-Q-Que
has dicho? -Abrió los ojos de par en par-
-Yo...
Yo no quise decir eso. Pero, es que no se lo que siento, estoy echa
de pura confusión y tu no ayudas yéndote por ahí con la primera
que se te cruza. No tengo ayuda, no recuerdo nada. Como crees que me
siento? Eh? Tu no sabes lo jodido que es estar así, no lo sabes.
-Tu
tampoco te has parado a pensar como debo estar yo. No tienes ni pizca
de idea lo que he sufrido todo ese mes el cual tu has estado en coma.
No tienes ni puñetera idea, así que no me vengas con que yo no te
entiendo porque tu a mi tampoco. No sabes todo lo que sufrí, todo lo
que sufrí cuando no podía sacarte del coche, cuando los médicos te
estaban atendiendo, cuando casi te mueres delante de mi, cuando te
inducieron al coma para poder salvarte, cuando estuve noche tras
noche velando por ti en ese maldito hospital. -Vi como las lágrimas
resbalaban por su cara- Tu no sabes lo duro que se me hace que no me
reconozcas, que no recuerdes lo nuestro. No sabes lo duro que es
escucharte decir que ya no me amas.
Ambos
nos quedamos en silencio. Sabíamos que era difícil para los dos,
pero no nos ayudábamos mutuamente. Entonces para que servía que me
hubiera ido a vivir con él?
-Álvaro...
-Intenté hablar, pero no me dejó-
-No
te acerques. -Dio un paso hacia atrás- Cena tu sola, yo no tengo
hambre.
Dicho
eso, se encerró en la habitación. Solté un largo suspiro.
Resignada, bajé a la cocina y me preparé una taza con cereales.
Sinceramente no tenía hambre.
Me
senté en el sofá y me encendí la tele. Dejé un programa de estos
culebrones y poco a poco me comí los cereales.
No
se en que momento me quedé dormida, pero noté como unos brazos me
rodeaban la cintura y me elevaban con cuidado. Perezosamente rodeé
algo con mis brazos, para no caerme, pero, estaba tan cansada que no
tenía consciencia de nada.
–
Estaba
en un coche, a mi lado conducía mi chico barbudo, iba concentrado,
mirando a la carretera y hablándome animadamente. Ambos hablábamos,
hablábamos de como sería la habitación de la niña, como sería
nuestra vida a partir de ahora.
Todo
se veía bien, estábamos ambos felices, hasta que unas luces nos
iluminaron por la parte derecha del coche. Él intentó acelerar,
pero no tuvo éxito.
El
coche se sacudió, los airbags saltaron. El llanto había empezado,
mi cuerpo dolía, dolía demasiado. Él gritaba mi nombre sin parar,
me sacudía, pero yo no estaba consciente, ya no más, ya no hay más
dolor.
–
-Míriam...
Míriam... -Me sacudió-
Me
levanté de repente, sudada y agitada. Cuando había llegado yo a mi
cama? Que hacía él aquí?
Me
sentía asustada. Mi pecho subía y bajaba y mis lágrimas empezaron
a correr por mis mejillas. Me abracé contra él. Sentía que le
necesitaba, sentía que debía tenerlo cerca, que con él estaba a
salvo, que me ayudaría y que todo estaría bien.
Él
me abrazó al instante. Intenté calmarme, pero mis lágrimas no
cesaban. Sollozo tras sollozo me pegaba más a su cuerpo. Empezó a
acariciar mi pelo, logrando tranquilizarme.
-Que
ha pasado?
-Ha...
ha sido una pesadilla, nada más. -Intenté tranquilizarme-
-Quieres
contarme? -Negué rotundamente- Segura?
-Segura
-Susurré-
-Bien.
Se
separó un poco de mi pero, instintivamente, volví a abrazarme,
pegándolo más a mi cuerpo.
-Quedate
conmigo. -Susurré- No me dejes sola por favor. -Sollocé- Quedate,
quedate.
Él
volvió a acariciar mi pelo, una y otra vez. Sin dejar de abrazarme,
se acostó y yo quedé apoyada en su pecho. Escondí mi cabeza en su
cuello, oliendo su perfume.
Me
tranquilicé al instante. Él bajó sus manos hasta mi cintura y me
atrajo a él.
-Fue
horrible -Susurré-
-No
tienes porqué hablar si no quieres. -Acarició mi pelo- Será mejor
que duermas.
