Me
desperté por culpa del sol, que me daba de pleno en la cara. Me
sentía débil, desorientada y no recordaba nada. Absolutamente nada.
Abrí los ojos con pereza ya que me pesaban mucho. ¿Que se supone
que había pasado?
Miré
hacia mis manos, en una de ellas había una aguja pinchada. Me llevé
las manos a la nariz, algo realmente molesto estaba allí, dándome
aire.
La
habitación era blanca, completamente blanca y muy triste. Me
encontraba sola y como ya he dicho, desorientada. La puerta se abrió
y pasó un chico, seguido de una chica vestida de verde con una bata.
Les miré extraño. ¿Quienes eran? ¿Que hacían aquí?
-Bien
Míriam, vamos a hacerte unas pruebas -Dijo la chica-
-P-Perdone
p-pero.. -Dije con dificultad- ¿Donde estoy?
-En
el hospital, te lo dijimos ayer. -Contestó la chica-
-E-en
el hospital? Porqué? -Le miré con temor- Y-yo estoy b-bien...
s-solo... solo me duele muchísimo la cabeza. -Llevé una de mis
manos a la cabeza-
-¿Recuerdas
algo? -Preguntó con calma-
-N-no.
-¿Sabes
quien soy? -Preguntó el chico-
-¿M-mi
doctor? -Dije con temor-
Hubo
silencio. Un silencio bastante incómodo. ¿Porqué me daba la
sensación de que eso ya lo había dicho? O por lo menos, de que
había vivido una situación parecida?
El
chico se pasó las manos por la cara y las llevó hasta su pelo.
Soltó un suspiro y se sentó a un lado de la cama. Se me quedó
mirando fijamente.
-Soy
tu marido.
Me
quedé mirándolo con miedo. ¿Mi qué?
Intentó
tocarme el brazo, pero lo aparté rápido. El miedo invadía mi
cuerpo. Él se puso pálido y se levantó de la cama y salió de la
habitación con la mujer de la bata detrás.
-Tranquilizate
Álvaro -Le agarró del brazo-
-¿Como
no se puede acordar de mi? Se supone que ayer despertó, se supone
que debería saber quien soy.
-Álvaro,
los golpes en la cabeza son muy serios, no son nada comparados con
los golpes que te das en una pierna o en un brazo. -Dijo seria-
-Dijiste
que todo iba bien.
-Es
lo que te acabo de decir Álvaro. Un golpe en la cabeza es algo
serio, y más su golpe. A veces según como el tejido presione contra
el cráneo puede provocar cierta discapacidad.
-¿Cierta
discapacidad? Ella no se acuerda de mi, no se acuerda de nadie.
-Aunque
esté despierta la inflamación puede provocar confusión, pérdida
de memoria y cambios de humor muy constantes.
-¿Que?!
-Gritó y se pasó las manos por el pelo-
-Eso
es normal.
-Nada
de esto es normal.
*
No
se en que momento me quedé dormida. Ya no tenía el aparato molesto
en mi nariz y tampoco tenía la aguja puesta en mi mano. Que alivio.
Me
levanté con dificultad, necesitaba estirar las piernas, andar un
poco. Salí de la habitación y fui hasta la sala de espera. Allí
encontré al chico de antes, sentado en una silla y con las manos en
la cabeza, escondiéndola. Con cuidado me senté a su lado y le toqué
el hombro un par de veces, hasta que levantó la cabeza.
-¿Que
haces aquí?
-No
lo se -Alcé los hombros- ¿No crees que deberías ir a descansar?
-Arrugué las cejas-
-No
lo creo. -Agarró una bolsa y me la tendió- Te he traído algo de
ropa. -Murmuró-
-Gracias
-Sonreí- Em... Tengo hambre. Te apetece si... hum.. ¿Bajamos a
comer? -Mis mejillas se sonrojaron-
-Vale.
