[Narra
Blas]
Estar
con ella, es lo mejor que me ha podido pasar en la vida. Ella, ella
es mi mundo, mi vida. No puedo dejar de pensar en ella, en su pelo,
en su sonrisa, en sus ojos, en su risa... Adoro su risa, se pone
colorada como un tomate y se tapa los ojos, como queriendo pasar
desapercibida. ¿Porque me trae tan loco? No lo se. Simplemente no lo
se. Todo en ella me vuelve loco. A veces, masoca de mi, pienso en
como sería mi vida, si no la hubiera conocido o si por alguna razón
la perdiera de un día para el otro, y, siento un enorme vacío en el
pecho al pensarlo. Llevamos apenas ocho meses y para mi, es como si
hubiera estado con ella, toda mi vida. Definitivamente es el amor de
mi vida y no quiero cambiarla por nada del mundo.
-¿Blas?
-Dijo pasándome las manos por delante de la cara- ¡Hey! -Me
zarandeo- ¿Quieres hacer el favor de escucharme? -Dijo indignada-
-¿Eh?
Lo siento amor. ¿Que decías? -Dije rascándome la cabeza- Lo siento
-Suspiré- Me he quedado en mi mundo. ¿Que me decías?
-Te
decía que, creo que ya es hora de que te presente a mi familia -Me
miro con... ¿miedo?-
-Eeeeeh,
esto... -Volví a rascarme la cabeza- Por mi vale -Dije
definitivamente- Sabes lo que opino sobre esto pero.... si es lo que
tu quieres, así será -Sonreí y le di un beso-
-Te
quiero -Susurró en mis labios-
La
abracé como si mi vida se fuera en ello. Al separarnos, dejó un
beso en mi mejilla y se fue a preparar. Apenas eran las doce de la
mañana y ella había quedado con sus padres para ir a comer a las
dos. Me estiré en el sofá y encendí la tele. Bien es cierto, que
tengo un pánico enorme en conocer a mis suegros. ¿La razón? No
caerle bien a la persona que tanto amaba mi novia, la temida suegra.
¿Que pasaría si la relación entre mi suegra y yo no es lo bastante
buena? Bien es cierto que, yo no me llevo mal con casi nadie y no me
gustaría tener que hacerlo con mi suegra.
Cuando
me di cuenta, Eunice estaba estirada conmigo en el sofá preparada.
Me desperecé y me metí en el baño, me duché y me cambié. Bajé
abajo y la vi hablando por el móvil, por lo que pude deducir,
estaba hablando con María y hablaban de las vacaciones de esta.
Conducí
hasta casa de sus padres, estaba nervioso. Tenía la mínima
esperanza de que les cayera bien, si no... podía morir en terribles
sufrimientos. Aparqué el coche, nos bajamos y Eunice tocó al
timbre. De la puerta, salió una mujer de mediana estatura, pelo
castaño oscuro, corto y rizado, unos ojos pequeñitos y marrones,
por sus gestos deducí que era su madre. Y en efectivo lo era. Ambas
se abrazaron como si no se hubieran visto en años y la madre fijó
su mirada en mi, poniendome aún más nervioso.
-Ho...Hola
-Dije con vergüenza y me rasqué la cabeza- Soy Blas, el novio de
Eunice.
-Hola
Blas! -Sonrió- Encantada de conocerte... ¡Por fin te decides a
venir! -Exclamó y soltó una carcajada- Anda, pasar dentro, la
comida está casi echa.
-¿Ha
llegado ya papá? -Dijo Eunice pasando una mirada por el comedor-
-Debe
de estar apunto de llegar -Dijo su madre entrando en la cocina- Ya
sabes que hasta las dos y diez no llega a casa -Levantó los hombros-
-Si...
viejas manías -Rió ella- Entonces... ¿Como lo lleváis? -Preguntó
con curiosidad y no entendí a lo que se refería- ¿Papá y tu ya lo
habéis arreglado?
-Sip,
está todo arreglado, ya sabes... las discusiones de pareja es lo que
tiene... -Soltó otra carcajada y me miró- Podéis sentaros, no
quiero que se os queden los pies clavados en el suelo -Eunice rió y
se sentó en una silla y yo, la imité-
La
puerta de la entrada se abrió, dejando ver a un hombre con traje.
Eunice se levantó corriendo y se tiró en sus brazos.
-¡Jorge!
-Le besó la mejilla-
-Hola
hija -Dijo besándole la frente- ¿Como estás?
-Bien
-Sonrió- Anda, ven, que te tengo que presentar a alguien -Dijo
tirandole de la mano-
-¿A
quien tienes que presentarme? ¿A tu novio? -Dijo con una cara de
sorpresa-
-Sipp,
anda ven. -Entraron por la puerta- Blas -Me llamó la atención- Te
presento a Jorge, mi padre -Sonrió- Y bueno, él es Blas, mi novio.
