Estaba
enfadada. Muy enfadada. Álvaro no paraba de dar por culo, encima me
había bajado la regla y eso no es una buena combinación en mi.
Encima no encontraba mi neceser. Álvaro y Dani nos estaban ayudando
a buscarlo, pero con tanto alboroto se acabaron marchando ¿Que día
más completo, verdad? Con tanto alboroto no me di cuenta de que mi
móvil estaba sonando.
-¿Si?
- Grité -
-Hija,
carió. ¿Porque gritas?
-Lo
siento papá, es que estoy estresada y en mi periodo. ¿Que quieres?
-Pues
hablar con mi hija un rato. Pero veo que no esta – Bromeó-
-Si
que estoy papi. - Me senté en la cama-
-Bien
-Rió- He hablado con tus abuelos y quieren que vengas este sábado.
-¿Como?¿Para
que?
-Para
conocer a Cloe y al novio de Ana
-Pfff,
papá, no quiero ir... no puedo.
-¿Porque
mi niña? ¿Que pasa?
-Álvaro
se va de gira y no quiero ir sola.. Ya sabes. -Suspiré- Y estamos
intentando buscar un piso en el centro de Madrid, pero nuestros
ahorros no llegan – Volví a suspirar-
-Hijita,
nosotros tenemos un piso en el centro de Madrid. ¿O es que no te
acuerdas? Ven el sábado, y te las doy. Si Álvaro no puede venir,
que venga Marta, me gustaría que conociera a Cloe.
-Vale
papá -Suspiré- Ya veré con quien iré, pero ahí estaré. ¿Vale?
-Vale
hijita. Cuidate. Un beso.
¿Algo
más? ¿Me podía pasar algo más? ¡Venga va que estoy en racha! Me
arrepiento de no haberme quedado en la cama... Por fin, encontré mi
neceser. Me metí en el baño y me puse el tampax y el bañador.
Mientras bajamos le expliqué a Marta lo que me contó mi padre.
-Ves
tía, no seas tonta.
-¡Tu
estas loca! - Grité – No tengo ganas de ver a la zangana esa.
Paso.
-¿Y
que dirá tu padre? ¿Que le dirás?
-No lo
se Marta. Estoy hasta los cojones de todo. Será que no hay mujeres
en el mundo que se tiene que enamorar de la nombre cursi. ¡Madre
mía! - Estaba demasiado indignada - ¡Pero que he echo yo joder! -
Grité -
-Bueno,
tranquilizate.
-No
quiero, no me voy a tranquilizar – Volví a gritar -
-Pues
cuando se te pase el enfado me hablas.
Nos
estiramos en el césped. Los chicos estaban jugando a fútbol y
Carlos había ido a buscar a Andrea y a Eunice. Poco tiempo después
sonó el timbre y Blas salió corriendo a abrir. Cuando las chicas se
sentaron, Carlos se unió a jugar, el equipo de Dani empezó a
remontar ya que Blas de tanto en tanto se quedaba embobado mirando a
Eunice y se podía escuchar a Álvaro quejándose.
-¡Hola
chicas! -Dijo Eunice tan feliz como siempre-
-¡Hola
preciosidades! -Dije incorporándome en la toalla- ¿Que tal el viaje
hasta aquí?
-Horrible
chica. ¡Que calor que hace! -Dijo Andrea mientras estiraba su toalla
y se sacaba la ropa- Hace demasiado calor.
-Demasiado
-Comentó Marta-
-¿Le
habéis dicho lo del piso y el trabajo a los chicos? -Preguntó
Andrea y ambas asentimos-
-¿Lo
del piso?
-Si. -
Reí- Es una historia larga de contar. Aunque no tan larga -Reímos-
-¿Y
tenéis el piso? - Negamos- ¿Entonces?
-El
sábado tengo que ir a Jaén, a conocer a la novia de mi padre y él
me dijo que me daba las llaves de un piso que tenemos aquí en el
centro. Así que supongo que de momento viviremos en él y después
nos compraremos uno cuándo ya tengamos dinero.
-Esta
bien para empezar -Dijo Eunice-
-La
verdad es que si -Dijo Marta-
-Eunice
cuéntanos. ¿A ti te gusta Blas verdad?
-Bueno,
lo que se dice gustarme no. -Se sonrojó- No le conozco suficiente
para que me guste pero lo que pasa es que es un chico muy atractivo.
Y es el mismo prototipo que quiero en un hombre.
-No
dejes escapar la oportunidad -Dijo Andrea- Se van de gira dentro de
poco así que poco les veremos -Suspiró-
-La
verdad que va a ser una lástima. No se que haré sin mi niño
-Comenté-
-La
verdad es que Carlos es super tierno -Sonrió al mencionarlo- He
tenido suerte.