-Sonrió-
Bajamos
hasta la cafetería del hospital y pedimos cada uno un bocata
acompañado de un café y un agua. Nos sentamos a comer y ambos
estabamos callados, hasta que decidí romper el hielo.
-¿Puedo
preguntarte algo?
-Claro.
-Dejó de comer y me miró- ¿Que quieres saber?
-Estoy
casada contigo. ¿Cierto?
-Si.
-Bien.
-Me callé- ¿A que me dedicaba?
-Acababas
de acabar la carrera.
-¿Cual?
-Magisterio
infantil.
-Guay.
¿Trabajaba?
-Nope.
-Entiendo.
-Miré hacia mi bocata- ¿Soy alérgica a algo?
-Nope.
-¿T-tengo
familia? -Levanté la vista hacia él-
-Sip.
Tus padres, tus abuelos, tu hija y yo.
-¿Tengo
una hija? -Me tensé. ¿Como no podía recordar que tenía una hija?-
-Sip.
-Ella
es...?
-Sip,
es nuestra.
En
ese momento, sentí que me sacaba un enorme peso de encima. ¿Como
podía ser que no recordaba nada?
-Me
puedes contar como... como nos conocimos?
-Em...
creo que no sería bueno forzar tu memoria Míriam.
-Por
favor -Le puse un puchero-
-Esta
bien -Bufó- Nos conocimos en el aeropuerto de Malloca.
-¿En
Mallorca?
-Sip,
tu estabas de vacaciones, habías acabado bachillerato y ibas con
Marta a celebrarlo. Nosotros nos chocamos en el aeropuerto, y después
nos vimos en el hotel y teníamos la habitación una a la otra. Por
un momento pensé que eras una acosadora -Soltó una carcajada-
-¿Y
eso porqué? -Arrugué el ceño-
-Pues,
porque nosotros teníamos un grupo de música bastante famoso y no
era normal que me encontrara a alguien tan seguido. Tu sabías quien
era, pero en cambio no gritaste, ni te pusiste nerviosa, ni nada. Me
llamaste la atención. -Sonrió y bajó la mirada-
-¿Cuantos
años tengo?
-Veintidós.
-Y...
Y tu?
-Veinticinco.
-¿Como
se llama la niña?
-Leire.
-Bonito
nombre. -Sonreí-
-Lo
escogiste tu.
-¿De
veras?
-Sip.
Nos
quedamos en un silencio. Algo incómodo para mi gusto. No sabía
donde mirar, no sabía que hacer. Él agarró mi mano y la apretó
con fuerza y le miré.
-No
te sientas mal. ¿Vale? Prometo que haré que recuerdes.
-No
prometas algo que no sabes si podrás cumplir -Suspiré- ¿Que pasa
si la antigua yo no regresa? ¿Que pasa si mi nueva yo no logra
volver a sentir lo mismo? ¿Eso implicaría que tendríamos que pedir
el divorcio o algo parecido? -Hice una mueca-
-Poco
a poco volverás. Tengo fe en ti.
Sonreí.
Sus palabras me dieron confianza. Acabamos de comer y subimos a la
habitación. Estaba realmente cansada y me empezaba a doler la
cabeza. Él me ayudó a subirme a la cama y en menos que canta un
gallo me quedé dormida.
La
siesta duró poco. Cuando desperté, él estaba allí con un pequeño
bebé en brazos. Respiré profundo y con mucha fuerza de voluntad
abrí los ojos.
-Lo
siento -Susurró-
-Tranquilo.
Me
incorporé y me senté, mirándolo.
-Ella
es..
-Leire
-Sonrió- ¿Quieres cogerla?
Por
un momento, me entró el pánico. ¿Como se supone que voy a coger a
un bebé? Y si le hago daño, y si se me cae? Creo que él entendió
mi temor, sonrió y con mucho cuidado puso a la pequeña en mis
brazos. Me indicó con mucho cuidado como debía cogerla.