-Mucho
gusto de conocerle señor -Dije apretándole la mano-
-El
gusto es mío -Sonrió- Si me disculpan, voy a cambiarme, odio el
dichoso traje -Suspiró- Ahora regreso. -Se fue-
Estuvimos
hablando y riendo con la madre de Eunice, mientras ella preparaba la
cena. Su padre se sentó en el sofá, viendo la tele y básicamente,
las chicas me echaron de la cocina. “Tenemos que hablar de madre a
hija” dijeron. ¡Miedo me dan! Suspiré y fui con... ¿Jorge? Al
sofá.
-Veo
que te han excluido -Dijo echándome una mirada-
-Si..
Tenían que hablar de madre a hija -Rodé los ojos-
-Bueno,
no será para tanto ¿no? -Sonrió- ¿Cuanto llevan?
-Ocho
meses -Dije firme-
-Uou,
eso es mucho eh -Volvió a sonreír- ¿Y lo llevan bien? Digo... no
hay peleas de por medio, ni esas cosas ¿verdad?
-Ems,
no... de momento no, vamos... intentamos no discutir y hablar las
cosas calmados y de momento, nos va bien -Sonreí-
-¿La
quieres mucho verdad?
-Con
toda mi alma -Dije sincero- Ella... -Miré hacia la cocina y suspiré-
Ella es mi mundo -Miré a Jorge-
-La
verdad, es que la pequeña se hace querer mucho. Cuando la conocí,
ella apenas tenía cinco años y era una niña bastante asustada e
insegura -Suspiró- pero era tan adorable... La quise al instante que
llegó a mi vida -Sonrió-
-Espera...
¿Quieres decir que ella es... adoptada? -Me sorprendí-
-¿Que?
¿Eh? No -Dijo rascándose la cabeza- ¿Ella nunca te ha contado
nada? -Negué con la cabeza-
-Casi
no hablamos de la familia, preferímos centrarnos en nosotros y si
eso, más adelante, teníamos pensado presentarnos a los padres y ese
rollo -Suspiré-
-Entiendo
-Dijo desviando un momento la mirada a la televisión y me volvió a
mirar- Eunice no es adoptada, lo que pasa, es que su padre... bueno,
las abandonó cuando ella tenía cinco años... Yo... bueno, era un
gran amigo de la familia y siempre había estado enamorado de Mari
-Sonrió al recordarlo- Entonces, cuando las abandonó, yo me uní a
ellos y me prometí a mi mismo, que la enamoraría. Eunice desde que
empecé a salir con su madre, empezó a llamarme papá y bueno, a mi
no me molestaba. La verdad es que yo la sentía como una hija
biológica -Alzó los hombros-
-Entiendo...
-Pero
eso si... Llegando al papel de padre sobreprotector, espero que... no
le hagas daño. Ella ha tenido una infancia muy dura y la
adolescencia no es que haya sido su mejor etapa... -Suspiró- Se que
esto no ayuda a meterte miedo por si llegas a hacer algo en un
futuro, no soy de echar broncas y esas cosas. Pero me partiría el
alma verla llorar, y más verla llorar por ti... se le nota a miles
de kilómetros que te adora y te quiere... No lo desperdicies porque
es una chica que vale millones. -Sonrió y le asenti-
-¿Quien
es una chica que vale millones? -Preguntó Eunice entrando por la
puerta con la bandeja de comida-
-Ustedes
dos -Dijo Jorge sonriendo- Son lo más valioso que tengo en la vida
-Las abrazó-
-Bueno,
vamos a comer ¿si? -Dijo Mari y me miró- Seguro que debes estar
hambriento.
-Un
poco, pero es soportable -Solté una pequeña carcajada-
La
verdad, es que todo había resultado ser del revés. Los padres de
Eunice eran muy simpáticos y la verdad es que no eran tan malos como
esperaban. Pasamos la tarde con sus padres, riendo y hablando de un
montón de cosas en general. Se nos había echo tarde y decidimos
irnos.
-¿Ves
como mis padres no eran tan malos? -Dijo una vez entró en el coche-
-La
verdad es que son un amor -Sonreí-
-Pues
entonces, son como tu -Dijo y me besó-
-Te
quiero muchísimo amor, tenlo siempre presente -Se mordió el labio-
-Yo
también te quiero muchísimo amor, pero mucho, mucho, muuuuuucho.
-Mordió mi mejilla-
-Mira
que eres lela -Reí- pero aún así, te quiero mucho. -Besé su
frente-
Hola cielo!!!!!!
ResponderEliminarMe encanta, me encanta, yo quiero ser ella!!!! jajaja
Pobrecito Blas que tiene miedo de sus suegros jajjajaja
Necesito más y lo sabes, asi que sube pronto!!!
Besos, María