Tres
meses habían pasado. Tres meses desde aquella insoportable cena.
Tres meses en los que llevaba sin ver a Álvaro. Tres meses que vivía
con las chicas en el piso.
Era
un viernes por la mañana, estaba dormida, estaba molida. Llevaba
estudiando toda la semana para los exámenes y la verdad es que
estaba agotada. La alarma sonó y rápida me levanté y me fui a
duchar, me vestí y bajé a preparar el desayuno para las chicas
mientras estas se peleaban por el baño. Tostadas y zumo. Coloqué
cuatro platos en el lugar donde se sentaban las chicas. Eunice bajó
enfadada, como cada mañana. Andrea estaba más feliz que una perdiz
ya que había hablado con Carlos la noche anterior y Marta se estaba
duchando. Empezamos a desayunar nosotras tres ya que Marta siempre
tardaba. Cuando acabamos, recogimos la mesa y fuimos a por las cosas
para ir a la Uni. Marta había bajado, ya estaba lista y con sus
cosas en la mano esperándonos. Como siempre, íbamos con prisas.
[Narra
Marta]
Habíamos
entrado ya en la Uni y cada una se separó para ir a las clases. Iba
corriendo. Siempre llegaba tarde. Iba metida en mis pensamientos
hasta que choqué. Mis libros cayeron en el suelo.
-Ostia
santa. ¿Porque no miras por donde vas? ¿A caso eres imbécil o
que?-Gruñó-
-Bueno,
perdona. Tu también podías mirar por donde vas idiota. Me has
tirado todos los libros. ¡Joder! No llego a tiempo a mi clase.
-Lo
siento -Dijo el chico y paré la vista en él-
El
chico era atractivo, moreno y muy borde. Me ayudó a recoger los
libros. Cuando ya los tenía en la mano me largué rápidamente hacia
clase ya que si no lo hacía llegaría tarde. Entré y por suerte, el
profesor no había llegado. Saludé a las chicas y me senté detrás
de Cande. Cande era una chica agradable, demasiado delgada y gritaba
demasiado cuando se ponía nerviosa, pero también es una chica muy
dulce y comprensiva. Me senté sola, como siempre hago. Prefiero que
nadie me distraiga y así poder estar atenta a las clases. Pero eso
cambió cuando el profesor entró y presentó al chico nuevo. Justo
el chico con el que me había cruzado en el pasillo. Como solo había
libre la silla que estaba a mi lado, él se sentó.
-Veo
que nos volvemos a ver.
-Si.
Por desgracia si -Gruñí-
-Yo..
Siento haberme comportado así en el pasillo. -Suspiró- Llevaba
media hora buscando la maldita clase.
-Nadie
te ha pedido explicaciones, chaval.
-Bueno,
primero de todo este chaval tiene nombre -Burló- Me llamo Hugo. ¿Y
tu preciosa? -Coqueteó-
-Mi
nombre es que como no te calles te pego una ostia que vas a salir
volando de aquí. -Gruñí-
-Vale,
vale. Ya lo capto. Solo intentaba ser simpático
-Pues
conmigo no lo intentes, porque no va a funcionar ¿Vale? Ahora
callate porqué no me estoy enterando de una mierda.
El
chico no dijo nada más durante aquellas horas infernales. Solo
deseaba que pasasen e irme a casa a dormir un poco. Estaba cansada
debido a los exámenes. Cuando por fin sonó el último timbre,
recogí todo para irme. Cuando salí por la puerta una mano me agarró
y me empotró contra la pared.
-¡Aya!
-Me quejé- ¿Que coño estas haciendo?
-¿Porque
coño eres tan borde chica? -Preguntó Hugo frunciendo las cejas-
-Pues
soy así, si no te gusta, te jodes. Ahora suéltame -Le ordené-
-¿Y
si no quiero?
-Pues
voy a gritar. -Cogí aire para gritar pero Hugo me tapó la boca y
fruncí el ceño-
-No
creo que una preciosidad como tu, sea tan borde. No pega con tu
físico
-Tal
vez no. -Gruñí- Pero me suelo comportar así con la gente que no
tiene respeto hacia las otras. Ahora, suéltame.
-Vamos
a tener que compartir mesa durante todo el año, así que yo de ti me
llevaría bien.
-¿Me
estas amenazando? -Levanté una ceja-
-No,
solo te estoy diciendo que nos queda un largo año de ser compañeros
de mesa. Solo quiero llevarme bien contigo. -Dijo acercándose a mi-
-Pues
hubieras pensado antes de llamarme imbécil ¿No crees?
-Ya
te he pedido disculpas por eso. Estaba estresado y no sabía ni lo
que decía.
-¿Me
quieres soltar ya? -Moví mi mano para que se diera cuenta de que
seguía cogiéndome- Me quiero ir de una vez a mi casa.
-Esta
bien. -Me soltó y me separé- Hasta el lunes preciosa
-Adiós
imbécil. -Gruñí-
La
verdad que este tío me saca de quicio. ¿Pero quien se cree que es
para cogerme y empotrarme contra la pared? ¿Quien se cree que es
para acercarse así a mi? Salí corriendo de clase. Las chicas
estaban afuera esperandome.
-¡Por
fin sales hija! -Dijo Andrea sonriendo- ¿Donde te has metido?
