-
Metí
el móvil en el bolsillo y me acerqué a Míriam. Se veía tan linda
durmiendo que me daba pena despertarla. Suspiré.
-Corazón...
-La zarandeé-
-Mmmm
-Despierta
-Besé su mejilla-
-Mmmm.
-Venga,
no seas vaga. Hay que ir al hospital. -Volví a zarandearla, con
cuidado-
-Cinco
minutos más.. -Remoloneó-
-No
seas vaga y levanta el culo. Marta a roto aguas.
-¿Eh?
-Se incorporó- ¿Marta ha roto que?
-Aguas.
Va... Me ha llamado Carlos y me ha dicho que vayamos.
-Uhhh....
a mi a este paso me tendrán que levantar con una grúa -Suspiré-
-No
exageres. -Aparté el pelo del cuello y rodeé su cintura-
Salimos
de casa y nos fuimos directos al hospital. Cuando llegamos, Carlos
nos estaba esperando abajo y se le veía bastante nervioso.
-¿Que
te pasa melón? Se te ve nervioso. -Dijo Míriam mientras le
abrazaba-
-¿Eh?
Si, estoy bien... hum... Marta está teniendo un parto complicado
y... lo he dejado con Andrea -Agachó la cabeza-
-¿Y
eso? -Pregunté- ¿Que ha pasado?
-Ya
sabes, lo mismo de siempre... Malditos celos... -Apoyó su cabeza en
la pared-
-¿Pero
que ha pasado?
-Pues,
había quedado con Alba -Nos miró- estuvimos toda la tarde juntos y
se ve que han subido una foto nuestra abrazados y diciendo que nos
habíamos liado y no se cuantas cosas más. ¡Dios! ¿Porque tienen
que amargarme la vida? Ya no soy famoso, podrían dejarme en paz de
una vez... Solo hacen que arruinarme la vida -Suspiró-
-¿Pero
ha pasado algo con Alba? -Preguntó Míriam abrazándolo-
-¿Que?
¡Claro que no! Vale que Alba y yo fuimos novios, pero ahora somos
mejores amigos. A mí no me pasa nada con ella y ella nada conmigo.
Lo hemos hablado miles de veces, y siempre acabamos en la misma
conclusión. Mejores amigos -suspiró- pero parece que Andrea eso no
lo entiende... le busca las tres patas al gato.
-¿Ha
habido discusión? -Carlos asintió-
-Le
he empezado a gritar y a decirle de todo. ¿A caso no confía en mi?
Llevamos tres años juntos y nada nos ha separado, no le he dado
motivos para que desconfíe. ¿Porqué lo hace ahora? No lo entiendo
-Se llevó las manos a la cabeza y se revolvió el pelo- Le pregunté
como tres veces si confiaba en mi y si me quería y no me contestó
ninguna, entonces le dije que si no había respuesta, que no merecía
la pena que siguiéramos con esta “farsa” -Hizo comillas- Ella no
dijo nada, se quedó mirando al suelo y le dije que se había
acabado, que no me hablase más y que cuando volviera no la quería
ver en casa... Joder... -Se apoyó en la pared y se dejó caer al
suelo- Soy un completo imbécil... he echado por la borda tres años
de relación...
-¿Andrea
no te dijo nada? ¿Enserio? Pero si ella te quiere Carlos. -Míriam
le acarició la mejilla-
-Dijo
que tenía que decirme una cosa, pero no la escuché, me enfadé
porque supuestamente no confía en mi... Dime Míriam, si ahora ves
por twitter una foto de Álvaro abrazado con su ex... ¿Dejarías que
se explicase? ¿Le contestarías si el te dijera si confías en él o
le quieres? -Asintió- Entonces... ¿Porque Andrea no lo ha echo? -Su
voz se quebró- ¿Tan malo soy? ¿Le he dado motivos alguna vez para
que no confíe en mi? -Negamos con la cabeza- ¿Entonces? No lo
entiendo... -Se echó a llorar- Simplemente no... no lo entiendo.
