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domingo, 22 de junio de 2014

Capitulo 12 ST




POV ÁLVARO.


Después de que ella se fuera, fui a casa y como quien dice, reflexioné sobre lo hablado. La verdad es aque ella tenía razón, no iba a tirar todos estos años a la basura. No debía y no podía. Soy un completo gilipollas.

-Siento lo de esta mañana -Me disculpé con Dani y María-
-No te preocupes, pero sabes que Marta tienes razón.
-Dani tiene razón Álvaro, debes arreglarlo. -María acarició mi mano-
-Lo sé, lo sé tanto como se que Míriam no me perdonará así de fácil.
-Ella te necesita, sabes que lo hace. -Intentó sonreír-
-No es tan fácil María, se supone que debería estar a su lado en lo bueno y en lo malo. Lo juré y mira lo que estoy haciendo. Soy una mierda. -Suspiré-
-No seas idiota Bro. Ya la cagaste una vez, no lo hagas una segunda.
-Descansa por hoy y mañana ve a su casa, intenta arreglarlo. Se que ella te perdonará, tarde o temprano lo hará.

Asentí y la abracé. Subí a la que ahora era mi habitación y me tiré encima del colchón. Lo mejor será que luche por ella, antes de que el idiota de Àlex se la lleve. Antes de que me la saque.


*



A la mañana siguiente me arreglé, pasé por la floristería que había cerca de casa de Dani y pedí que me hicieran un ramo de rojas con alguna que otra blanca.

Cuando lo tuve ya en mis manos, salí dirección mi antigua casa. Estaba nervioso y las piernas me temblaban. Me sentía tonto al sentirme así. Cuando estaba delante de la casa, respiré hondo y toqué el timbre un par de veces.

Una Míriam dormida y con el pelo revuelto abrió la puerta. Se veía tan tierna.

-¿Que haces aquí? Todavía no he firmado los papeles, si es a lo que vienes. -Se apartó de la puerta y entró hacia dentro-
-No he venido a por los papeles.
-¿Entonces? ¿Vienes a por la niña? Acaba de dormirse después de darme la lata toda la noche. -Hizo un mohín-
-Tampoco vine a eso.
-¿Entonces?
-Esto... -Suspiré y cogí aire. Sin decir nada, estiré el brazo donde llevaba el ramo hacia ella-

Abrió la boca en una pequeña “o”. Miró el ramo, me miró y volvió a mirar el ramo.

-¿E-esto es para mi? -Asentí- ¡Oh dios mío! -Se llevó las manos a la boca y cogió el ramo- Son preciosas.

Se dirigió a la cocina, cogió un jarrón de cristal, lo llenó de agua y las puso allí. La miré enternecido. ¿Como podía ser tan hermosa? Sin duda, era un capullo por no verlo.

-Yo... bueno... -Rasqué mi nuca- Quería pedirte perdón.
-¿Perdón? ¿Porqué? -Arrugó las cejas-
-Amo cuando arrugas las cejas. -Susurré mientras pasaba una mano por su ceño fruncido- Vine a pedirte perdón porque soy un cobarde de mierda. Se que prometí cuidarte en la salud y en la enfermedad, lo juré, y como una mierda que soy no soy capaz de cumplirlo. Estoy dejándote ir contra mi voluntad, no quiero perderte, no otra vez. -Acaricié su mejilla- Eres lo más bonito que la vida me ha podido dar, incluyendo a la pequeña Leire. Y no dejaré que entre nosotros se interponga el estúpido de Àlex. No pienso pasar por eso, no de nuevo. Perdoname. -Dije mientras chocaba nuestras frentes-
-Estás muy equivocado si piensas que de un día para el otro te voy a perdonar. -Suspiró- Las rosas... ha sido un detalle hermoso, pero no puedo. -Se separó- Te pedí que no me dejaras, te dije que eras el único en ese momento que estaba conmigo, el único en quien confiaba y aún así te marchaste. No sabes lo mal que lo he pasado, no sabes lo mal que me has echo sentir. Dime, ¿Como se supone que me debo de tomar, si de un día para el otro me entero que soy amnésica, que tengo un marido, que vivo con él y es el único que se ha ganado mi confianza y, aún así, termina largándose porque dice que no lo soporta más? ¿Crees que a mi me hace gracia esto? ¿O que es un juego? Porque sinceramente, estás muy equivocado. -Vi en sus ojos lágrimas- Eras el único y tu... tu... -Su voz tembló- me abandonaste, dejaste de luchar por mi. ¿Porqué?
-Soy un capullo, lo sé. Pero estoy aquí, estoy aquí para ayudarte. Pienso hacer lo imposible para que recuperes tu antigua vida, para que salgamos adelante.
-Me enviaste los papeles del divorcio -Dijo dolida-
-Rómpelos, quemalos... haz con ellos lo que quieras. Pero ahora más que nunca, estoy dispuesto a luchar por ti, haré que te enamores de mi como lo estabas, haré que vuelvas a confiar en mi. Seremos la familia que siempre soñaste. Te lo juro, mi amor.