Era
preciosa. Tenía un tono rubio, sus ojitos estaban cerrados y sus
manos no paraban de abrirse y cerrarse despacio. Me quedé
encandilada mirándola. Era divina, por no decir preciosa.
-Es
hermosa.
-Todo
el mundo dice que se parece a ti -Sonrió- ¿Puedo hacer unas
llamadas? Tus padres están preocupados, necesitan saber que estás
despierta.
-Oh,
claro pero.. ¿Me tengo que quedar con ella? -El pánico me invadió-
-Sabrás
hacerlo -Besó mi frente- Ahora mismo regreso.
Él
salió por la puerta y yo miré a la pequeña. Esta, empezó a hacer
unas muecas y empezó a llorar. El pánico se apoderó de mi otra
vez. Por instinto, empecé a mecerla y le tatareé una canción,
esta, pareció calmarse.
- “Ya pasó la tempestad, tienes la oportunidad de olvidar aquello que nos hizo amar”
Cuando
quise dame cuenta, él estaba apoyado en el marco de la puerta,
aplaudiendo.
-Hacía
tiempo que no te escuchaba cantar. -Sonrió-
-¿Cantaba?
-En
realidad, era más como un hobby. ¿Sabes que esa canción era
nuestra?
-¿Enserio?
-Abrí los ojos-
-Si,
fue una de las que tocamos cuando nos presentamos a Eurovisión.
-¿Euro
que?
-Nada.
-Soltó una risita- te ves tan tierna con Leire en brazos.. -Mordió
su labio inferior-
-Esto...
-Me quedé mirándolo. No me acordaba de su nombre-
-Álvaro.
-Dijo él mientras se acercaba-
-Si,
eso, em... ¿Cuanto tiene la niña?
-Un
mes.
-¿Un
mes?
-Sip.
-¿Cuanto
llevo en coma?
-Un
mes. -Arrugué las cejas-
-¿Como
es eso posible? -Él suspiró-
-Cuando
te dieron el alta, fuimos a comer y bueno, un camión chocó contra
nosotros. Yo solo salí con heridas y la niña estaba ilesa ya que
iba en mi parte pero el camión chocó contra tu lado y te diste un
fuerte golpe en la cabeza, a parte de todos lo moratones y los
rasguños que tienes por todo tu cuerpo. -Hizo una mueca-
-No
te culpes. -Fue lo primero que dije- Quiero decir, seguro que no fue
tu culpa, no te culpes porque yo esté así. Confío en las palabras
que me has dicho antes. Tengo fe de que la antigua yo regresará y
sabrá hacerte feliz. Y de verdad, de verdad lo lamento, lamento
haberte echo sufrir durante todo este mes, y lamento hacerte sufrir
durante todo lo que quede hasta que me recupere. No podría imaginar
el infierno que es todo esto para ti.
-Tranquila
-Acarició mi mejilla- Tu padre y tus abuelos vendrán en el próximo
avión, quieren verte y tu madre vendrá cuando pueda. La pequeña
Lis no para de preguntar por ti ¿sabes?
-¿Quien
es Lis?
-Tu
hermana pequeña. Debe de tener ya aproximadamente seis o siete
añitos. No recuerdo bien.
-Oh.
No
fui capaz de decir nada más. Leire comenzó a llorar y él la agarró
en brazos y sacó un pequeño biberón de él. Lo agitó un poco y
con cuidado se lo puso en la boca. La niña lo recibió sin ningún
problema y empezó a chupar por la tetina. Con sus pequeñas manitas,
se iba tapando la cara o iba tocando el biberón.
Simplemente
me quedé maravillada ante esa criatura.
@SmileerAuryn
Dios que perfección es precioso no e comentado antes porque no e podido pero me encant de verdad sigue siguiente yaaaa (este es la cuenta de mi padre )me llamo Ana y soy de granada besos
ResponderEliminarOins, precioso capítulo. ¿Se puede perder la memoria de nuevo? No lo sabía oye...
ResponderEliminarSeguro que la antigua ella volverá.
SIGUIENTE :)