Capitulo 67

[Narra María]

Había pasado una semana desde que le habían dado el alta a Míriam. Una semana la cual estaba decidida por fin, a entregarle mi cuerpo a Dani. No me importaba si habían velas, si estaba decorado... Mientras fuera con él me daba exactamente igual.

Como Dani tenía una semana libre, antes de volver a empezar la gira, habíamos dicho de tomarnos unas pequeñas vacaciones. Yo acepté encantada. Decidimos irnos a un pueblecito por Cataluña. Pineda de Mar para ser exactos. Tuvimos un largo y agetreado viaje, no paraban de parar a Dani, para que se hiciera fotos o firmase autógrafos o incluso hablaban con él sobre mi y en ningún momento les dijo algo que fuera falso. Me lo comía, enserio. Al llegar al hotel, dejamos la maleta en la habitación, me senté en el balcón y me quedé mirando las vistas. Estábamos a primera línea de mar, y si te digo la verdad, bajaría ahora mismo a darme un baño, pero hace un poco de frío. ¿Cuando va a volver la calor? Dirigí la mirada hacia dentro, y vi como Dani ponía toda la ropa en el armario. Me quedé pensando en que tuve mucha suerte al encontrarle y en tenerle a mi lado. Volví a mirar a la playa, el mar estaba tan tranquilo..

-¿En que piensas? -Dijo Dani abrazándome-

-En nosotros -Sonreí-

-Así que... “me gusta, llegar y verte concentrada entre tus cosas, matar el tiempo repasando nuestra historia, no te quiero perder” -Me cantó en el oído y me levanté de la silla para abrazarle-

-No me vas a perder, nunca. -Le besé la frente-

-No quiero perderte nunca. Eres mi tesoro.

-Yo soy tuya y tu eres mio. -Sonreí como si me acabasen de dar un caramelo- ¿Que vamos a hacer hoy?

-¿quieres que vayamos a recorrernos el pueblo?

-¿Contigo? ¿Y si nos perdemos? -Le saqué la lengua-

-Aquí donde lo ves, tengo un gran sentido de la orientación. -Se señaló-

-Si, si... Seguro -Le miré- Pero parece que va a llover -Dije mientras miraba el cielo-

-Pues vamos antes de que nos pille la lluvia. ¡Vamos! -Le miré-

-Está bien, pesado. Vamos.

Dani sonrió y yo suspiré. Tenía ganas de quedarme en el hotel y estar apalancados en la cama los dos. Dani cogió la tarjeta y bajamos. Empezamos a andar por las calles, hasta que llegamos a una plaza que estaba completamente desierta y un poco alejada del pueblo. Miré a Dani y este me sonrió.

-Tranquila, no nos hemos perdido.

-¿Estas seguro? Porque yo por aquí no veo nada, esto está completamente desierto. -Le miré- ¿Que pretendes hacer conmigo? -Le miré asustada- ¿Vas a matarme? ¿O a violarme y dejarme aquí tirada? -Bromeé-

-No seas tonta -Me abrazó- Esto no está desierto -Dijo mientras me llevaba al centro de la plaza-

-¿Como que no? No hay nadie y no hay nada.

-Tu espera, unos segundos... -Dijo mientras miraba al suelo y yo le miré confundida-

Esperamos unos segundos, y unos chorros empezaron a salir del suelo, mojándonos. No pude evitar gritar, no me lo esperaba, aunque después empecé a reír como una loca. Dani me abrazaba y a veces me cogía y me empezaba a dar vueltas y paraba cuando se mareaba.

-¡Estás loco! -Le dije en la oreja-

-Sip pero... -Se separó de mi- ¡Estoy loco por ti! -Gritó-

-Shhh, callate. -Dije acercándome y tapándole la boca- ¿Estas loco?

-Ya te he dicho, estoy loco por ti -Me miró sonriendo y me mordí el labio-

-Eres un cielo -Dije mientras tocaba su pelo mojado- Pero tendríamos que irnos, si no queremos coger un resfriado.

-Sabes que nos vamos a mojar igual ¿no? -Le miré sin entender-

-¿Por?

-Porque está lloviendo -Rió-

-Es verdad -Dije mirando hacia el cielo- Pero si ya estamos mojados. Que más da! Vamos, va -Dije tirando de su mano-

-Impaciente... Que querrás hacer conmigo.. ¿Eh?

-Mmmm, quien sabe -Le miré y le hice una sonrisa pícara- Anda, no seas tonto y vayámonos que acabaremos resfriadonos.

-Bueno, si me resfrío tendré a una enfermera sexy a mi lado -Le miré y le golpeé el hombro- ¡Au! -Se quejó- Lo decía por ti tontita.

