Translate

viernes, 28 de marzo de 2014

Capitulo 5 ST





La señora se levantó y vino hacia mi. Me abrazó igual que lo hizo ella.

-Hija mía, no vuelvas a darme estos sustos... Mi corazón ya está viejo y un ataque de estos, nuevamente, no lo soportaría.
-Lo siento.
-Tranquila hija. -Me acarició el pelo- Yo soy tu abuela. Abu solías llamarme. -Sonrió-
-Entiendo. Entonces -Desvié la mirada hacia el otro señor- tu eres mi abuelo?
-Así es querida. -Sonrió- Como ves no estoy para muchos trotes. Anda, ven a darle un achuchón a este viejo trasto.

Sin pensarlo dos veces le abracé. Mi corazón latía demasiado rápido y mi estado emocional se podría describir que estaba por las nubes. Tenía familia.

-¿Es que no piensas decirle nada a tu padre o que? -Preguntó el chico moreno-
-Claro. -Dudé-

Me acerqué a él y le abracé. Olía a colonia, una colonia que se me hacía demasiado familiar. Enterré mi rostro en su cuello e inspiré su olor.


-Papá, papá. -Grité- Quiero que me balancees, quiero tocar las nubes, como Heidy. -Dije mientras intentaba columpiarme- Venga papá. Empuja más fuerte -Volví a gritar-
-Te podrías caer cariño. -Dijo con una voz dulce-
-Venga papá, por favor -Hice pucherito-


-Te dije que te ibas a caer. ¿Porqué no me escuchas cuando te hablo? -Habló con cierto enfado-
-Lo siento papi -Lloré- lo siento. -Me abracé a él-
-Tranquila cariño, solo ha sido un rasguño. Perdóname por regañarte, pero no quiero que te hagas daño.
-Eres el mejor papi del mundo -Besé su mejilla- Y hueles muy bien. -Me sonrojé-


Una lágrima cayó por mi mejilla. ¿Eran ciertos esos recuerdos? Papá notó que lloraba y me separó de él.

-Se que soy feo, pero no llores. -Reí-
-No seas tonto... -Limpié mis lágrimas- Hueles muy bien -Susurré-

Papá se tensó, y me achuchó contra él, soltando un sollozo.

-Oh, mi niña... mi preciosa niña -Acarició mi pelo- Ojala pase rápido este infierno.
-Te quiero papi. -Susurré-
-Mi bebé. -Volvió a sollozar-
-Ya, no llores más. -Me separé de él- Gracias por haber venido -Sonreí-
-No des las gracias, no puedo dejarte sola, no en estas condiciones. -Besó mi frente-

Me acurruqué en el pecho de mi padre. La noche pasó volando. Todos hablábamos y mis abuelos me contaban historias de cuando era pequeña. Papá me estrechaba contra él y me susurraba muchas veces que me quería y que él haría lo posible para que recuperase todos los recuerdos que me pertenecían. Lindo ¿Verdad?

Se hizo tarde. Mis abuelos y mis padres se fueron de casa, llevándose con ellos a la pequeña perrita que teníamos. Ayudé a Álvaro a recoger todo. No volvimos a hablar desde la discusión de esta tarde. No quería verle, no quería tocarle, no quería dormir con él. Así que, cogí mi pijama y mi almohada y me fui al cuarto de invitados. Allí por lo menos estaría mejor.

No dormí en toda la noche. No podía dejar de pensar en mi padre y en lo bien que me había sentido al tenerle cerca. Sentía como mi corazón se saldría de mi pecho en cualquier momento. Estaba feliz, feliz porque sabía que tenía padres, feliz porque sentía que, a parte de él, tenía a más gente que me quería a mi lado, feliz porque sabía, que yo quería muchísimo a mi padre. Lo sabía, lo notaba.

Sentía como papá era, algo así como, mi héroe, mi ejemplo a seguir, mi amigo y confidente. Era extraño que sintiera todo eso, pero lo sentía. Sentía gran admiración hacia él. Sentía que, sin él, yo no sería nada.

Entre tanto pensamiendo, me quedé dormida en cuanto menos me lo esperé.

Me desperté el día siguiente, sudada y con la respiración accelerada. Otra vez. Otra vez había soñado con la pelea. Con aquella horrible pelea. ¿Porqué no podía soñar otra cosa? ¿Porqué tenía que soñar eso? Solo me hacía daño. Esa pesadilla me hacía mucho daño.