Ver
así de mal a Carlos, se me partía el alma. Era la primera vez que
le veía llorando por una chica y esa chica no era una cualquiera.
Míriam abrazó a Carlos y este apoyó su cara en su hombro mientras
intentaba dejar de sollozar. Se le veía muy afectado. Tenía que
hablar con Andrea, esto no tiene porqué acabar así. Entré dentro
del hospital y fui a la sala de espera. Allí estaban todos, incluida
Andrea, que estaba sentada en una silla, tocándose la barriga.
Fruncí el ceño y me acerqué a ella.
-¿Como
estás? -Dije mientras me sentaba a su lado. Ella se asustó-
-Joder
Álvaro -Se sentó bien- Menudo susto me has metido -Se llevó la
mano al pecho- ¿Quien os ha llamado?
-Carlos
-Me miró y bajó la vista-
-Supongo
que... os habrá contado algo.
-Así
es... ¿Que ha pasado Andrea? -Fui al grano-
-Yo...
joder... -Suspiré- Los celos... los celos han podido conmigo. Vi una
foto de Alba y Carlos abrazados que decían que habían estado
besándose. Me entró el pánico, no podía parar de imaginarme que
Carlos me había estado engañando todo este tiempo, no podía parar
de imaginarme una vida sin él y mucho menos ahora, en estos momentos
-Me miró- Le dije que le tenía que contar algo, cuando él me
estaba reprochando que no confiaba en él, entonces me preguntó si
le amaba y simplemente me fui a mi mundo. No podía soportar que
Carlos me estuviera gritando y encima no me encontraba bien... se que
tendría que haber contestado -Su voz se quebró- Pero no pude, no me
salían las palabras... ¿Como le iba a contar que yo... -Se calló-
Nada... dejalo.
-¿Que
tu que Andrea? Sabes que puedes contar conmigo -Agarré sus manos-
-Lo
sé. Prometeme que no se lo dirás a nadie y mucho menos a Carlos...
Por favor. -Asentí-
-Te
lo prometo Andrea pero dime... ¿que te pasa? -Ella suspiró-
-Estoy
embarazada. -Soltó de golpe- Por eso me quedé callada, yo... joder,
tendría que haber dejado que Carlos se explicase antes de empezar a
decirle que me estaba poniendo los cuernos con ella... ¡Maldita sea!
-Eh...
tranquilizate -Agarré su cara con mis manos- No voy a decirselo a
nadie pero, tu tendrás que decírselo a Carlos..
-No
lo voy a hacer... Él me ha echado de casa ¿sabes? -Suspiré- Creo
que lo mejor será que me vaya. -Me miró-
-¿Irte?
¿Donde?
-No
se... lejos quizá... no lo se. Pero no puedo estar aquí y ver como
Carlos me odia, simplemente no puedo.
-Vamos
Andrea, no has echo nada malo... Las cosas con Carlos se pueden
solucionar, él esta abajo, llorando como un condenado porque te ha
perdido, está arrepentido por haberte dicho lo que te ha dicho.
-La
decisión está tomada Álvaro, no vas a hacerme cambiar de
opinión... Lo siento.
-Pero
no puedes negarle a Carlos ese hijo... ¿Porque es suyo verdad?
-Andrea me miró durante un largo rato y asintió- No puedes dejar
que el bebé crezca sin un padre.
-Y
no lo haré Álvaro, no lo haré... pero necesito tiempo, tiempo para
mi, tiempo para él.... tiempo para lo nuestro. Necesito salir de
aquí y pensar si merece la pena volver a intentarlo.
-Andrea,
vosotros casi nunca discutís... no podéis dejarlo a la primera de
cambio, piensatelo. Él te quiere y tu le quieres. Os queréis a
rabiar y vais a ser padres... ¿Enserio te vas a ir y dejarle atrás?
-No
lo se Álvaro... es que... joder -Se secó las lágrimas- Imagínate
que Carlos pasa página y se olvida de mi y del bebé... ¿Que se
supone que voy a hacer? Madre soltera... ¿Como voy a seguir
adelante? Joder Álvaro que solo tengo 21 años...
