A
la mañana siguiente, desperté por culpa de los rayos de sol que me
daban en toda la cara. Me desperecé y me levanté. Tomé algo de
ropa y me metí en el baño. Me quedé inspeccionando un rato donde
estaban las cosas y como funcionaba la ducha. Cuando más o menos lo
averigüe, me metí en la ducha. Oh, mi cuerpo se relajó nada más
al notar como las gotas de agua recorrían mi cuerpo. Me tiré como
un cuarto de hora debajo de la ducha.
Al
salir, me sequé y me coloqué mi ropa interior. La puerta del baño
se abrió, dejando paso a un cuerpo que solo llevaba la ropa
interior. Solté un grito y rápidamente me giré. Podía haberme
quedado mirándolo ya que se supone que es mi marido y que ya le
había visto muchas veces así, pero había algo en mi que me hacía
sonrojar.
-Lo
siento -Dijo saliendo por la puerta-
Acabé
de vestirme, me peiné y salí del baño. Al entrar a la habitación
me encontré con que él ya estaba vestido y sentado en la cama.
Cuando se percató de mi presencia, se levantó. Se le notaba
nervioso.
-Siento
si te he incomodado. Son manías que tengo y no recordaba que tu...
ya sabes. -Suspiró- Lo siento.
-Tranquilo,
está todo bien -Sonreí- Mientras no aparezcas desnudo todo bien
-Solté una pequeña carcajada-
-Me
alegra escuchar tu risa. -Sonrió- Hacía tiempo que no la escuchaba.
-Solo pude sonrojarme- Anda, vamos a desayunar mientras la pequeña
no despierta.
Solo
limité a asentir con la cabeza y a seguirle. Bajamos hacia la
cocina. Él me pidió que me sentara en la mesa mientras preparaba el
desayuno. Quise protestar pero casi me fulmina con la mirada. Él me
hizo el desayuno; tostadas con mermelada y un zumo de naranja.
-Por
cierto -Dijo él mientras le daba un mordisco a su tostada- Los
chicos van a venir esta tarde -Le miré asustada- Tranquila, solo son
nuestros amigos. No tienes porqué sufrir.
-Pero...
¿Ellos saben que yo no...?
-Si,
tranquila que lo saben -Sonrió algo triste- Por eso quieren venir.
Quieren ver a ver si estando todos juntos puedes recuperar algo de
memoria.
-No
se yo... -Suspiré- Si hasta ahora no he recuperado la memoria, tras
mirar las miles de fotos que hay en esta casa... ¿Como se supone que
la recuperaré mirándolos a ellos? Sinceramente lo dudo.
-Por
intentar no pasa nada, princesa.
“Princesa”.
Oh, algo en mi interior se removió. Era tan tierno y tan cuqui que
me daban ganas de lanzarme a él y darle besos. Pero no, no podía.
Simplemente no podía.
Se
escucharon unos llantos. Él salió corriendo hacia la habitación de
la niña y al cabo de unos minutos bajó. Me miró y yo simplemente
asentí. Me separé un poco de la mesa y me la puso en los brazos con
mucha delicadeza. La niña se veía más tranquila.
-Es
su hora de comer. -Le miré-
-¿Puedo
darle yo de comer? -Mordí mi labio-
-Claro
-Sonrió- Ahora mismo te preparo el biberón y tu misma se lo das.
¿Puedes ir a buscarla?
Asentí
con una sonrisa. Me encaminé escaleras arriba para ir a buscarla. La
pequeña lucía un pequeño body de color blanco con ositos
amarillos. Se veía hermosa.
La
agarré con cuidado y la mecí un poco intentando calmarla.
-¿Que
pasa? -Dijo él mientras entraba en la habitación-
-Es
hermosa. -Sonreí-
Me
quedé embobada mirando como la niña chupaba del bibe. Tenía su
manita encima de este y con la otra tapaba su cara. A veces, le
tocaba la mejilla para que se despertara, ya que hacía dos o tres
tomas y se quedaba dormida. Él nos miraba, no apartaba el ojo de
nosotras y esa sonrisa... por dios.