Pude ver como esas lágrimas que se guardaba por ellas, salían poco a poco, resvalando por sus mejillas. Pasé las yemas de mis dedos secándolas y la apreté contra mi cuerpo.

-Solo te estoy pidiendo una oportunidad. Si ves que, en un tiempo, no consigues enamorarte de mi, entonces, me daré por vencido. Me retiraré y tu podrás ser feliz con quien quieras. Pero solo te pido eso, solo te pido que me des una oportunidad de enamorarte, por favor.

Míriam se me quedó mirando, mordió su labio inferior y pasó su mano por debajo de su nariz. Suspiró y se aferró en mi pecho, escondiendo la cabeza en el.

-Si te doy otra oportunidad... ¿prometes no volver a fallarme?
-Lo prometo princesa. Cuando tu digas vasta, yo me iré y te dejaré en paz.
-¿Y si se me sacan las ganas de seguir en adelante, pero quiero que sigas a mi lado? -Preguntó mientras agarraba mi camiseta entre sus puños-
-Estaré aquí contigo.
-¿Y si no recuerdo nada, pero me enamoro de ti?
-Entonces, te explicaré todas las veces que quieras nuestra historia.
-¿Y si engordo? -Ambos reímos-
-Entonces, amaré cada kilo de más que tengas. No pienso abandonarte de nuevo princesa. Estaré contigo, siempre.
-¿Lo prometes?
-Tu antigua yo, diría que prefiere más echos que palabras.
-Entonces, demuéstramelo. Demuéstrame que te quedarás contigo.
-Seguiré contigo hasta que te salgan arrugas por todos los lados y tengas el pelo blanco. Seguiré contigo hasta que utilices bastón y necesites de mi ayuda para moverte. Seguiré contigo hasta que mi corazón deje de latir.


Escuché un sollozo por su parte y, como auto reflejo, la apretujé más hacia mi pecho. Ella rodeó mis caderas y me apretó hacia ella. Juraría que, en cualquier segundo, ambos nos romperíamos a causa de la fuerza que utilizábamos.

-Te quiero princesa. Haré todo lo posible para que salgamos adelante. Dejaré de trabajar si hace falta. -Besé su coronilla- Haré todo lo imposible por ti.
-Deja de hablar tanto y demuéstramelo. Demuéstrame todo lo que estás diciendo y, solo entonces, te creeré.
-Está bien, princesa.

Besé la comisura de sus labios y la abracé una última vez.

-Será mejor que me vaya. -Susurré-
-Quedate. -Se aferró a mi-
-Princesa, tengo que hablar con Dani y María.
-No, por favor, quedate, quedate. Solo por hoy. Por favor.

Me quedé embobado mirando sus ojos. Esos pequeños ojos marrones, que brillaban con toda su intensidad.