-Mucha
-Dijo Marta-
Estuvimos
un rato riendo, hasta que Álvaro empezó a gritar. Se cagaba en
todo. Le miré y estaba tumbado en el suelo, muerto de dolor. Me
levanté y fui hacia él sin pensarlo. Le ayudé a levantarse. Pobre
Carlos. Se sentía tan culpable... Me llevé a Álvaro a la cocina.
Puse un poco de hielo en un trapo de cocina y se lo puse con cuidado.
-¡Vigila,
que me duele! -Dijo con un tono demasiado borde-
-¿Se
puede saber que te pasa? -Dije enfadada- Llevas un día... Estas
insoportable.
-Pues
te aguantas. -Le miré y arqueé una ceja-
-¿Se
puede saber que coño te pasa Álvaro? ¿Porque estas tan borde
conmigo? ¿Que te he echo?
-Nada.
Tu nunca haces nada. -Volvió a decir borde-
Me
harté de que me hablara así. Solté el trapo y me largué. Salí
afuera con las chicas y Eunice estaba jugando a fútbol con los
chicos. ¡Era realmente buena!. Me estiré en la toalla y las chicas
notaron que algo me pasaba. Como no
-¿Que
te pasa cielo? -Preguntó Andrea-
-Nada.
No es mi día. -Suspiré-
-¿Ha
pasado algo con Álvaro? -Preguntó Marta-
-Esta
insoportable desde anoche. Me acaba de contestar super borde y le he
mandado a freír espárragos.
-Esperate
a que las aguas se calmen.
Las
chicas se quedaron en silencio y Álvaro se tumbó a mi lado. Le miré
y pude ver en sus ojos, que se arrepentía, pero con eso no basta. Él
me abrazó, pero yo no hice nada, ni siquiera le hablé. Carlos fue
donde Andrea. Los dos se veían muy animados, mientras que Blas y
Eunice se dedicaban a ahogarse. David nos preguntó que queríamos
para comer y todos contestamos la misma cosa. A David eso le cabreaba
porque no sabía que cocinar. Eunice le dijo algo a la oreja a Blas y
este sonrió. Blas se sentó en la toalla de Eunice y ella apoyó su
espalda en el pecho de él. Parecían novios. ¡Que bonitos!. Al
cuarto de hora, David nos trajo la comida; ensalada con escalope. Le
ayudé a poner la mesa, mientras que los demás recogían o llevaban
otras cosas a la mesa. Nos sentamos y nos pusimos a comer. Como no
Blas y Carlos estuvieron toda la comida bromeando y nosotros riendo.
¡Que chicos! Álvaro no dejaba de mirarme, y yo evitaba su mirada.
Los chicos se percataron pero no dijeron nada al respecto. Cuándo
acabamos de comer, volví a ayudar a David, con los platos y todo.
-Deja
ya me ocupo yo. -Dije mientras le sacaba los guantes de las manos-
-Eh,
no hace falta. -Sonrió David-
-Déjalo,
lo hago yo de verdad. Necesito alejarme un poco -Suspiré-
-¿Por
Álvaro verdad? -Dijo mientras se sentaba en la mesa de la cocina y
asentí-
-No se
que le pasa. Hoy lleva un día de perros. ¿Tu sabes porqué?
-Asintió y le miré-
-No se
si puedo decírtelo Mimi.
-Dímelo
por favor David. Necesito saber que le pasa. -David suspiró-
-Lo
que le pasa es que le jodió que no se lo hubieras contado a él
primero. -Volvió a suspirar- Dice que entiende que te quieras ir,
pero no entiende y le molesta que no se lo hayas contado a él antes.
-¿Por
eso se ha enfadado? - Abrí los ojos y David asintió- Gracias por
decírmelo David -Sonreí-
David
se fue con los demás, y yo me quedé fregando los platos. Cuando
acabé vi a Álvaro plantado en la puerta de la cocina. No le dije
nada. Guardé los guantes y salí de allí, aunque sin poco éxito
porqué me agarró del brazo.
-¿Podemos
hablar por favor?
-No.
-Ahora la borde soy yo-
-Por
favor -Le miré-
-¿Para
que quieres hablar? ¿Para hablarme mal? No gracias. -Intenté
girarme pero Álvaro me seguía teniendo cogida- Haz el favor de
soltarme.
-No te
pienso soltar hasta que me escuches.
-¿Que
tengo que escuchar? ¿Que estas de ese humor porque no te conté que
nos queríamos mudar? ¿Eh? Lo contamos en la mesa porqué lo mas
justo era que os enteraseis todos por igual, no con favoritismos.
-Yo...
-Agachó la cabeza y me soltó- Siento mucho haberte hablado así de
mal. Ya se que no hubiera sido justo. Lo siento. -Le miré-
-Estas
perdonado. Pero antes de volver hablarme así, por favor, cuéntame
que te pasa ¿Vale? -Asintió-