-¿Ves?
No es tan malo. -Le sonreí-
Cuando
la niña no quiso más, él la agarró y se la puso en su pecho y le
empezó a dar pequeños colpecitos en la espalda. Se estuvo rato
largo así. Le miraba desconcertada. ¿Porque le daba golpecitos?
Cuando la niña echó el eructo, él dejó de darle en la espalda y
sonrió.
-Buena
chica, ahora, a dormir.
La
meció durante un largo rato y volvió a subir a la habitación para
dejarla en la cuna. Volvió a bajar y me miró. Mientras él la
acostaba, aproveché para limpiar la mesa y fregar los platos.
-No
tenías porqué hacerlo.
-Vuelvo
a decirte que tengo amnesia y no estoy inválida ¿vale? -Protesté-
Ya tienes bastante con la niña.
-¿La
niña? -Soltó una carcajada- Se llama Leire. L-E-I-R-E -pronunció-
-No
me acuerdo de los nombres. -Hice una mueca-
Nos
quedamos en un silencio incómodo. Suspiré y me fui a sentar en el
sofá. Me sentía extraña, como que no pertenecía en este lugar. Me
sentía como si estuviera invadiendo su privacidad.
Pasé
toda la tarde tirada en el sofá, no tenía nada que hacer y él no
me dejaba hacer nada. El timbre sonó y me levanté para ir a abrir
la puerta. Cuando la abrí, dos chicas se me tiraron encima.
-Te
hemos echado de menos. -Susurró una chica rubia-
-No
vuelvas a darnos estos sustos -Riñó la morena-
Cuando
se separaron, me quedé mirándolos. ¿Quien eran?
-Esto...
-Me quedé en silencio-
-A
veces son un poco tontas -Dijo un chico de ojos azules-
Me
los quedé mirando. ¿Quienes eran? Una de las chicas llevaba una
caja bastante grande. Me hice a un lado y les dejé pasar. Todos
tomaron asiento y en un rato él bajó.
-Oh
chicos, ya habéis llegado -Sonrió-
-Esto
es más grabe de lo que creía. -Comentó uno de los chicos rubios-
-Si
-Suspiró-
-Eso
podemos arreglarlo -Dijo la rubia agitando la caja-
-¿Eso
que es? -Él se acercó a la chica-
-Pues
una caja.
-Te
has lucido -Dijo uno de los rubios-
-¡Callate
quieres?! -Gritó la rubia-
Mientras
ellos hablaban y discutían, yo me quedaba mirándolos. Cada uno de
los chicos era muy apuesto, y por lo que pude deducir, las chicas
eran sus parejas. Pero lo que me tenía intrigada era que hacían
ahí.
-¿Recuerdas
algo? -Preguntó la morena. De pronto, todos callaron-
-Esto,
yo... -Callé y negué con la cabeza-
-Tranquila,
no pienso dejar que te quedes así -Dijo mientras mecía al niño que
llevaba en brazos-
-¿Y
como lo piensas hacer? -Levanté la ceja-
-No
se, pero algo se nos ocurrirá.
-De
momento, recurrimos a las fotos. -Dijo la otra morena-
-¿Más
fotos? -Bufé- He visto todas las fotos que hay en esta casa y
nada... ¿Porqué pensáis que ver fotos con vosotros me hará
recordar algo? -Levanté una ceja-
-Míriam...
-Dijo uno de los rubios.-
-¿Qué?
-Bufé-
-Solo
miralas ¿Vale? Puede que al verlas no recuerdes nada, pero así
sabrás lo que pasó -Dijo el moreno de ojos marrones-
-¿De
que me sirve saber lo que pasó si no recuerdo?