-Está bien, me quedaré.
-¡Bien! -Empezó a dar saltitos-

No pude evitar soltar una carcajada y volver a abrazarla. La necesitaba tanto conmigo...

-Te necesito -Susurré-

Agarré sus mejillas, y no dudé ni un segundo en rozar sus labios con los míos. Ella automáticamente cerró los ojos y sonrió. La adoraba tanto. Jugué un poco con sus labios, hasta que ella me agarró por la nuca y los juntó. Se sentía tan bien besarla...

Rodeé su cadera con mis brazos y dejé mis manos en el bajo de su espalda, mientras ella enredaba sus manos en mi cuello y tiraba suavemente de mi pelo. Oh dios, estaba seguro que no podría controlarme.

Instintivamente, empecé a caminar, hasta dejar la espalda de Míriam apoyada en la pared. Ella me acercó mas hacia su cuerpo. Bajé una de mis manos hacia su culo. Al ver que, ella no reprochaba, bajé la otra. La apreté contra mi, sintiéndola cerca, sintiéndola gemir encima de mis labios. La obligué a enroscar sus piernas en mi cintura, mientras caminaba hasta el marmol de la cocina. La apoyé con delicadeza y, poco a poco, fui besando desde sus labios hasta la curva de su cuello. Allí me entetení a dejarle besos y marcándola. Ella era mía. Sola mía.

Gemía y se movía debajo mío, sacándome de mis casillas. Metió sus manos por debajo de mi camiseta, subiéndola cuidadosamente. Me separé de ella y sacó mi camiseta. La tiró al otro lado de la cocina.

-Sería mejor... que.. siguiéramos... arriba. -Susurró entre besos-

Solo me limité a sentir. Volví a agarrarla de sus nalgas y como pude, subí las escaleras, mientras me deshacía de su camiseta del pijama. Míriam desenroscó sus piernas de mis caderas y se apoyó en el suelo. Agarró mi mano y nos metió en nuestra antigua habitación. Una vez que cerró la puerta, me acorraló entre la pared y ella. Yo, no me podía quejar. Empecé a dirigirme hacia la cama, puse una mano en su baja espalda y, cuando sus piernas chocaron contra el bordillo de la cama, ya estiré con cuidado. Bajé dándole besos por la clavícula, mientras mis manos paseaban libremente por su cuerpo, hasta llegar a la cinturilla de su pantalón. Lo bajé con cuidado, mientras iba dejando besos por sus cortas y delgadas piernas. Volví a besarla y no se en que momento, ella se encontraba encima de mi.

Mis manos se encontraban apretando sus nalgas, con total libertad, mientras ella estaba inclinada encima de mi, besando y marcando mi cuello. Sus caderas se movían de arriba a bajo, provocándome. Sentía dolor, necesitaba liberarme, necesitaba sacarme los pantalones.

Por un segundo, ella me estuvo mirando. Sus manos se dirigieron hacia mi pantalón, desabrochando el cinturón y el botón. Levanté un poco las caderas para que pudiera sacarlo mejor. Una vez fuera, suspiré. Esto era otra cosa. Míriam volvió a colocarse encima de mi, frotando nuestras partes íntimas, mientras apoyaba sus manos en mi pecho.

-Como... Como sigas asi... mhhh. No podré seguir. -Dije con dificultad-

Ella mostró una sonrisa pícara y se levantó de encima mío. Sus manos fueron hasta donde estaban colocadas sus braguitas y, lenta y provocadoramente se las sacó. Quedó delante mía, completamente desnuda. Me acerqué a ella y la tiré encima de la cama, provocando que ella soltara un grito y estallara a carcajadas. Sus carcajadas eran música para mi.


