POV ÁLVARO
Para
cuando subió, ella se encontraba con mi camisa y con la niña en
brazos, dándole el biberón.
-Esta
niña come más de lo que habla -Suspiró- Esta noche no ha aguantado
nada, se ha comido como cuatro bibes y aún seguía teniendo hambre.
-¿Quieres
que le de yo? -Pregunté, ella asintió-
Al
sacarle el biberón de la boca de la niña, comenzó a llorar
desesperadamente. La puse entre mis brazos, con delicadeza y tomé el
biberón, poniéndolo en su boca.
-Tienes
que dejar que la leche llene toda la tetilla y que no haga burbuja.
Las burbujas son malas para ella, le llena el estómago y después
no para con el hipo.
Asentí
levemente y me fijé en darle bien el bibe. La pequeña Leire, miraba
hacia todos los lados, mientras succionaba de la tetilla. Ella había
heredado mis ojos, sin duda. Ese clásico verde que, solo las
personas especiales teníamos. Aunque, nariz y boca era igual que su
madre. Sin duda, al día de mañana, tendría que apartar a todos los
críos babosos que se acercasen a ella.
-¿En
que piensas? -Dijo sacándome de mis pensamientos-
-¿Eh?
No... em, es solo que... es preciosa. -Dije mientras observaba a mi
comilona hija-
-Si
-Suspiró- Temo a que sea una rompecorazones. -Dijo mientras se
sentaba en la cama y apoyaba su cabeza en mi hombro-
-Para
eso estaré yo, para cuidar que eso no pase.
-Tampoco
hay que ser tan estrictos.
-¿Que
no? Por favor, has visto que ha heredado mis ojos? Eso hará que un
montón de chicos se fijen en ella, a parte de que, es igualita que
su madre. Y su madre, es un bellezón, así que, creo que optaré por
encerrarla en una torre a mil metros de altura y nosotros nos
encargaremos de darle clases.
-¿Eres
tonto? -Dijo, mientras me daba una colleja- La niña hará lo que le
de la gana, y listo. A parte, ya habrá tiempo para castigarla,
ahora, solo hay que observar como crece y admirarla.
-Niña,
¿a quien saliste tan comilona? -Dije una vez que se acabó el
biberón-
Subí
a la pequeña Leire a mi hombro y, con cuidado, le daba palmas en la
espalda, hasta que eructo. Ambos nos estiramos en la cama y dejamos a
la niña entre medio de nosotras.
-¿No
sería mejor traer la cuna a esta habitación, así la niña dormiría
con nosotros?
-¿Y
que nos escuche cuando a ti te entren ganas de... ya sabes, hacer
eso? -Subió las cejas- Ni de coña. Está bien en su cuarto.
-Pero
puede sentirse sola
-Pero
podemos traumarla y no quiero que le tenga pánico al sexo porque sus
padres lo hacían con ella en la habitación.
-Bueno,
solo era una idea -Hice puchero- No hace falta que me comas.
-Y
no te como. -Acarició mi mejilla- Es solo que es una idea
disparatada, tal vez, más adelante podríamos replantearlo.
-Quizás.
-Por
cierto... ¿Marta donde está?
-Ems,
pues salió ayer por la noche con Hugo y el bebé. Creo que habían
quedado para hablar como harán para turnarse a la niña o algo así.
-Ojalá
se arreglen. Lo que menos necesita un bebé es que sus padres estén
separados.
-Si...
Ambos
nos quedamos callados, mirando a la pequeña que no paraba de mover
los brazos y las piernas con euforia. Míriam de vez en cuando le
tocaba la barbilla y la pequeña sonreía. Definitivamente, era la
niña de mis ojos. Las amaba. A las dos.
**
El
día había pasado volando. A la hora de comer, decidí que era mejor
irme. Al despedirme, besé sus labios lentamente, disfrutando del
beso. Ella sonrió y besó mi mejilla antes de cerrar la puerta.