-Quedate
conmigo.
-Me
quedaré aquí contigo, no te preocupes. Cuando despiertes aquí
estaré -Acarició mi mejilla-
-Está
bien.
Me
acomodé mejor en su pecho y caí rendida ante los brazos de Morfeo.
Me
desperté por culpa de una opresión al rededor de mis caderas. Llevé
mis manos hasta ellas, topándome con otras manos. Entonces, recordé
lo que pasó anoche. Se quedó conmigo.
Sonreí
como una tonta enamorada. Me giré despacio y miré como dormía. Se
le veía tan tranquilo y tan cansado...
Mordí
mi labio inferior. Llevé mi mano hacia su pelo y empecé a
acariciarlo con delicadeza. Bajé con cuidado uno de mis dedos y lo
llevé hasta su mejilla y volví a subirlo hasta el pelo.
Él
se removió y abrió poco a poco los ojos.
-Siento
si te he despertado, te veías tan tranquilo durmiendo....
-Tranquila,
estoy bien. -Sonrió-
-Siento
haberte despertado anoche. -Hice una mueca-
-Deja
de disculparte, esta bien. No iba a dejar que gritaras toda la noche,
podrías despertar a la niña.
Asentí.
Un vacío se colocó en mi pecho. No se porqué. Quizás, una parte
de mi, haya pensado que anoche vino por el grito de mi pesadilla.
Sus
manos dejaron de abrazar mi cadera. Su cuerpo ya no estaba en mi
cama. Él había abandonado la habitación sin decir nada. Porque me
sentía tan mal?
Fui
hasta la habitación de la niña, como cada mañana, la cogí entre
mis brazos y bajé a la cocina. Él ya había preparado el biberón y
me lo tendió.
*
Después
de haber dejado a la niña en la cuna, bajé a desayunar. Me sentía
mareada.
Agarré
una de las tazas que se encontraban en el armario, cuando iba
decidida a ponerle la leche, sentí un pinchazo que traspasaba toda
mi cabeza. Uno, dos, quizás tres. La taza resbaló entre mis manos,
cayendo al suelo y rompiéndose. Solté un leve quejido. Dolía
demasiado.
-Estás
bien? -Él llegó de inmediato solté la taza-
-Me
duele.... -Sollocé- Me duele muchísimo. -Llevé las manos hacia mi
cabeza-
De
un momento a otro, desvanecí.
*
-Le
hemos echo un TAC y un par de pruebas para ver que es lo que le ha
podido pasar. Lo más seguro que el dolor de cabeza solo provenga del
estrés o como tu nos has dicho, de las pesadillas que tiene cada
noche. Puede ser que ella se vea obligada a recordar su vida.
-Suspiró- cuando tengamos las pruebas hablaré contigo, pero no te
preocupes Álvaro, no será nada grabe.
-Tengo
miedo Daniela. -susurró-
-Lo
se Álvaro. -Sonrió- Veo como la miras. La debes querer muchísimo.
-Ya
sabes que si. -Bufó-
-A
mi no me mirabas igual. -Desvió su mirada- Me alegra de que esta
chica te haga feliz, te lo mereces después de todo.
-Gracias.
Supongo.
-Yo...
siento haber sido tan zorra contigo.
-No
tienes porqué disculparte.
-Si
que tengo Álvaro, te hice daño dos veces... no me lo perdonaré
nunca en la vida.
-Hace
cuanto paso eso Dani? Quizás siete u ocho años... es agua pasada.
-Lo
sé, pero igualmente el remordimiento sigue ahí. -Algo pitó- Es mi
busca. -Lo ojeó- Tengo que irme. En cuanto tenga los resultados
vengo y te digo algo. -Acarició su mejilla- Tardará en despertar un
par de horas, tranquilo.
-Está
bien. -Murmuró inseguro-
*
-Hola
preciosa. -Dijo una voz cuando me desperté- Como te encuentras?
-Á-Álvaro?
-Susurré-
-Estoy
aquí -Acarició mi pelo con suavidad, como si me fuera a romper-
Como te encuentras?
-Como
si me hubiera pasado un camión lleno de elefantes por encima -bufé-
que me ha pasado?
-Te
has desmayado. Los dolores de cabeza eran muy fuertes como para
soportarlos.