-Deja
de poner peros y miralas. -Dijo la chica rubia que llevaba la caja-
Rodé
los ojos. Me tendieron la caja y con mucho cuidado la abrí. Había
un montón de fotos mías con ellos. Miré y miré y miré y nada.
Nada de nada.
-Esta
fue la primera vez que fuimos de excursión con el colegio -Dijo la
morena-
-Yo
soy... -Dije señalando a la niña más pequeña de las dos-
-Así
es. -Sonrió- Eramos como hermanas -Me miró-
-Ohh.
Estuve
mirando fotos durante un largo rato, pero, al ver que no era capaz de
recordar ni siquiera una pizca de lo que me pasó, me rendí. Cerré
la caja y me levanté. Todos se callaron de repente y yo básicamente
les ignoré. Salí corriendo y me encerré en la habitación. ¿Que
se suponía que debía hacer? ¿Porque me entran ganas de llorar?
Me
lo permití. Las lágrimas empezaron a caer por mi cara, una detrás
de otra, sin pausa pero sin prisa. Me lancé a la cama y lloré.
Lloré hasta quedar dormida.
¿Que
se supone que debo de hacer? ¿Se supone que debo quedarme aquí?
¿Que tal si me voy? Nope, no puedo irme... ¿Donde iría sino?
Agggg. Odio esta situación. Me odio a mi. Odio todo.
Soñé.
Soñé que estaba con un chico, en una habitación. Era como si en
realidad hubiera sido verdad, como si hubiera sucedido.
-¿No
puedes ponerte algo encima? -Me preguntó- Me estás provocando. -Se
mordió el labio y le miré divertida-
-Mmmm,
no, iré a cenar así. ¿Que te parece?
-Pues
que estás realmente sexy pero... -Dijo mientras se acercaba a mi-
así solo puedes ir conmigo, cuando estemos los dos solos.
-¿Seguro?
-Levanté una ceja-
-Si,
no quiero que los italianinis estos se fijen en ti.
-Egoísta
-Me crucé de brazos-
-No
lo soy, pero lo que es mío, es mio. -Dijo mientras me acercaba a su
cuerpo y solté una pequeña carcajada-
-Me
tengo que vestir. -Dije separándome de él- Si no, vamos a llegar
tarde.
-Bueno,
no pasa nada entonces. -Sonrió- Nos podemos quedar aquí y disfrutar
el uno del otro.
-No
seas bobo ¿Quieres?
–
-Tendría
que estar prohibido que una mujer como tu se pusiera eso. -Dijo
aseñalándome- Vas demasiado sexy. -Dijo acercándose-
-¿Si?
Tampoco es para tanto bobo. -Enrollé mis brazos en su cuello-
-Tu
eres sexy de por si. Da igual lo que te pongas. -Me besó-
–
-Oh,
venga. ¿Te has enfadado? -Dije mientras le sacaba el carmín-
-No.
-Si
-No.
-Volvió a gruñir-
-Si.
-Que
no.
-Te
quiero. -Me miró-
-Eso
no se vale.
-¿Porque?
-Sonreí-
-Porque
yo te quiero aún más. -Me besó-
–
Desperté
del sueño. ¿Que se supone que era eso?
Me
levanté con una sensación extraña en el cuerpo. El dolor de cabeza
estaba presente.
Me
puse en pie y bajé al salón. Mi corazón latía rápido. ¿Con
quien se supone que he soñado?
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NUEVO CAPITULO DE MI BELLA TRAICIÓN http://areyouwannamakemyday.blogspot.com.es/2014/03/capitulo-7.html
@SmileerAuryn
wiiiiiiiii se acuerda de cosas!! JAJAJA esta genial!!
ResponderEliminarTodos juntos con ella que no recuerda nada le ha sido muy incómodo.
ResponderEliminarEsta novela es totalmente diferente, me encanta. Sigue así.
SIGUIENTE :)