-Solo
piensatelo ¿Vale?
-Está
bien. Gracias -Me miró-
-No
las des pequeña. -La abracé- Eres como una hermanita para mi.
Andrea
y yo nos unimos a la conversación de los demás mientras esperábamos
a que Hugo o el médico saliera. Míriam y Carlos llegaron. Andrea
estaba nerviosa y no dejaba de mirar al suelo y Carlos más de lo
mismo. Nadie preguntó nada, parece que no se dieron cuenta. Pasaron
las horas y no teníamos respuesta. Una, dos quizá tres horas más
tarde, la sala de espera estaba en silencio. Míriam estaba apoyada a
mi hombro y yo la abracé por detrás. Andrea estaba a la otra punta
de la sala, Carlos igual, los demás cuchicheaban pero no se les
escuchaba apenas. Sin esperarlo, Hugo apareció en la sala de estar
con el bebé en brazos.
-¡Dios
mío, ya era hora! -Dijo Eunice-
-Shhh,
no gritéis por favor, el peque se acaba de dormir -Nos miró-
-Es
guapisimo -Dijo María- ¿Le habéis puesto ya el nombre?
-Sip.
Marta insistió en que debía llamarse Abel, así que ahí se quedó.
-Es
precioso Hugo -Dijo Míriam-
-Se
parece a Marta -Murmuró Hugo-
-¿Como
está Marta? -Preguntó Andrea-
-Está
agotada. Ha tardado en dilatar y el niño no quería salir -soltó
una pequeña carcajada- Pero bueno, aquí esta ya. -Besó su frente-
-Que
cosa más chiquitina -Dije-
-Pues
a vosotros ya os queda poco -Dijo Carlos-
-Sip,
tres meses -Contestamos los dos y todos rieron-
-La
niña se marca cada bailoteo que pa' que. -Dijo Míriam mientras
llevaba las manos a su barriga-
-¿Tu
no tendrías que estar en casa? -Preguntó Blas- Tienes que estar en
reposo.
-Lo
sé. Pero no podíamos quedarnos en casa sabiendo que Marta había
dado a luz. ¿No crees?
-Ya
pero...
-A
parte -Le cortó- Álvaro esta aquí conmigo, si me siento mal o
cansada nos iremos.
-Prometelo
-Dijo Dani-
-A
ver, aquí hoy el centro de atención tendría que ser Abel y no yo,
así que prestarle atención al niño -Se cruzó de brazos-
Hugo
nos llevó hasta la habitación de Marta y entramos todos en
silencio. Rodeamos la cama y Marta seguía completamente dormida.
Hugo nos dijo que después de que le sacaran a Abel en brazos, ella
se desmayó y por eso estaba con el niño a fuera. Al parecer, no era
nada malo, solo estaba agotada. Al ver a Hugo con el niño en brazos,
me dieron ganas de que pasaran los tres meses volando y tener a mi
pequeña entre los míos.
Aún
me acuerdo cuando nos dijeron que era una niña.
Flashback
-Álvaro,
Álvaro, corre que tenemos que ir al médico. -Me zarandeó-
-Mmm,
dejame dormir Míriam, estoy muy cansado.
-Álvaro,
que tenemos que ir al ginecólogo. ¿A caso no te acuerdas?
-Si...
si me acuerdo -Me restregué los ojos y bostecé- Ya voy.
Me
levanté, me cambié y salimos rumbo al hospital. Hacía nada
habíamos llegado de nuestra luna de miel y no pudimos ir a hacernos
la ecografía de los tres meses. Llegamos a la clínica y nos
sentamos en la sala de espera. Ambos estamos nerviosos, aunque en
verdad, nos daba igual si era un niño o una niña, solo deseábamos
que estuviera bien de salud y que no le pasase nada malo.