Después de que soltara la carcajada, recorrí con mis manos cada centímetro de su cuerpo, mientras me encargaba de chupar y morder con delicadeza uno de sus pezones. Poco a poco, fui descendiendo, hasta llegar a su sexo. Metí uno de mis dedos en la boca y lo dirigí hacia su entrada y, lentamente lo introduje. Míriam soltó un gemido. Mientras bombeaba lentamente el dedo en su interior, con mi lengua jugaba con su clítoris. Podía sentir como ella se retorcía debajo de las sábanas. Introducí un segundo dedo, y ella, se aferró a las sábanas, arrugandolas bajo sus puños. Sus gemidos era música para mis oídos.

En un momento, noté como sus paredes se contraían, como su cuerpo se agitaba, como su cuerpo se contraía a la vez que gritaba mi nombre. Aflojó su agarre de las sábanas. Estiré la mano hasta llegar a una de las mesitas de noche que se encontraban al lado de la cama, abrí el primer cajón y saqué un condón.

-¿C-Como sabías que estaban ahí? -Preguntó con la voz entrecortada-
-Porque yo los dejé ahí -Le guiñé el ojo-

Ella se sonrojó y me sacó el condón de las manos. Lo abrió con cuidado y me miró. Bajé mis calzoncillos, hasta dejarlos reposando en el suelo. Ella, se sentó y, con delicadeza lo puso, aunque tuve que ayudarla. Besé sus labios y la estiré lentamente en el colchón. Estuvimos besándonos hasta que entré en ella. Dios, seguía tan apretada como siempre. Al principio, las embestidas eran lentas y pausadas, hasta que las hacía bruscas y rápidas. Míriam enredó sus piernas alrededor de mis caderas, para así, poder tener más acceso en ella. Sus uñas se clavaron en mi piel. Seguí embistiendo, estaba cerca, necesitaba liberarme, necesitaba sentirla conmigo, hacerla mía de nuevo.

Tras un par de embestidas más, estaba al límite. Ella besaba y mordía mi cuello, hasta que me liberé, podría haber parado, pero sabía que ella no había llegado aún. Con la poca fuerza que me quedaba, le di un par de embestidas como las últimas. Fuertes y lentas. Hasta que sentí sus paredes contraerse y se dejó ir.

Esperé un poco a salir de ella. Se sentía tan bien, la sentía mía. Al salir, ambos soltamos un suspiro. Me estiré a su lado y la apretujé contra mi cuerpo.

-No sabes, cuanto necesitaba hacerte mía. -Susurré en su oreja-

Ella solo soltó una leve carcajada y se giró, mirándome.

-¿esto será siempre así? -Preguntó-
-¿Así como, princesa? -Pregunté mientras apartaba mechones rebeldes de su pelo, hacia detrás de su oreja-
-¿Será siempre sexo?
-No siempre. Yo no solo quiero sexo de ti Míriam. Te quiero conmigo, para toda la vida. Haré que vuelvas a enamorarte de mi y, si hace falta, careceré de sexo.
-Pero... yo no quiero que carezcas de sexo. -Dijo mientras se montaba encima mío-
-¿Acabamos de acabar y ya necesitas otra ronda? -Pregunté divertido-
-Mmm, puede que aún me queden ganas de seguir. -Movió sus caderas-
-Ohhh, por dios. ¡No hagas eso!
-¿Porqué? ¿Que sucede? -Preguntó en una sonrisa burlona-
-¿Que sucede? ¿Que sucede?! Sucede que, como sigas moviéndote así, te follaré de tal manera que no podrás levantarte ni de la cama.
-Tentada estoy de probarlo -Guiñó un ojo-



Me incorporé para besarla, cuando escuchamos unos llantos. Míriam suspiró y se apartó de encima mío. Agarró sus braguitas y salió de la habitación.



@smileerauryn



 

domingo, 8 de junio de 2014

Capitulo 11 ST





Había pasado la semana volando. Marta se había ido a vivir conmigo, según ella, para así tener más tiempo libre con Àlex, pero, lo que menos me apetecía en estos momentos era descuidarme de ella. Tenía responsabilidades y no podía irme por las ramas. Álvaro venía de vez en cundo a ver a la pequeña o a llevársela. Mientras que Marta se quedaba con Abel, encerrada en casa todo el día. Según ella, no quería salir para encontrarse con... Hugo? Si, creo que se llama así.