Habíamos acordado que, mientras intentaba enamorarla seguiría
viviendo en casa de Dani y María, pero que podía ir cuando quisiera
a verlas, incluso me permitía pasar algunas noches con ella.
-¿Se
puede? -Preguntaron desde el otro lado de la puerta-
-Claro,
pasa.
Una
cabellera marrón entró en la habitación. Me senté en la cama,
dejándole espacio para que se sentara.
-¿Como
ha ido?
-Bien.
-Sonreí-
-¿Si?
-Ajam.
-Afirmé-
-No
seas así, explícame.
-Está
bien -Bufé- Cuando salí de aquí, fui a comprar un ramo de rosas,
llegué allí, hablamos, pasaron cosas y volvimos a hablar. -Alcé
los hombros-
-¿En
que habéis quedado?
-En
que, intentaré conquistarla y hacer lo posible para que recupere la
memoria. Si en un largo tiempo, ella no siente nada y es capaz de
recordar o no, la dejaré tranquila. Todo depende de ella.
-Sabes
que si no logras hacerlo, sufrirás. ¿Verdad?
-Si,
lo sé. -Suspiré- ¿Pero que quieres que haga? Tan solo ha pasado
una semana desde que me fui y me siento como el mayor capullo de la
historia. No quiero que las cosas se vuelvan a repetir. No quiero
perderla y después pensar que podría estar a su lado si no hubiera
sido tan gilipollas. -Suspiré- No voy a dejar de luchar por ella.
Haré todo lo posible para que vuelva a enamorarse de mi. -Dije
convencido-
-¿Y
que piensas hacer?
-Supongo
que lo típico. -Alcé los hombros- Ya sabes, llevarla a cenar, salir
juntos a tomar un café, ir al cine... no sé.
-¿Cuando
piensas empezar?
-¿Sinceramente?
No lo se. No se ni lo que voy a hacer. -Pasé mis dedos entre mi
pelo, tirando levemente de él-
-¿Necesitas
ayuda? -Arqueó una ceja-
-¿Que
podrías ofrecerme?
-Mmm,
no sé, quizás una cena romántica y después la llevas a la
playa...
-María,
en Madrid no hay playa. -Solté una carcajada-
-Cierto...
-Se sonrojó- Pues no sé, lo típico, llevala al cine y después
vais a cenar. Sorprédela. Sabes lo mucho que le gustaba que la
sorprendieras.
-Cierto,
pero no tengo ideas.
-¡Ya
sé! -Gritó-
-¿Que
pasa por tu cabeza loca?
-¿Que
te parece una cena, arriba en la terraza, a la luz de la luna y unas
cuantas velas?
Abracé
a María. Era una de las mejores ideas que había tenido hasta ahora.
-¡Eso
es genial! Dios, no sabes cuanto te adoro.
-Lo
sé. -Guiñó el ojo-
Se
levantó sin decir nada y salió de la habitación. Yo me quedé
pensando. ¿Que podría hacer para cenar? Tenía que sorprenderla.
¿Como haría que ella se sintiera a gusto a mi lado?
La
puerta volvió a abrirse.
-¿Que
haces aquí?
-Mira
que eres pesado. ¿Como piensas subir arriba? Ni siquiera tienes la
llave del tejado, idiota.
-Cierto.
-Anda,
toma -Me lanzó la llave- Sabes que, allí arriba nadie sube...
tendrás que limpiarlo.
-Lo
sé -Suspiré- Será mejor que me ponga manos a la obra. -Me levanté
y me estiré, haciendo crujir mi espalda.
-¿A
estas horas?
-Sip
-Pero
está anocheciendo Álvaro.
-No
pasa nada, hay que aprovechar las noches de verano -Le guiñé el
ojo-
Me
dirigí hacia la cocina, cogí un saco de basura, la escoba y el
recogedor. Subí las escaleras lo más rápido que pude, abrí la
puerta y la cerré, metiendo las llaves en uno de mis bolsillos del
tejano. Dejé las cosas en el suelo y encendí una de las luces que
habían. Iluminaban super poco, pero algo haría.
