Cuando
desperté, me encontré con un par de ojos verdes mirándome.
-Buenas
tardes dormilona.
-Mmmm,
buenos días -Me apreté más a él- ¿Y la niña?
-Está
calmada -Sonrió- Disfrutemos mientras esté así.
Solo
me limité a asentir y seguí con la cabeza apoyada en su pecho.
Álvaro me acariciaba la espalda, de arriba a abajo y eso me
relajaba, demasiado. Sentía que mis ojos se volvían a cerrar cuando
la puerta se abrió y pasaron dos personas, demasiado alegres.
-Holaaaaaaa
-Gritó Carlos-
-Shhhhh,
la niña está durmiendo melón -Dijo Álvaro-
-Ups,
lo siento -Soltó una carcajada- ¿Como estás? -Susurró y me miró-
-Dentro
de lo que cabe, bien -Sonreí- Aunque estoy cansadisima.
-Ya
nos ha contado Álvaro -Dijo Andrea y se acercó a la cuna- La niña
es preciosa chicos. -Nos miró-
-Bueno,
como quieres que no sea hermosa, si sus padres somos preciosisimos.
-Dijo Álvaro y le pegué en el estomago. Se calló de golpe- Maldita
-Susurró-
-Te
quiero -Le guiñé el ojo-
-En
fin, nosotros veníamos a ver a la niña -Carlos hizo una mueca- Pero
veo que está dormida.
-Hace
nada más que un par de horas se durmió.
-Que
pena -Andrea hizo un mohín- Se le ve tan tranquila...
-Eso
es porque está dormida, cuando llora no hay quien la pare...
-Suspiró Álvaro- Bueno, si, Míriam, peo nadie más.
-Normal.
-Dijo Carlos y se nos quedó mirando-
-¿Porque
nos miras? -Pregunté-
-Es
que, me cuesta de creer que por fin las cosas os vayan bien -Sonrió-
Con la de problemas que habéis tenido...
-La
verdad es que si, nos cuesta un poco -Respondí y abracé a Álvaro-
Pero merece la pena haber pasado por eso, si no, a lo mejor, ella no
estaría aquí.
Desvié
la vista hacia la cuna y, la pequeña Leire abrió sus pequeños y
achinados ojos. Álvaro y yo nos quedamos como bobo mirándola, igual
que Carlos y Andrea.
-¿Puedo
cogerla? -Dijo Andrea con nerviosismo-
-Claro
que si -Sonreí- Solo ten cuidado con la cabeza.
Andrea
se acercó lentamente a la cuna y la cogió con delicadeza. Cuando la
tuvo entre sus brazos, la meció un poco y sonrió. Se veía tan
tierna con el bebé en brazos... Carlos se puso a su lado y le agarró
de la mano. Leire apretó su dedo y pude ver como Carlos hacía una
mueca. Nos miró y sonrió.
-Con
la tontería, no puedo esperar a que nazca nuestro pequeño. -Dijo
Carlos mientras abrazaba la cintura de Andrea-
-¿Lo
sabes? -Preguntó Álvaro-
-Sip,
se lo dije ayer. -Sonrió Andrea-
-¿Y
como te lo tomaste?
-Pues,
en principio, me quedé en shock, pero después empecé a pensar y a
echar cuentas y bueno... Sus tetas la delatan.
-¡Oye!
-Gritó Andrea-
-Emm,
si os teneis que pelear, por favor, darme a mi pequeña -Les miré-
-No
vamos a pelear Míriam -Dijo Andrea- Lo que pasa, que al señorito,
le jode que no le deje tocar estas monstruosidades que tengo por
pechos. -Carlos suspiró-
-Tiene
razón... Me tiene castigado sin sexo... ¡Sin sexo! Eso es igual o
peor que si me castigan sin chocolate... ¡Me volveré loco!
¡Majareta!
-Melón,
ya lo eres. -Dijo Álvaro y los tres reímos-
Pasamos
la tarde entre risas y visitas y más visitas. Cuando parecía que ya
íbamos a estar solos, por fin, entraron los padres de Álvaro.
-Buenas.
-Dijeron los dos al mismo tiempo-
-Hola.
-Saludamos-
-¿Como
estáis? -Preguntó la madre de Álvaro-
-Cansada.
-Dije sin rodeos- No hemos parado de recibir visitas en toda la tarde
-Solté una mini carcajada- La niña esta muy solicitada.
-Oh,
pero mira que nieta más preciosa que tengo -Dijo el padre de Álvaro
mientras la cogía- ¿Da mucha guerra?
-Un
poco, nada más cuando tiene hambre.
-Bueno,
en ese aspecto se parece a Álvaro. -Dijo su madre- No paraba de
llorar cuando tenía hambre, hasta que no tenía el pecho en la boca,
no se callaba. -Creo que vi un rubor por las mejillas de Álvaro y yo
me mordí el labio-
-Si,
si, hasta que no comía no dejaba de llorar. Como la niña sea igual,
veréis -Dijo su padre y reímos-
-Creo
que en ese aspecto no saldrá a mi...
-Crees
mal... al medio día lloraba y lloraba y hasta que no le di de comer,
no paró. Después se quedó tranquilita hasta que vinieron Carlos y
Andrea.
-Se
sentirá observada la pobre.