-Si, seguro...

Fuimos andando hasta el hotel abrazados, hacía frío y encima las gotas de la lluvia no ayudaban mucho. Hubo un momento, que todo el cielo se ilumino y de un acto reflejo me abracé aún más a Dani. No me gustaba nada la tormenta, odiaba los truenos. Para mi suerte, ese trueno sonó más fuerte de lo que creía, lo que hizo que apretara aún más a Dani.

-Eh, eh. Tranquila... -Dijo mientras acariciaba mi pelo- No te va a pasar nada.

-Odio la tormenta... Por favor, volvamos rápido al hotel... por favor.

Dani asintió no muy convencido, me agarró de la mano y se echó a correr. Por fin llegamos al hotel, entramos rápido al ascensor. Dani me abrazó, al estar solos en el ascensor, le besé. Ese beso fue como tantos besos que nos habíamos dado y nunca habíamos llegado a nada. Dani puso una mano en mi culo, mientras que la otra la tenía en mi nuca, haciendo que no me separase. Mientras, yo desabroché su chaqueta y metí mis manos debajo de su camisa. Las puertas del ascensor se abrieron, nos separamos para coger aire y, al no haber nadie esperando el ascensor, seguimos dándonos besos hasta llegar a la puerta. Dani como pudo la abrió, le miré con una sonrisa pícara y entré adentro. Cuando Dani entró, me abalancé sobre él, volviéndolo a besar. Esta vez, quedé yo acorralada entre la puerta y su cuerpo. Le saqué la chaqueta, a la vez que él recorría mi cuerpo con sus manos. Dejé de besarlo y fui dandole besos por toda la mejilla, dirigiéndome a su oreja.

-Hoy, ahora... Quiero que me hagas tuya. -Le miré y él asintió-

Mordí y lamí su lóbulo, haciendo que Dani me gimiera en la oreja. Bajé a su cuello e hice lo mismo que en su lóbulo. Mi chaqueta ya no estaba en mi cuerpo, igual que la camiseta de Dani. Este, puso sus manos en mi culo y di un pequeño salto, enrollando mis piernas en su cintura. Besos iban y besos venían. Dani, poco a poco fue caminando hasta la habitación, y allí me dejó con cuidado. Me miró y yo asentí. Se colocó encima mío con cuidado a no aplastarme. Mi camiseta, igual que mis pantalones ya no estaban en mi cuerpo. Me impulsé, y Dani quedó abajo mío. Empecé a darle besos por toda la cara, bajando por su cuello, pasando por su clavícula, por su tatuaje, bajé por su pecho y dirigí mis manos hacia su cinturón, desabrochandolo junto con el botón de su pantalón. Dani me cogió de la mano y me tiró bruscamente hacia él, cambiamos de posición en un abrir y cerrar de ojos. Él se encontraba en bóxers y yo ya no tenía el sujetador.

-¿Estás segura? -Preguntó Dani mientras me miraba-

-Si -Dije firme- Estoy segura -Sonreí y Dani asintió-

Dani, se puso el condón y entró poco a poco. Dios, que dolor. Agarré las sabanas lo más fuerte que pude. Poco a poco ese dolor se iba convirtiendo en placer y ya no era tan molesto, todo lo contrario. Mientras Dani se movía, tenía su cara en mi cuello, donde depositaba pequeños besos y gemía en la oreja. Y así pasamos la noche, amándonos y olvidándome de la tormenta.

Al día siguiente, me desperté sobresaltada, no notaba el cuerpo de Dani conmigo. Le busqué por la habitación pero no estaba. Me puse la primera camiseta que encontré en el armario y salí en su busca. Iba con los ojos entrecerrados y no veía mucho. Escuché el ruido de la ducha y me dirigí al baño, se estaba duchando. Suspiré al saber que estaba ahí. Entré en silencio, me saqué la camiseta y corrí la cortina poco a poco y entré. Al abrazarle por detrás el se asustó.

-Dios, María. No vuelvas a hacerme eso -Dijo mientras se giraba- Me has asustado.

-Lo siento -Noté que se me subían los colores-

-No lo sientas -Besó mi frente- Así que.. no te quedaste bien satisfecha a noche y quieres mas ¿no?

-¡Dani! -Grité y le pegué en el hombro- Eres tonto

-Tu tonto -Pasó sus brazos por mi cintura y me pegó a él- Pero me quieres.

-No, no te quiero -Hice una pausa- Te amo.

-Mira que eres mala eh! -Dijo mientras me ponía debajo del chorro de la ducha- Yo también te amo, princesa -Me besó-