-Es
que... me quedé hablando con uno de la clase. -Suspiré- Es
realmente pesado.-
-Adiós
Marta -Dijo Hugo pasando por nuestro lado y levantando la mano, solo
me limité a sonreír-
-¿Y
este? ¿Quien es? -Dijo Míriam-
-El
chico con que me quedé hablando. Esta mañana me tiró los libros y
me insultó y por colmo después de clase me ha empotrado contra la
pared y no me dejaba irme.
-¿Que?!
-Gritaron las tres-
-Pues
no esta nada mal -Dijo Eunice-
-La
verdad es que tiene su punto -Dijo Mimi-
-Bueno,
que me da igual. Me quiero ir a casa. ¿Vamos?
-Si
por favor -Dijo Mimi- Quiero dormir.
-¿Y
tu cuando vas a hablar con Álvaro? -Preguntó Andrea-
-No
lo se -Susurró Mimi-
-¿Que
pasa amiga? -Le pregunté y nos miró-
-Hace
dos semanas que no me llama. -Suspiró-
-¿Y
porque no nos dijiste nada? Sabiendo que nosotras llamamos a los
chicos... ¿Porque no nos lo has dicho?
-Porque...
no se -Susurró y pude notar que estaba apunto de llorar-
-¡Hey!¡Hey!
No llores ¿Vale? -Dije abrazándola- si no te ha llamado por algo
será. ¿No crees?
-Yo
ya no se que creer, chicas. -Suspiró- Tengo presentimiento de que
esto no va a durar mucho mas. -Se secó las lágrimas- No se...
-Quizá
tendrás que esperar un poco más.
-¿Y
si me está poniendo los cuernos? -Susurró-
-¡Como
puedes decir eso! -Grité- Sabes que Álvaro te quiere, y mucho. No
le veo capaz de que haga nada de eso.
-Marta,
llevo tres meses sin verlo, tres meses. ¿Tu sabes lo largo y duro
que se me ha echo? Encima, desde hace dos semanas, que no me llama,
ni me envia mensajes ni nada. No lo entiendo. Carlos habla
perfectamente contigo -Le dijo a Andrea- Encuentra tiempo, te llama y
habla contigo aunque solo sean cinco minutos para preguntarte como
estas, que tal tu día y para decirte que te echa de menos. Yo ni
siquiera eso. -Intentó aguantar las lágrimas pero se le escaparon-
Yo.. Yo ya no se que pensar, no se que hacer. -Dijo cogiéndose de
los pelos-
-No
sabemos exactamente el porqué de todo esto Mimi, así que no te
asustes, ni te preocupes porque a lo mejor ha estado ocupado -Dijo
Eunice- Venga, ya verás como esto será solo un susto.
Mimi
asentía. Me mataba mucho verla así. ¿Porque el gilipollas de
Álvaro no la llamaba? ¿A caso le estaba poniendo los cuernos? No.
No creo. Álvaro no es de poner los cuernos. Tiene que haber alguna
explicación... algo. Llegamos a casa y lo primero que hizo Mimi fue
encerrarse en su habitación. No se para que sacamos el tema. Suspiré
profundamente. Cogí mi móvil y marqué el numero de Álvaro, pero
este no cogía. Llamé a Carlos, él siempre tiene el móvil encima.
-¿Hola?
-Preguntó una chica desde la otra línea-
-Hola.
-Dije cortante- ¿Esta Carlos?
-Si
-Rió- Un momento, ahora se pone.
¿Hola?
¿Que me he perdido? ¿Que hace una chica con el móvil de Carlos?
-¿Si?
-Carlos.
-Dije tajante-
-Oh,
Hola Marta, ¿Que tal estas?
-¿Quien
era esa chica y porque ha cogido ella el teléfono?
-Oh,
em... Ella es Rocío.
-Y
lo dices tan pancho. ¿Le estas poniendo los cuernos a Andrea?
-Eh,
no, no. Yo no... Quiero decir -Corrigió- Rocío es una amiga de
Blas, pero solo una amiga. Van juntos a la Universidad y como pasamos
por aquí a hacer un concierto pues le ha venido a ver.
-Mmm.
No se yo eh.
-Enserio
Marta. ¿Como crees que le pondría los cuernos a Andrea?
-No
lo se. Cosas peores he visto. ¿Que querías decir con que tu no? ¿A
caso Blas o Álvaro le están poniendo los cuernos a alguna de ellas?
-¿Eh?
No. -Dijo nervioso- ¿Para que llamabas?
-Para
que me pases con Álvaro.
-¡Oh!
Si. Ahora te lo paso. Un momento.
Pude
escuchar como Carlos llamaba a Álvaro.
-Joder,
¿Quien es tío? Para que me interrumpes.Estaba apunto de ganarles!
Se
escuchó con claridad y de repente se calló. Susurró un “mierda”
y se puso al teléfono
-¿Si?
-Oh,
veo que estas vivo -Dije con sarcasmo- Tienes a tu novia preocupada
porque hace más de dos semanas que no la llamas. Va llorando por los
rincones de la casa y tu ahí tan feliz sin llamarla. ¿Pero se puede
saber que coño te pasa?
-Joder
Marta. No me pasa nada. Solo que necesito tiempo. Solo eso.
-¿Tiempo?
¿Tiempo para que? Álvaro. -Suspiré- Tu quieres a Mimi?
-¡Claro,
claro que la quiero! ¿Como me puedes preguntar eso?
-¿Entonces?
¿Porque necesitas tiempo? -Oí como Álvaro suspiraba-
-¡Joder
Marta! La he cagado vale. La he cagado. -Noté como le temblaba la
voz-
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