Me levanté y fui al baño, a lavarme la cara para despejarme. Entré en la habitación de la pequeña y la vi, estaba tranquila, moviendo sus pequeñas manos y con los ojos abiertos. La cogí con cuidado y me senté en el balancín. La pequeña movía la cabeza desesperada por comer

Bajé a la cocina y preparé su biberón con un poco de dificultad, ya que la tenía a ella en mis brazos. Cuando le acerqué el bibe, se enganchó a él desesperada. La miraba. La contemplaba. Miraba como chupaba de él y escondía su cara con su pequeña mano, como si la estuviera intimidando. Solté un grito, cuando intenté volver a ponerle el bibe, no controlé donde tenía el dedo y me mordió. A pesar de que no tuviera dientes, me dolió.

-Maldita, no muerdas tan fuerte -Susurré-

Él se asomó por la puerta, asustado.

-¿Que ha pasado?
-Nada -Respondí seca-
-No hubieras gritado si no fuera nada.
-Solo me mordió el dedo. ¿Contento? -Le miré- Ahora vete.

Él asintió y se fue. Así, sin más. ¡Quien le entiende!

Cuando la niña acabó de comer, la dejé de nuevo en la cuna. Dormida. ¡Quiero ser un maldito bebé!


*



Habían pasado dos meses. Desde esos dos meses, no he vuelto a recordar nada más. Desde esos dos meses, sueño con la misma pelea. Las cosas entre él y yo estaban frías desde la pelea. Él no paraba en casa casi nunca, vete a saber que hará. Nos hablamos lo necesario.

Desde el día que decidí dormir en el cuarto de invitados no he vuelto a dormir más en la habitación con él. ¿Para que? Si no recuerdo nada.

Àlex me llamaba un día de la semana para quedar con él. Me sentía cómoda con él. Demasiado para mi gusto ya que, a pesar de todo, tenía un respeto por él solo por el echo de que estaba casada con él.

Àlex hacía que me sintiera en las nubes. Despertaba cosas en mi. Hacía que me sintiera nerviosa cuando le iba a ver, hacía que mis manos sudasen y temblasen. Hacía que tartamudeara. Me sentía bien a su lado, me sentía segura.

Sentía que la historia se volvía a repetir. Y la verdad es que no tenía ni idea de porqué lo sentía. Pero no iba a detenerme. Me gustaba estar con Àlex. Me hacía sentir bien y segura a su lado.

Hoy, como cada día de la semana, Àlex me había llamado, me había dicho para quedar e ir a tomar algo. Como de costumbre, él no estaba en casa y yo estaba con la niña. Obviamente le dije que si, así que preparé a la pequeña, preparé su carrito y fui hasta donde había quedado con él.

Al llegar, Àlex ya estaba allí, sentado en el banco esperándome. Me acerqué a él con cuidado y tapé sus ojos.

-¿Quien soy? -Pregunté con una voz más afinada-
-Dejame pensar... la chica hermosa con la que he quedado.
-¡Has acertado! -Solté una risita-
-Por fin has llegado. -Sonrió-
-Lo siento, pero he tenido que preparar a la peque -Sonreí-
-Es preciosa -Dijo mirándola.- Es igual que tu
-Bueno, no se que decirte -Solté una pequeña carcajada-

Àlex llevaba el carrito de la pequeña, mientras que yo iba a su lado, contemplándolos con admiración. ¿Como un chico, que apenas conocía de hacía dos meses, hacía que me sintiera segura a su lado? Simplemente, era algo mágico.

Nos sentamos en la terraza de un bar. Àlex pidió por ambos y nos quedamos hablando de todo un poco. Entre risa y risa, no pude evitar fijarme en una melena morena que se me hacía bastante familiar.

La pareja de esa mesa se levantó, dejándome ver el rostro de esa persona. Sin duda, era él. Sonreía nada mas mirar a la chica. Pasó su mano por detrás del cuello y la apoyó en su hombro, acercándola a su cuerpo. Algo en mi interior despertó. Me sentía enfadada o indignada, no supe reconocerlo.

Él desvió la mirada hacia nosotros y se soltó de la chica, está le miró extrañada y miró hacia nosotros. Él le susurró algo en el oído y ambos se fueron. Sentía como si me hubieran dado una patada en el estomago. Me sentía como si hubieran pisoteado mi corazón. ¿Porqué me sentía así?