No podía negar, que entre Àlex y yo las cosas iban viento en popa, él era super atento conmigo y siempre estaba ahí cuando me entraban los bajones y, se lo agradecía muchísimo.

Con sus amigos, todo iba bien, les cogí cariño en menos de dos días y, según Àlex, siempre le están diciendo que vaya con ellos o que les haga una pequeña visita como la última vez. Solo de pensar, en los unicornios rosas con alas azules y cuerno dorado, me entra la risa. Están como una cabra.

-Míriam, acaba de llegar un sobre para ti. – Dijo Marta mientras dejaba el sobre encima de la mesa y con una mueca –
–Es un sobre muy grande, no crees? --Imité su gesto –
–Esto no tiene buena pinta.
–Lo se.

Di un suspiro, dejé a la pequeña Leire en el moisés y fui directa a coger el sobre. En el se veían perfectamente las letras. “Acta de divorcio”. Me quedé helada, miraba el papel fijamente y de reojo, podía ver el nerviosismo de Marta.

–Que es? – Preguntó mientras jugaba con sus manos –
-Acta de divorcio. -Mi voz se quebró-
-Maldito cobarde -Susurró y se abalanzo sobre mi- Lo siento... lo siento tanto.
-No... Yo... -Me quedé callada, no sabía ni que decir-



*




Me partía el alma ver a Míriam tan mal, no podía. Tal y como me dijo que era una acta de divorcio, después de abrazarla, cogí mis cosas y me largué de esa casa. Tenía que hablar muy seriamente con Álvaro. Porque siempre acababa haciendo lo mismo? Porque siempre acababa abandonandola? A caso había estado jugando con ella hasta ahora?

No podía creerlo. Estaba completamente bloqueada. Tenía tantas cosas que decirle, tanto que reprocharle que era imposible acordarme de todo.

Álvaro se estaba quedando en casa de Dani y María, mientras que él encontraba algo, donde poder vivir, ya que, obviamente, no se iría al estudio. Toqué el timbre como una desesperada, para que abrieran la maldita puerta. Este se iba a enterar de lo que vale un peine. Como se atrebe?

La puerta por fin se abrió y se asomó un Álvaro dormido, rascándose los ojos. Le empujé con toda mi fuerza (que era poca) y entré a dentro.


-Se puede saber que coño haces? -Grité alterada- Como puedes hacerle eso? Como puedes dejarla sola? Porque vuelves a repetir el mismo error una y otra vez?
-De que me estás hablando?
-De que te estoy hablando? De que te estoy hablando? -Repetí y reí irónicamente- De esto estoy hablando -Le tiré el sobre en el pecho- Pero que clase de pesona eres tu? Dime, alguna vez la has querído de verdad?
-No sabes de lo que estás hablando.
-Oh, claro que si sé de lo que estoy hablando, cariño. -Sonreí- Cuando pasa algo grabe, siempre te alejas, la dejas sola, dejas que se enfrente todo esto sola. No sabes lo que es tenerla llorando noche tras noche, porque no recuerda una mierda, porque se siente inferior a todos nosotros por el simple echo de que no recuerda. Llora, llora por ti, porque pensaba que te tenía a su lado, porque te estaba cogiendo cariño. Mierda Álvaro! -Grité- Como puedes ser tan ciego y tan estúpido? -Llevé las manos a mi cabeza- No te mereces a Míriam, no te mereces ni siquiera ver a tu hija.
-Que está pasando aquí? -Se asomó una María tranquila- Porque tanto grito?
-Porque él -Le señalé- No tiene nada mejor que hacer, que enviarle los papeles de divorcio a Míriam, y de abandonarla de nuevo. Como puedes ser tan caradura? Enserio tu juras amarla? Porque vamos, si eso es amar, te aplaudo. -Empecé a aplaudir-
-Callate Marta. -Gruñó Álvaro-
-Que me calle? Después de todo lo que has echo quieres que me calle? -Reí- Estás muy equivocado Álvaro.
-Tu no eres nadie para decirme lo que debo de hacer.
-Bueno, para ti quizás no sea nadie, pero para ella si. Soy lo único que tiene ya que, tu, muy cobarde has huido de su lado, otra vez. Dime, cuando te vas a dar cuenta que, cuando quieras volver con ella, ella ya no estará para tí? Cuando te vas a dar cuenta que ella te necesita a su lado? Ni siquiera la amas, por el amor de dios.
-Si que la amo. La amo.
-La amas? -Reí- Enserio? Si tanto la amases no estarías aquí, estarías allí, ayudándola a recordar y esos papeles ni siquiera existirían. Ahora, dime la verdad, cada lágrima, cada sollozo, cada palabra que le dijiste cuando estaba en coma era verdad? Porque sinceramente no me lo creo.

