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lunes, 22 de julio de 2013

Capitulo 6



No me quería enganchar. Pero  ya era demasiado tarde. Habían pasado dos días desde lo sucedido y hay que decir que en estos días nos hemos echo uña y carne. Es tan precioso.. todo él. Me encanta. Nunca pensé que me podía enamorar tan rápido, y menos de alguien como él. ¿Que pasará cuando nos tengamos que ir? ¡Hay Míriam! No pienses en esas cosas, vive el momento. 
Los rayos de sol empezaban a entrar por la ventana. Yo estaba despierta desde hacía un par de horas, de la calor que hacía no podía dormir. Álvaro estaba a mi lado, dormido. Parece un ángel. No me cansaba de mirarlo y me sentía afortunada por tenerle a mi lado. ¿Y quien no si es sueño de toda chica?. Es tan adorable. Encima duerme haciendo puchero. Me muerdo el labio. ¿Que hago? Voy a despertarle. 


- Buenos días dormilón.


Le bese esos labios que estaban haciendo puchero y se empezó a remover entre las sabanas, hasta que abrió los ojos y me miró. Es que me lo comía. 


- Buenos días - Bostezó - ¿Llevas mucho tiempo despierta? - Asentí - ¿Y porque no me despertaste? 
- Porqué me he entretenido mirándote - Me sonrío -
- ¿Te he dicho que eres preciosa? - Asentí - Eres preciosa.


Álvaro me abrazó y me puse encima suyo. Me había echo adicta a sus besos, a su cuerpo, a sus buenos días y buenas noches. Y seguro que estaréis pensando ¿Ha pasado algo interesante? ¿Algo fuerte? Y la verdad que desde el Domingo, cuándo Marta 'nos pilló' no ha vuelto a pasar nada, solo dormimos juntos. 


- Venga tortolitos, despertaros que hay que ir a desayunar - Dijo David desde el otro lado de la puerta - 
- Ya vamos - Gritó Álvaro - Vamos princesa - Me besó - Estoy hambriento - Reí -


La verdad es que Álvaro se parecía mucho en ese aspecto a Carlos, aunque Carlos era más glotón y más adicto al chocolate. Me levanté y me vestí. Entré al baño, como si nada, y me topé a Blas saliendo de la ducha. 


- ¡Huy! - Dije tapándome los ojos - Lo siento Blas, pensé que no había nadie.
- Esas excusas no cuelan Mimi. Dime, te atraigo, lo se. ¿Cambias a Álvaro por mi? - Dijo con un tono burlón - 
- Tu y tus bromas, un día vas a recibir - Blas carcajeo - ¿De que te ríes idiota?
- De que ya puedes mirar, tonta. Me he tapado con la toalla. 


Me destapé los ojos y si, se había tapado con la toalla. Le sonreí. ¡Que chico! Siempre estaba bromeando, un día va a recibir. Cogí el cepillo y me peine. Blas seguía en el baño y la verdad es que tenía muchas tentaciones de sacarle la toalla, para devolvérsela. ¡Y tanto que lo hice! Le saqué la toalla y me fui corriendo del baño, no podía parar de reír. Dani vino a ver que pasaba y le lancé la toalla. 


- Serás hija de puta. ¡Devuélveme la toalla! - Gritó desde el baño -
- ¡No pienso devolvértela! Así aprenderás a no meterte conmigo Blas - Reí - 


Miré a los chicos que se estaban riendo y Blas salió en calzoncillos del baño con cara de enfado. Hay  madre. Dejé de reír a medida que se iba acercando a nosotros y me fui corriendo a la habitación de Álvaro. Cerré la puerta, la cara de susto nadie me la sacaba. 


- ¿Que pasa? ¿Y esos gritos? 
- Nada. - Me tiré encima de Álvaro y le abracé - ¿Sabes que te quiero verdad? - Dije mirándole y el asintió -
- ¿Que has echo? 


La puerta se abrió y apareció Blas, estaba enfadado. 


- La próxima vez vigila a tu novia - Dijo Blas señalándome -
- ¿Mi novia? - Dijo Álvaro confuso - 
- Si, tu novia, o lo que sea. La hija de puta me ha sacado la toalla. ¡Odio que me saquen la toalla - 


Sonreí. ¿Su novia? ¡Más me gustaría! No hace falta decir que me sentí mal cuando Blas se enfadó y se enfado aún más cuando sonreí maliciosamente. Se puso de los nervios y Álvaro solo me abrazaba y me apretaba aún más contra él. 


- ¡Él se metió conmigo! - Dije para mi defensa -
- Siempre me meto con la gente - Suspiró Blas -
- ¡Pero esta vez te has pasado, creído! Yo solo te la he devuelto para expresarte cuanto me atraes - Reí -
- Como lo vuelvas a hacer agárrate a las consecuencias. ¿Te ha quedado claro? - Asentí - Bien.


Miré a Álvaro aterrorizada. ¿De que sería Blas capaz? No me gustaba pensarlo. Me senté en la cama mientras que Álvaro acababa de vestirse. Con ropa, sin ropa o en pijama era realmente sexy y me sentía afortunada por tenerle a mi lado. Salimos los siete hacia el buffete. Marta y Carlos habían congeniado muy bien. Se llevaban muy bien. Fueron todo el camino abrazados. Yo creo que aquí hay algo o ha pasado algo o va a pasar. Y la verdad que me gustaría que pasara porqué Carlos es muy bueno y pega mucho con Marta, son los dos tal para cual. Hacen muy bonita  pareja.    Al llegar al buffete, nos sentamos en la mesa. Blas y yo nos quedamos sentados mientras que los demás fueron a por su desayuno. Estábamos los dos en silencio. ¡Que incómodo! Me levanté de mi silla y me senté a su lado. Él me miró. 


- Siento haberte sacado la toalla. No sabia que te ibas a molestar tanto. Solo quería devolverte la broma - No me atrevía a mirarle a la cara, me daba vergüenza - 
- El que te tiene que pedir perdón soy yo Mimi, no quería ofenderte. Se lo que quieres a Álvaro... Bueno, me lo imagino - Sonrió - A veces no pienso lo que digo. Lo siento - Le miré -
- Entonces... ¿Todo arreglado? 


Blas sonrió y yo le abracé. La verdad es que cuando Marta me empezó a hablar de Auryn, el primero que me atrajo fue Blas, fue el único en que me fije y llegué a engancharme, pero fue algo pasajero. ¿Quien me iba a decir que los conocería? Dichoso es el destino. Cuando se lo cuente a mi padre, flipará. Los chicos llegaron con el desayuno. Álvaro me trajo el mío, que tierno. Por lo que veo los chicos también le han traído el desayuno a Blas. Comimos entre risas y más risas. La gente del comedor a veces miraba hacia nosotros, obviamente reconocieron los chicos, y alguna que otra fan se acercaba para pedirles un autógrafo y alguna que otra foto. Los chicos eran muy amables con ellas, sobre todo David, que era el primero en levantarse para saludar. Son monos, la verdad. Acabamos de desayunar y nos fuimos directo para la habitación, ellos tenían que ensayar. 


- ¿Os quedáis? - Preguntó Carlos abrazando a Marta y esta asintió - 


Entramos en su habitación y cogieron sus guitarras. Empezaron a cantar 1900, vaya voces.  Cuando acabaron de cantar esa canción tan bonita, creo que cantaron volver. Álvaro me miraba. Es más tierno... Me lo como.

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