-¿Que te pasa? -Preguntó Àlex sacándome de mi burbuja-
-Eh? Nada, no me pasa nada -Intenté sonreír-

Pasamos toda la tarde riendo en esa terraza. Sinceramente pasar el rato al lado de Àlex era lo mejor que podía hacer. Cuando se hizo tarde me acompañó a casa. Como siempre, se despedía con un abrazo. Fui a darle un beso en la mejilla, cuando este giró su cara y nuestros labios se rozaron.

Noté como mis mejillas ardían. Noté como se puso colorado en menos de un segundo.

-Lo siento... -Agachó la cabeza-
-No lo sientas. -Dije sin pensar-

Àlex levantó su cabeza y con cuidado, se fue acercando a mi, hasta que nuestras frentes se juntaron.

-Sabes? Hacía mucho tiempo que no sentía tus labios. -Rozó su nariz con la mía-
-Ni siquiera se como se sienten tus labios sobre los míos -Susurré-
-Eso lo puedo arreglar cariño.

Poco a poco se acercó hasta mi. Nuestros labios chocaron. El beso era extremadamente lento. Dentro de mi, se había montado una fiesta entre las mariposas y los cohetes artificiales. Pasé mis manos al rededor de su cuello, acercándolo más a mi mientras que él rodeaba mi cintura con sus brazos, atrayéndome a su cuerpo. Me separé de él cuando necesité coger aire.

-Tal y como los recordaba -Lamió sus labios-
-Idiota -Golpeé su hombro y solté una pequeña carcajada- Tendría que entrar ya -Suspiré-
-Será lo mejor. No quiero que la pequeña se enferme.
-¿Me llamarás?
-Cuando quieras. -Dijo mientras rodeó mis caderas con sus brazos- Buenas noches Míriam.

Juntó sus labios con los míos y se marchó como alma se lleva el diablo. Me quedé embobada mirando como se iba. Porque era perfecto? Porque lo sentía así?

Entré a la casa. Dejé el carrito a un lado y cogí a la pequeña, que se había dormido después de haberle dado la toma. Subí con cuidado su habitación y la dejé en la cuna. Cuando giré para irme, solté un pequeño grito. Llevé las manos directamente a mi corazón.

-Tu eres idiota o que? -Susurré- Me has asustado.
-No pretendía asustarte. -Murmuró seco-
-Que te pasa? -Le miré-
-Nada, solo quería ver a mi hija. -Se acercó a su cuna-
-Pues ahí está. Se durmió después de que le diera la toma.
-Porque te la has llevado? -Se giró para verme-
-No iba a dejarla sola en casa -Respondí seca-
-Podrías haberme llamado.
-Para que? Últimamente estás muy ocupado, ni siquiera pasas tiempo con tu hija... Para que iba a ponerte un peso más encima? Seguro que a esa chica le molestaría.
-No le hubiera molestado.
-Paso de discutir. -Me fui del cuarto-
-Que hacías con Àlex?
-Eso a ti desde cuando te importa?
-Te recuerdo que estamos casados?
-Te recuerdo que no recuerdo nada? Estoy echa un lío. Llegas tu y me plantas una vida feliz, con una casa, un cuento de hadas, una hija... Te has parado a pensar alguna vez como me siento? No recuerdo nada. No recuerdo como te conocí, como empecé a hablar contigo, lo que hacía contigo, no recuerdo quienes son mis amigos, no recuerdo los nombres, no se quien soy. -Estallé en llanto- Porque simplemente no me dejas en paz? Me da igual que mi antigua yo hubiera estado casada contigo, me da igual lo que fuera antes. Esa Míriam ya no está. Se fue. Se murió. Porque no lo entiendes? Yo... Yo ni siquiera se si te amo.



Error. Fue un error haber dicho eso.

______________________________________

MI BELLA TRAICIÓN CAPITULO OCHO!             http://areyouwannamakemyday.blogspot.com.es/2014/03/capitulo-8.html




@smileerauryn




6 comentarios:

  1. Acabo de tener un ataque al corazon enorme, dios santo.
    Siguela.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espero que sea un mini ataque, ya verás que se pasará rápido jajajaja
      Subiré en cuanto pueda.
      Besos!

      Eliminar
  2. Joeeeeeeer pero que triste el final!!!! :''''( juuu porque??? Pobre Alvaro....

    Esta genial *-* estoy deseosa de leer más!

    ResponderEliminar
  3. ¡¡Aii, que se besaron!! Es normal porque le ha empezado a gustar. Pero ¿quién era la chica con la que estaba Álvaro?...
    Sí, ha sido un gran error decir eso :S
    SIGUIENTE :)

    ResponderEliminar