Dani y María miraban expectantes la conversación. Álvaro tenía la cabeza agachada y se rascaba la nuca. Sabía que estaba siendo algo cruel con él, pero necesitaba abrirle los ojos.

-Intenta recuperarla Álvaro -Me di por vencida, al ver que no me contestaba- Tu no eres nada sin ella, y ella no es nada sin ti. Haz algo, antes de que sea demasiado tarde. Àlex anda revoloteando por alrededor suyo desde que sabe que no estás y, un día de estos, no me extrañaría que, te quedaras fuera de su vida para siempre.

Y tal como llegué, me fui.



*



Marta se había ido de repente, sin decir nada. Llevaba más de una hora fuera de casa. Leire estaba dormida y Abel, estaba entre mis brazos, tranquilo y mirando todo lo que tenía a su alrededor. Estaba aburrida, no daban nada por la tele, y tampoco estaba por la labor de buscar algo que mirar, ya que mis nervios se fueron con Marta. Donde podría haber ido?

Dejé a Abel en el moisés y fui hacia la cocina para hacerme un bocata, estaba muerta de hambre. Un portazo en la puerta principal se escuchó. Salí corriendo a ver que pasaba y vi a Marta, bastante enfadada.

-Donde habías ido?
-A cantarle las cuarenta al idiota. -Rodó los ojos-
-No tenías porqué hacerlo.
-Si tenía. No tiene derecho a marearte como lo está haciendo. Es mayorcito para saber lo que quiere.
-Realmente no quiero hablar del tema. Estoy hambrienta. -Miré mi queridisimo bocata-
-Tu no cambias -Soltó una risita-
-Supongo -Me encogí de hombros-
-Oh, lo siento, no quise decir....
-Esta bien -La corté- es normal.
-Como están los niños?
-Bien, Leire sigue dormida y Abel lo he dejado en el moisés. -Miré hacia el reloj- Va siendo hora de que le de el biberón a la pequeña, si no quiero que monte el berrinche del siglo.
-Será lo mejor.



*




(POV Álvaro)

-Podemos vernos? -Pregunté después de llamarla reiteradas veces-
-Para que?
-La he cagado -Suspiré-
-Que has echo?
-Necesito hablar contigo, es urgente. Podemos vernos?
-Está bien -Soltó un suspiro- en la cafetería de siempre?
-Si
-Bien, nos vemos en diez minutos.


En cuanto colgué el móvil, salí pitando de casa de Dani. Necesitaba hablar con ella, desahogarme y aclarar mis ideas. Tardé diez minutos exactos en llegar a la cafetería, entré y me senté en una de las mesas que habían en la terraza. Mi pierna no paraba de moverse, de lo nervioso que estaba. Sentí una mano en mi hombro y me giré, ella estaba allí. Me levanté y la abracé.