Empecé
a barrer toda la mierda que se encontraba acumulada. Normal que nadie
subiera aquí arriba. ¡Estaba lleno de mierda! Literalmente. Todos
los cartones y pinzas que habían por el suelo las tiré al saco.
Nunca había visto tanto polvo y tanta tierra juntos en mi vida.
Me
rendí. Había echo mucho por hoy. Cogí el saco, junto la escoba y
el recogedor. Bajé al piso de Dani y María y dejé, en la puerta,
los utensilios. Después, bajé a la calle y tiré la bolsa en el
contenedor. Mañana sería un día muy largo de limpieza.
**
El
despertador sonaba. Me levanté de un salto. Me vestí y fui a la
cocina a desayunar algo. Hoy sin duda, sería un día muy largo.
Después
de desayunar, volví a coger la escoba y el recogedor, junto con el
cubo y la fregona. Subí arriba. Acabé de barrer lo que faltaba.
Llené el cubo de agua, con el grifo podrido que había allí. Por un
momento, pensé que no saldría el agua o que saldría sucia, pero
no, sin ningún problemas salió.
Como
buena ama de casa, dejé todo el patio impecable, la mierda había
desaparecido y el suelo se veía muchísimo más limpio que
anteriormente. Deberían pagarme por eso. ¡Lo que tengo que hacer
para tener a Míriam a mi lado!
Tendría
que llamarla y decirle que me reserve un día.
-¿Hola?
-Dijeron al lado de la otra línia.
-Hola
princesa.
-¿Álvaro
eres tu?
-Ajam.
-Oh,
hola -Soltó una pequeña carcajada-
-¿Como
estás?
-Bien
-Se rió- Estoy aquí con la pequeña, deberías verla. ¡Me acaba de
sonreír! -Mordí mi labio al escucharla con tanta emoción. ¿Porque
es tan linda?-
-Lo
que me estoy perdiendo -Suspiré-
-Dah,
sabes que puedes venir aquí cuando quieras.
-Lo
sé.
-En
fin, ¿para que llamabas?
-Oh,
si, cierto. Llamaba para decirte, si mañana tenías la noche libre.
-¿Mañana?
Es viernes, ¿no?
-Sip
-Mmm,
si, no tengo planes, de momento. ¿Porqué?
-Porque
quería invitarte a cenar.
-¿A
cenar? ¿Me estás pidiendo una cita? -Seguro que tendría una de sus
cejas levantadas-
-Podría
ser.
-Entonces,
si es una cita si. -Rió por lo bajo- ¿Debo de ir muy arreglada?
-Para
nada, solo debes ponerte guapa.
-¿Más
de lo que soy o es que me acabas de llamar fea?
-Más
de lo que eres princesa. -Sonreí-
Mañana te paso a recoger a las 9. ¿Te va bien?
-Perfecto,
pero... ¿con quien dejo a la niña? Marta no está. -Suspiró-
-Por
ella no te preocupes. ¿Esta bien? Os paso a recoger a las 9 y
dejamos a la pequeña en buenas manos.
-Perfecto.
-Entonces,
hasta mañana.
-Si,
hasta mañana.
Colgué.
Tenía una sonrisa de bobo que no podía aguantármela. Me hacía tan
feliz poder hablar con ella.
@smileerauryn
Siento haber desaparecido así sin más, sin leer ni comentar los capítulos. Pero ya he llegado hasta el último capítulo subido, comentando desde donde me quedé hasta esté. Míralo, que no te miento jajaja.
ResponderEliminarLo que tiene que hacer para volver ha enamorarla. Es que todo un caballero mi Álvaro :3 Esto se está convirtiendo como un amor entre adolescentes.
Tu novela va cada vez a mejor. Es distinta a otras novelas y eso es lo principal en una novela. Me encanta :)
SIGUIENTE :)
dios me encanta tu novela no tengo palabras
ResponderEliminarSIGUELAAA:)
sigue subiendo :)
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