-¿Míriam
y Álvaro Gango? -Dijo la doctora-
Ambos
nos levantamos y entramos en la consulta. La doctora le pidió a
Míriam que se sacara el abrigo y que se subiera la camiseta. Ella,
obediente, lo hizo. La doctora le sonrió y le puso un gel en la
barriga, ella gimió, supongo que de lo frío que estaba. La doctora
se movió un poco y agarró el cacharrito y lo puso encima de su
vientre. Empezó a molerlo y empezamos a escuchar sus latidos. Agarré
la mano de Míriam y ella me miraba sonriente. La doctora nos empezó
a enseñar las partes del bebé, de momento, solo se le podía
distinguir la cabeza, la nariz y supuestamente un brazo. Pero yo solo
veía algo en blanco y negro. Si, llamarme inculto. La doctora nos
miró, miró la pantalla y nos volvió a mirar con una sonrisa.
-Enhorabuena,
es una niña.
Ambos
nos miramos y sonreímos. Pegué mi frente con la de Míriam y besé
sus labios.
-Una
niña, es una niña -Susurré y Míriam asintió-
-Bueno
-Dijo la doctora mientras le sacaba el líquido del vientre de
Míriam- como ya saben, estoy al tanto de todo lo que les ha pasado,
ya saben... -Hizo una mueca- El bebé todavía es demasiado pequeño
como para saber si corre riesgo o no, pero será lo mejor que
descanse durante el embarazo y que no haga esfuerzos y sobre todo
evite el estrés. Salga a caminar de vez en cuando, pero cuando
sienta un mínimo dolor o esté cansada, no dude en sentarse y
reposar. Será lo mejor para ambos. -Nos sonrió- Tomen, esto es para
ustedes. -Nos tendió un CD y una foto de la ecografía- Nos vemos
dentro de un mes.
Fin
del flashback
Me
puse detrás de Míriam y la abracé.
-Te
quiero -Besé su cuello-
-Y
yo a ti. -Apretó mis manos-
-¿Quieres
sentarte? -Ella solo asintió-
Los
chicos le pasaron una silla y ella se sentó. Míriam, tras la
insistencia de Hugo, cogió a Abel en brazos. Se quedó embobada
mirándolo.
-Mmmm,
y mi bebé... -Susurraron-
-Shhh,
tranquila. -Dijo Hugo mientras la besaba- El bebé lo tiene Míriam,
están todos aquí.
-¿Esta
bien?
-Si,
esta perfecto... es hermoso.
-Quiero...
quiero cogerlo. -Dijo mientras se incorporaba-
-Claro,
toma. -Míriam se levantó y se lo puso en los brazos-
-Gracias
-Le sonrió- Hola cosita linda. -Besó la frente de Abel y este se
despertó-
-Tiene
los hojos de Hugo -Dijo Blas-
-Y
la nariz de Marta -Dijo Míriam-
-Es
una mezcla de los dos -Dijo Dani- Me parece que será todo un
“heartbreaker” -Todos estallamos a carcajadas y el pequeño
empezó a llorar-
Marta
lo acunaba, pero Abel no se callaba. Dani nos obligó a salir fuera y
Hugo comentó que Marta debería intentar darle el pecho para a ver
si se calmaba. Todos salimos a fuera. Míriam no tenía muy buena
cara. Escuchamos que el llanto de Abel paró.
-¿Estás
bien? -Pregunté mientras ponía un mechón de pelo detrás de la
oreja-
-Si,
estoy bien... estoy algo cansada... ¿Podemos irnos?
-Claro,
a parte, es hora de sacar a Nala -Miré el reloj- Chicos, Míriam no
se encuentra bien, así que nosotros nos vamos. -Todos se
despidieron- Hasta luego.
Salimos
del hospital y nos fuimos a casa. Al llegar, Míriam se fue directa a
la cama y yo cogí a Nala y la saqué a pasear. Pobrecilla, dentro de
un par de meses se sentirá reemplazada y lo más seguro es que se
ponga celosa... Tendré que darle mimos a mis tres princesas por
igual.
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