-Si,
yo creo que si... será el centro de atención de todo el mundo. Que
disfrute mientras pueda... -Dije-
Nos
quedamos un rato hablando con los padres de Álvaro, hasta que tuve
que darle de comer a Leire. Ellos se despidieron y nos dijeron que
vendrían mañana. Cuando acabé de darle de comer a la niña, Álvaro
la cogió en sus brazos y la meció un rato, mientras le cantaba una
canción, hasta que se quedó dormida. Poco rato después me trajeron
la cena.
Había
pasado una semana desde que di a luz. Hoy, en teoría, me daban el
alta por la tarde. Álvaro y yo empezamos a recoger todas las cosas
que teníamos en la habitación y Álvaro se encargaba de llevarlas
al coche para que no estorbasen en el medio. Leire estaba despierta,
así que aproveché y la saqué de la cuna y la vestí con su ropita.
Me senté en la butaca con Leire en brazos.
-Vamos
princesita, pronto estaremos en casa y perderemos de vista este lugar
tan feo, ya lo verás. Te encantará tu habitación. ¿Sabes porque?
Porque papi y mami la hicieron con mucho amor para ti -Besé su
frente- Eres lo mejor que me podía haber pasado en la vida, a parte
de tu padre. Leire. Mi niña. Mi princesa.
Álvaro
no tardó poco en llegar. Como siempre, con su Iphone en mano y
haciéndonos fotos. Teníamos todo listo y yo ya estaba preparada
para cuando el doctor pasase y me diera el alta. Las horas pasaban
muy lentas.
Un
ruido en la puerta nos hizo mirarla. Esta se abrió lentamente y
entró un muchacho joven, vestido con un pijama verde y una bata
blanca con una carpeta. Se nos quedó mirando y sonrió. Nos explicó
que ya podíamos irnos, pero que yo tenía que estar en reposo como
mínimo una semana. Firmé el alta y nos fuimos. Bajamos al coche.
Coloqué la silla de Leire detrás del asiento de Álvaro y la até
bien, para que no se escapara. Álvaro ya se había sentado y
abrochado el cinturón. Rodeé el coche y me monté. Salimos del
hospital y mientras íbamos camino a casa, íbamos hablando de todo
un poco. Paramos a comer en un restaurante, ya que yo estaba muerta
de hambre y me apetecía un montón comer algo basura. Comida rica.
Nos paramos en un McDonald's, pedímos lo que queríamos comer,
Álvaro pagó y esperamos mientras nos hacían las hamburguesas. Nos
pasamos todo el mediodía allí en el Mac, hablando, comiendo y
dándole de comer a la pequeña que estaba hambrienta. Tenía a Leire
entre mis brazos, cuando un par de chicas se acercaron a nosotros.
-Hola,
perdón que interrumpamos... -Dijo una de las chicas- Pero, os hemos
estado viendo desde hace un rato, y tu cara nos suena un montón...
-Eres
tonta -Susurró la chica que tenía al lado y se acercó a su oreja.
Le susurró algo y la chica abrió los ojos y se sonrojó-
-Oh...
em... Esto... ¿Álvaro, verdad?
-Em...
Si.. -Arrugó las cejas y las miró-
-Nos...
Nos podríamos echar una foto contigo? Bueno, más bien ella, ella es
quien os seguia... em... esto... ¿Auryn? -La otra chica asintió-
Pues eso... ¿Podemos? -Álvaro se las quedó mirando y les sonrió-
-Oh,
claro.
Se
levantó y se puso entre ellas. Una de las chicas, que no había
dicho nada en todo el rato hizo la foto y luego me miró y volvió a
mirarlas. Asintió con la cabeza y las chicas agradecieron a Álvaro
por hacerse la foto y se fueron.
-Me
he sentido realmente incómodo. Hacía tiempo que no me pedían foto
-Suspiró-
-Bueno,
a lo mejor te tendrás que acostumbrar que habrá gente que te
seguirá reconociendo por la calle -Alcé los hombros-
-Si,
tienes razón... -Suspiró- ¿Ya estás de comer?
-Voy
a reventar. -Bufé- hacía taaaanto que no comía así de bien...
-Álvaro me miró y soltó una carcajada-
-Míriam,
llevas una semana en el hospital... No ha pasado tanto tiempo -Le
fulminé con la mirada-
-Come
tu la asquerosa comida del hospital... encima todo era pescado... ¿Es
que a caso me han visto como un pez globo? -Inflé los morros-
-Hija
mía -Dijo Álvaro dirigiéndose a Leire- Tu madre parece una niña
pequeña a veces... Creo que tu serás más madura que ella.
-Que
te den Álvaro. ¿Podemos irnos? Estoy cansada.
-A
sus ordenes madamme.
Nos
levantamos y Álvaro llevaba el carrito de Leire mientras yo la
llevaba en brazos a ella. Álvaro desbloqueó el coche y empezó a
guardar el carrito, mientras yo ponía a Leire en la silla. Esta se
había quedado frita. Fuimos rumbo a casa.
Todo
pasó muy rápido. Mi vida paso por delante en nada más y nada menos
que en cinco segundos. Sentimos un golpe contra el coche. Álvaro
intentando salir de él, la niña llorando y yo no es que me sintiera
con fuerzas de hacer nada. Veía borroso. Estaba desorientada. De
pronto, todo se volvió negro y creo, que caí en la inconsciencia.
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- El capítulo tres de "Mi bella traición" ya ha sido subido. Espero que os guste! :) http://areyouwannamakemyday.blogspot.com.es/2014/01/capitulo-3.html
@smileerauryn