-La he cagado. -Susurré-
-Que ha pasado?
-Le he enviado los papeles del divorcio. -Solté sin mas-

Ella me miró, bastante enfadada.

-Pero tu eres idiota o que te pasa?
-Es solo que... no soporto más esta situación.
-Pensaba que lo habíamos dejado bastante claro Álvaro -Se cruzó de brazos-
-Lo sé, es solo que, no puedo más...
-Prefieres echar todos estos años por la borda? Es eso?
-No, sabes perfectamente que no.
-Entonces?
-Es que....
-Es que que?
-Estoy confundido -Pasé mis manos por mi pelo-
-Confundido? Confundido porqué?
-Es solo que... volví a encontrarme con Daniela, esta muy cambiada y... -Me interrumpió-
-Oh no, ni se te ocurra. -Me desafió- Ni que se te pase por la cabeza.
-Porque?
-Como que porque? Esa chica te ha echo muchísimo daño, ha jugado contigo todas las veces que le ha dado la gana y volverá a hacerlo. Álvaro, sienta la cabeza, ya no estás en la edad de vivir la vida, ya pasó. Tienes una esposa y una hija en tu casa, las cuales están solas y tu aquí, diciendome que estás confundido por la puta de Daniela. Es que realmente has perdido el juicio?
-Eso pasó hace mucho, y tu lo sabes. -La miré- Se que ha cambiado, lo noto.
-Si, como notaste la vez que ella prometió no volver a engañarte y te engañó con uno de tus mejores amigos.
-Vasta...
-No, no voy a parar. Tienes que abrir los ojos de una puñetera vez. Tienes 23 años Álvaro, tienes a una mujer a tu lado, que perdió la memoria y una niña de tan solo tres meses. Que piensas hacer? Dejar que ella cuide de la pequeña sola? Dejar que el bebé crezca sin el amor de un padre? Dejarla a ella moribunda de recuerdos? Eso es lo que quieres?.
-No.
-Entonces? -Entrecerró los ojos-

Hubo un silencio, bastante incómodo. El camarero vino junto nosotros y pedimos. Ella soltó un suspiro.

-Realmente te creía más inteligente... -No contesté- Pensaba que había quedado claro nuestro plan.
-Oh, vamos. Sabemos que no iba a funcionar.
-Hay probabilidades de que no, y sabías perfectamente que si no recuerda nada, tienes la opción de volverla a enamorar.
-Crees que realmente se volverá a enamorar de mi teniendo al idiota de Àlex al rededor suyo?
-Pffff, parece mentira que te estes infravalorando de esa manera. Donde esta mi hermano? -Se cruzó de brazos- Ella se enamoró de ti tan solo en una semana, recuerdas? Tal vez si tratas de volverla a enamorar, ella podrá recordar algo de su antigua vida contigo. Porque no piensas con la cabeza?
-Entonces con que pienso?
-Hace falta que lo diga? En estos momentos estás pensando con el pene. -Me miró- Intenta solucionarlo, por el amor de Dios Álvaro.
-Después de lo de los papeles, dudo mucho que quiera verme.
-Ve a verla.
-Y que quieres que le diga? “Hola que tal, vengo a ver como estás y a pedirte que salgas conmigo aunque haya sido un completo gilipollas y haya pedido el divorcio en menos de lo que canta un gallo”
-Sinceramente, te quiero mucho pero, eres un completo gilipollas.
-No paro de cagarla una y otra vez. -Suspiré- Que puedo hacer?
-Tu sabes perfectamente lo que quiero que hagas y lo que debes hacer. Si la quieres perder, sigue como estas ahora, poco te falta.
-Me alientas mucho. -La miré mal-
-Creo que ya te he dicho lo que debes de hacer, pero tu, sigues ignorándome. Porque no vuelves a casa? Porque no intentas reconquistarla?
-Sabes que no puedo -Suspiré-
-Sabía que eras muchas cosas, pero no un cobarde que no lucha por lo que de verdad quiere.










@smileerauryn.