Translate

martes, 30 de julio de 2013

Capitulo 23





[Narra Blas]





Era un día demasiado soleado. Muy agobiante esta calor. Las chicas tenían la música a todo volumen y gritaban porqué no sabían donde estaban sus cosas. Que desordenadas. Yo me encontraba afuera, jugando a fútbol con David, mientras Carlos había bajado a por Andrea y Eunice. Álvaro y Dani estaban ayudando a Marta y a Mimi, aunque creo que duraron poco en ayudarlas porque se vinieron a jugar con nosotros. 





-¿Que les pasa? - Preguntó David mientras me pasaba la pelota - 

- Pues que no encuentran el neceser de no se qué - Dijo Dani y se adueñó de la pelota - 
- Mejor dejarlas, están en el periodo - Suspiró Álvaro - 
- Te quedaste sin pinchito durante toda la semana - Bromeé y todos rieron menos él -
- Pues a mi no es que me haga mucha gracia - Volvió a suspirar - Pero bueno, hay que aguantarse - Rió -
- Y que. ¿Mimi es una tigresa en la cama? - Reí y Álvaro me dio con la pelota - 
- A ti eso no te incumbe Blas. - Se volvió a poner serio - 
- Para el carro ¿Vale? Que te pasa 




Conocíamos a Álvaro desde hacía mucho,  y si está tan serio es porque le pasa algo. ¿Pero el que? Álvaro era muy resentido para esas cosas, y casi siempre se las guardaba para él. 





- Nada. - Suspiró - 

- Estas muy serio - Dijo David - ¿Es por la gira? - Álvaro asintió - 
- Pero no es solo por eso ¿verdad? - Dijo Dani -
- No. Lo que pasa es que no quiero que se vaya de aquí. - Dijo cogiendo la pelota y dando toques -
- Pues díselo. - Le dije - 
- No me va a hacer caso. No dejara a Marta sola en el centro de la ciudad.
- ¿Pero habéis hablado? - Pregunté -
- Si. Por una parte la entiendo, entiendo que se sienta incomoda - Le miramos todos - No es lo que pensáis, a ver, no quieren abusar de nosotros, ni de nuestra hospitalidad. Eso lo puedo llegar a entender, y entiendo que no quiera dejar a Marta sola. Lo que no entiendo es porque se quieren ir de sopetón.
- Pero hay algo más... - Le dije y me crucé de brazos - ¿Que te molesta?
- Me molesta que no me lo haya contado a mi antes. Enterarme así de sopetón no es que sea muy agradable.
- Bueno, tienes que entenderla hombre. No lo ha echo con mala fe. Piensa que esta casa es muy grande y que cuando nos vayamos, las dos aquí solas se van a cagar de miedo - Reímos - A parte, ellas mismas lo dijeron, necesitan dinero para pagarse la carrera. ¿Tendrán que estudiar no crees? - Álvaro asintió - Y si se quedan aquí, no van a estudiar nada - Volvimos a reír - Así que hermano... Déjala ir, que se vaya a vivir con Marta. Tu podrás bajar a verla, si vivís en el mismo pueblo - Dijo David - 
- Ya, pero no se... - Volvió a suspirar - 
- No te ralles. Cuando estés fuera la podrás llamar - Dijo Dani - Ya buscaremos un momento entre la gira para llamarlas. 
- Ya. - Álvaro estaba tocado -
- Bueno, sigamos jugando anda. - Dije mientras le pasaba la pelota - ¿Hacemos un dos contra dos? 





Empezamos a jugar Dani con David y yo con Álvaro. Íbamos ganando, como no. Las chicas salieron y Mimi estaba enfadada. Que raro. Le hablaba un poco mal a Marta y esta no decía nada, solo se limitaba a decir 'Ya lo se'. Álvaro no hizo caso, que raro. Mimi se tumbó en el césped y no dijo nada más, ni Marta tampoco. Sonó el timbre y fui a abrir. 





- Tío, te has quemado un poco la espalda - Dijo Carlos - 

- Ya, un poco, estábamos jugando a fútbol. Hola chicas! - Las saludé -


Me quedé embobado mirando a Eunice. Llevaba una coleta, unos tejanos y una camiseta blanca metida por dentro. Era perfecta. Y esos ojos... me quedé perdidos en ellos. Era tan perfecta para.. mi. 




- Hola - Le dije sacando mi mejor sonrisa - 

- Ho.. hola - Dijo con un poco de vergüenza - 




Fuimos a la parte de atrás, y volví a ponerme a jugar con los chicos. Andrea y Eunice se estiraron con Marta y Mimi y empezaron a hablar. Como si se acabasen de conocer, se preguntaban de todo y reían. ¡Bipolares!. 





- ¡Tu tío! - Dijo Álvaro - ¿Quieres mover tu puñetero culo y marcar? 

- ¿Eh? - Me había distraído - Perdón tío, me había distraído - Chuté - 
- No hace falta que lo jures. 

Chuté, pero no marqué. Álvaro me miró con cara de perro. ¿No me podía distraer o que?. Carlos iba con Dani y David, empezaron a sacarnos la pelota y empezaron a remontar. ¡Como es eso posible! Álvaro se estaba enfadando. Les sacó la pelota y se fue corriendo hacia la otra portería, pero vino Carlos y sin querer le tiró al suelo. ¡Que patán! 