-Porque
me siento atontada?
-Te
anestesiaron nada más llegar aquí. -Acarició mi mejilla- Porque no
me dijiste que te encontrabas mal?
-Porque
no quería molestarte más de lo que te molesto. -Aparté mi cara de
su mano-
-No
me molestas Míriam.
-Se
que eso no es verdad. Si que te molesto. Soy una completa desconocida
metida en una casa desconocida, viviendo con dos personas que no
reconoce... esto es realmente una mierda.
-Tranquilizate,
vale? Tienes que darte tiempo.
-Pero
me estoy cansando. Estoy cansada de vivir una noche tras otra la
misma pesadilla. Tu me gritas, yo te grito y de repente estoy sola y
nadie me conoce... es horrible.
-Dormiré
contigo para espantar tus pesadillas. -Dijo mientras volvía a
acariciar mi pelo-
-Harías
eso por mi?
-Eso
y mucho más. -Besó mi frente- Ahora deberías dormir antes de que
tus dolores de cabeza regresen.
*
No
quiero perder al amor de mi vida por un simple capricho -Dije sin
dejar de mirarlo ni un solo segundo- ¿Porque todo es tan difícil
Álvaro? ¿Porque la vida me pone tantos obstáculos? ¿Porque no
puedo ser feliz de una vez sin ningún tipo de complicación?
*
Me
desperté con una sensación extraña en el cuerpo. Por alguna razón
me sentía nerviosa, intranquila y realmente confundida. Miré a mi
alrededor e inmediatamente reconocí que estaba en el hospital. Él
estaba tumbado en el sofá que estaba al lado de la camilla y tenía
mi mano estrujada contra la suya. La aparté sigilosamente y con
cuidado me levanté y me encerré en el baño. Lavé mi cara y mojé
mi nuca, me miré en el espejo. No había nada interesante.
Volví
a la habitación y él se había despertado.
-Buenos
días -Sonreí-
-Hola.
-Como
estas?
-Bien
-Se estiró-
-Creo
que... he recordado algo -él inmediatamente me miró-
-El
que?
-Bueno,
no se si es un recuerdo o solo ha sido un sueño, pero le he
levantado con una sensación muy extraña...
-Dime
que era, quizás pueda ayudarte.
-Estaba
en un parque y llovía, estaba sola... realmente no se porque estaba
allí, pero creo, que apareciste de la nada y estuvimos hablando y yo
te dije algo así como “no quiero perder el amor de mi vida por
un simple capricho” -Le miré- Dime que no ha sido producto de
mi imaginación.
-No,
no lo ha sido, realmente pasó Míriam. -Acarició mi mejilla-
-Entonces...
porqué me siento así?
-Así
como? -Frunció el ceño-
-Una
parte de mi necesitaba que ese sueño hubiera sido real... siento que
si que era verdad y siento algo aquí -llevé la mano a mi pecho- que
no se explicar. -miré al suelo- Que me está pasando? -llevé las
manos a mi cara-
-Estás
recordando. -Su sonrisa era preciosa- Estás recordando -medio gritó.
Me agarró por las caderas y me alzó al aire dando vueltas sobre él
mismo-
-Bajame!
-Reí- Vamos a caer.
Se
dejó caer al sofá conmigo encima. Mis pulsaciones se aceleraron
cuando quedé tan cerca de él. Nuestras frentes estaban juntas,
nuestras miradas se cruzaban. Mis manos empezaron a temblar y diría
que mi cuerpo estaba igual.
_____________________________
MI BELLA TRAICIÓN CAPITULO 9 http://areyouwannamakemyday.blogspot.com.es/2014/04/capitulo-9.html
@smileerauryn
Oooooh así sí! mejora la cosa! jajajaja me encanta!
ResponderEliminaroleh! Por fin, despues de la tormenta, llega la calma.
ResponderEliminarHay, he llorando con el principio jo, son tan cucos ;_;
Ojala Miriam recuerde de una vez y, ¿quien era la chica con quien estaba Alvaro en el restaurante? ¿la medica?
¡Siguela!
Ahhhhhhh, todo a su tiempo! jajajajaja
EliminarAww, Álvaro la sigue queriendo de todos modos :')
ResponderEliminarDe esta segunda temporada, este capítulo se ha convertido en unos de mis favoritos. ¡Está recordando!
SIGUIENTE :)