-¡Álvaro tío! - Dijo Carlos - ¿Estas bien?

- ¡Joder Carlos! - Álvaro se había echo daño en la espalda. Se quedó tumbado en el césped - ¡Me has echo mierda la espalda! 




Mími enseguida se levantó y fue hacia él. Parecía que se había calmado un poco. ¡Que chico! Mimi se lo llevó a la cocina, para ponerle un poco de hielo en la espalda y Carlos se sentía culpable. 





- Joder, yo no tengo tanta fuerza para tirar a Álvaro - Dijo con un tono de voz triste - 

- Chico, si te has abalanzado hacia él - Rió David - No pasa nada, será solo un golpe. A parte hoy esta muy raro y le mosquea todo.. 
- ¿Se ha peleado con Mimi? - Preguntó - 
- No lo sabemos. Lo único que sabemos es que han hablado sobre lo de que ella se iba... Le ha molestado que no se lo contara antes. 
- Entiendo... 




Carlos se fue a la toalla con Andrea. Eran la pareja perfecta. La pobre Eunice estaba un poco incómoda así que le dije si quería jugar con nosotros a fútbol y ella asintió. Empezamos a jugar y para mi asombro, jugaba bastante bien. Dani jugaba con ella y yo jugaba con David. 





- ¡Os estamos ganando! - Dijo Dani - 

- Os estamos dejando ganar porque esta la chica en tu equipo - Dijo David y reímos - 
- No seáis mentirosos - Dijo Eunice - Soy buena jugando al fútbol, y vosotros no. - Rió -




Dani y David empezaron a picarse, y casi eran ellos dos los que jugaban. Cuando Eunice tocaba la pelota se la sacaba. No se como pasó, pero empezamos a tontear. Cuando yo cogía la pelota ella se me echaba encima o me abrazaba para sacármela y yo la cogía como un saco de patatas o la levantaba para sacársela. Estuvimos riendo un buen rato. Hubo un momento que nos quedamos demasiado cerca uno del otro, sus labios estaban tan cerca de los míos que me daban ganas de besarlos. Aguanta Blas, aguanta. Nos quedamos mirando durante un largo tiempo y ella sonrió. No se si estaba esperando a que tomara yo la iniciativa pero no lo hice. La cogí como si fuera un saco de patatas y la tiré en la piscina. No gritó ni nada por el estilo, solo soltó una carcajada y se acercó a mi. Mi corazón latía a cien. Intentó ahogarme, pero no pudo, acabó ella ahogada. Volvió a reírse. ¿Como podía ser tan dulce? Se subió a mi espalda, enrollo los brazos en mi cuello y las piernas en mi cintura. 





- ¿Que intentas hacer? - Le pregunté -

- Ahogarte cuando menos te lo esperes - Soltó una mini carcajada -
- No vas a poder. ¿No ves que acabas siendo tu la ahogada? 
- No me pienso rendir Blas - Rió - Lo voy a conseguir. Cueste lo que cueste. 
- ¿Cueste lo que cueste? - Le pregunté y puse cara de picarón - 
- Si. 
- Entonces si te digo de que me des un beso, a cambio de que te deje ahogarme...¿Me lo das?
- Me lo pensaré - Me susurró en el oído -  
- No me susurres al oído. - Dije cerrando los ojos - 
- ¿Porqué? - Volvió a susurrarme - ¿A caso te pone nervioso? ¿A caso te excita? - Me mordió la oreja -
- Epa, epa - Dije - No vuelvas a hacerlo porque no respondo. 
- ¿Estás seguro? - Dijo al lado de mi oreja y se mordió el labio - No creo que seas capaz de hacerme algo. 
- ¿Segura? - Asintió - 




Me eché hacia atrás, ahogándola, se soltó. Cuándo volvió a la superficie me miró, un poco mal, cosa que me hizo reír. La agarré por la cintura y la acerqué a mi. Ella era mi perfección. Nos quedamos muy juntos. Ella me miraba, ella lo deseaba, lo podía notar. La miré, la deseaba, quería besarla, no aguantaba mas. 





- Eh, tortolitos ¿que queréis comer? - Preguntó David - 

- Lo que queráis hacer, a mi me da igual - Dije mirando mal a David y él lo notó y sonrió -
- ¿Y tu bonita? 
- Lo que queráis - Sonrió - 




David se fue, mire a Eunice, me sonrió. Parecía incomoda. Le dije para ir a la toalla y asintió. Álvaro estaba estirado al lado de Mimi, seguía con la cara de perro. Los dos estaban callados. Carlos y Andrea hablaban animadamente, como si nada hubiera pasado entre ellos dos. Eunice se acercó a mi oído y me volvió a susurrar en él. No me gustaba nada que me susurraran, solo cuando... ya sabéis. "Quédate conmigo en la toalla" me dijo al oído. La cogí de la mano y fuimos a mi toalla. Allí me senté y ella sentó conmigo. Apoyó su espalda en mi pecho, sonrió y me agarró las manos entrelazando sus dedos con los míos. ¿Podía ser más perfecta? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario